El negocio de la bicicleta en Colombia escala a pedalazos
Las millonarias ganancias que dejan las carreras impulsadas por Egan Bernal y Rigoberto Urán, la venta de experiencias y las importaciones dan cuenta de un mercado en pleno crecimiento
Cuando terminó el Gran Fondo de Ciclismo de Bogotá, el pasado 17 de noviembre, Egan Bernal, su organizador y ganador del Tour de Francia en 2019, fue prudente al hablar de una segunda edición. “No depende tanto de nosotros, sino de la capital. Si les gustó, lo seguiremos haciendo”, dijo en entrevista con el canal City Tv. Pero agregó: “Yo solo pondría una condición, que venga mucha más gente”. Superar la asistencia de 5.500 ciclistas no solo es un reto, sino también un buen negocio en un país con una histórica tradición alrededor de la bicicleta. Cada inscripción a la carrera valía más de 400.000 pesos colombianos (unos 100 dólares), por lo que una matemática rápida señala que recaudó más de 2.000 millones de pesos (cerca 450.000 dólares).
La Alcaldía hizo sus propias cuentas sobre el primer gran fondo de la capital. La Secretaría de Desarrollo Económico calcula un impacto económico de 4.600 millones de pesos (más de un millón de dólares) por cuenta de lo que gastaron los competidores, de los que el 15% llegaron de otros lugares de Colombia, y otros 5% de otros países, más los aficionados y acompañantes. Eso sí, el Distrito hizo un contrato por más de 820 millones de pesos (unos 180.000 dólares) con la Federación Colombiana de Ciclismo para apoyar los gastos de logística, atención en salud y señalización. A cambio, según el contrato, obtendría “la promoción de la imagen del IDRD y de la Alcaldía Mayor de Bogotá a nivel mundial y nacional”.
Esta fotografía económica de una competencia que duró poco más de media mañana permite hacerse una idea del dinero que se puede mover alrededor de la bicicleta en Colombia. Si bien no hay un gremio, entidad o centro de pensamiento que estime cuánto genera anualmente el negocio en el país, otras señales indican un crecimiento acelerado.
Una son las ventas de bicicletas. Cada año se venden alrededor de 700.000 en un país de 50 millones de habitantes, explica Jorge Villegas, director de mercadeo de HA Bicicletas, la mayor importadora de Colombia. Aunque hay una producción nacional con marcas como GW, la mayoría de las ventas son las ciclas importadas, pues en promedio llegan unas 450.000 al año. Una caída a solo 283.000 en 2023 es explicada, según los expertos, por unas ventas extraordinarias tras la pandemia seguidas por un choque que dejó altos inventarios. Salvo este fenómeno, que se vive en todo el mundo, el ciclismo pinta una escalada. “El ecosistema crece y se convierte en un deporte para aficionados gracias a lo que han hecho los ciclistas colombianos en las grandes carreras del mundo. Además, la llegada de los grandes fondos y la posibilidad de explorar ciertas zonas del país son impulsos para el ciclismo de ruta y de montaña”, asegura Villegas a este diario.
Y es que aparte de la venta de bicicletas, accesorios y uniformes, crece la venta de experiencias, en la que los aficionados sienten que corren como los grandes del ciclismo colombiano. Eso lo han entendido los propios escarabajos que, de la mano de empresarios, han abierto tiendas o han impulsado carreras, como los llamados grandes fondos. El paisa Rigoberto Urán, que se retiró este año del ciclismo profesional, creó en 2014 Go Rigo Go que, una década después, cuenta con ocho marcas. “Todas las marcas se crean bajo una pregunta: ¿qué necesita un ciclista? Comenzamos con ropa, seguimos con café, pasamos a los hoteles donde los ciclistas pudieran dejar a sus familias e ir a descansar tras las salidas. Esta empresa cambia cada dos meses”, cuenta Andrés Cadavid, coordinador de marketing de Go Rigo Go.
La firma ya ha organizado ocho grandes fondos, carreras de entre 75 y 180 kilómetros con escaladas y descensos. El más reciente, el Giro de Rigo del 3 de noviembre en Medellín, no solo fue la despedida oficial de Urán sino que convocó 10.500 personas –de las cuales 2.800 eran extranjeras– que pagaron, al menos, un millón de pesos (220 dólares) por participar. “El evento dejó un derrame económico de 18 millones de dólares para la ciudad”, agrega Juan Felipe Martínez, director de Mercadeo [1].
El boyacense Nairo Quintana, ganador del Giro de Italia y la Vuelta a España, lanzó la Tienda Nairo en 2021 y también organiza un gran fondo anual. El zipaquireño Egan Bernal mostró su faceta empresarial este año con Cycla, una comunidad de 60.000 ciclistas. “Más que una tienda, es un vehículo de mercadeo para que las marcas puedan conectar con los consumidores”, explica Camilo Reina, su director ejecutivo. Tras convocar varias rodadas en Bogotá, en las que unas 300 personas escalaron el alto de Patios con el ciclista del Ineos, Cycla se lanzó en agosto a producir su primer gran fondo.
Para Jorge Villegas, que lleva años en el negocio con las mejores marcas de bicicletas, el boom de los grandes fondos ha permitido posicionar al ciclismo de ruta como un deporte. “Había eventos de montaña para aficionados, los de ruta estaban más destinados al ciclismo profesional. Los fondos empezaron a atraer a más personas y hoy tenemos prácticamente uno al mes, en distintas zonas del país”, detalla. Las carreras se suelen acompañar con ferias comerciales, inversiones de los participantes en sus bicicletas y traslados con familias y amigos. Tan exitoso ha sido el modelo que ya es de exportación. Por ejemplo, la Agencia de Cooperación e Inversión de Medellín tiene la Ruta Medellín-Miami, Go Rigo Go ha organizado competencias en Costa Rica y Ecuador y GW ha impulsado eventos en Guatemala. “Los productos colombianos relacionados con ciclismo están cada vez mejor vistos en el mundo, porque se valora lo que aquí sabemos de este deporte”, remata Villegas.