Petro ordena una operación militar en el Cauca y asegura que esta no afectará la seguridad en la COP16

La ‘Operación Perseo’ llevó más de 1.400 militares y una delegación de Gobierno al municipio caucano. Las disidencias guerrilleras amenazaron a la cumbre ambiental que arrancará en una semana en Cali

El presidente Gustavo Petro da una alocución presidencial el 8 de octubre de 2024.Margarita Valdivieso (Presidencia Colombia)

El Ejército colombiano lanzó en la madrugada de este sábado una operación para retomar el control de El Plateado, un pueblo ubicado en el convulso departamento del Cauca, el principal bastión de una facción del Estado Mayor Central (EMC) llamado el frente Carlos Patiño. “Inicia la recuperación de El Plateado”, escribió en X el presidente Gustavo Petro, quien envió a una comitiva del Gobierno para dialogar con la comunidad sobre la denominada ‘Operación Perseo’. El EMC respondió con un ataque con drones y la amenaza de quebrar la seguridad durante la Cumbre de Biodiversidad (Cop16), que tendrá lugar en Cali la próxima semana y acogerá a líderes de todo el mundo. “Ante la guerra con que se responde a nuestra muestra de voluntad de paz por COP16, invitamos a los delegados de la comunidad nacional e internacional a abstenerse de asistir a este evento”, se lee en la cuenta de X del grupo, ya suspendida por la red.

Este operativo del Gobierno fue recibido por las disidencias con explosivos y ataques con drones que dejaron heridos a varios uniformados y, al menos, a 17 civiles, entre ellos varios líderes sociales del territorio. Ante esta ofensiva, Petro ordenó atacar a esa facción del EMC y a no obedecer a las coacciones del grupo armado ilegal. “Al bombardear población civil nos obliga, por el principio de proporcionalidad, a bombardear sus fuerzas”, anunció en X. Mientras, el Ejército ha pedido a los más de 8.000 vecinos que “no tengan miedo” y que “permanezcan dentro de sus viviendas”. “Es importante que tengan en cuenta que estos bandidos no escatiman en atacar a población civil de manera indiscriminada”, anunciaron en redes. “La seguridad de la COP16 está garantizada”, respondió el presidente ante la amenaza.

La defensora del pueblo, Iris Marín, pidió respetar el derecho internacional e instó a Petro a no esperar de la población que confronte a las disidencias: “Solicito al presidente de la República abstenerse de pedir a la población civil que adopte posición alguna frente a los grupos armados que operan en esa región del departamento, pues puede incrementar el riesgo de dicha población”. En la zona son varios los grupos armados ilegales que operan como el frente de Carlos Patiño, quien abandonó las negociaciones con las Farc de paz antes del Acuerdo de paz, y la Segunda Marquetalia, que lo hizo después de la firma. Ambos han provocado una sangría de población civil y han generado un ‘Estado’ paralelo en el que la principal fuente económica son los cultivos ilícitos. Históricamente, la presencia del Estado ha sido muy reducida.

Según el Ministerio de Defensa, la ‘Operación Perseo’ tiene el fin de “rescatar a su población del accionar criminal de estructuras residuales”. Como parte de este operativo, 1.400 uniformados, aeronaves, vehículos blindados y artillería pesada ingresaron a la zona. Además, a las 10 de la mañana del domingo llegó al territorio una comitiva del Gobierno para dialogar con las comunidades, quienes se muestran escépticas y atemorizadas.

Entre la comitiva de Petro, asistieron escoltados por decenas de militares y con chalecos antibalas y cascos, el ministro de Defensa, Iván Velásquez; la ministra de Ambiente, Susana Muhammad; el ministro de Minas y Energía, Andrés Camacho; el ministro de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, Mauricio Lizcano; el de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, y la ministra de Agricultura, Martha Carvajalino. También acudió la directora del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República (Dapre), Laura Sarabia, mano derecha del presidente. Petro aún no se ha personado, pero aseguró que lo haría “para, con todos los habitantes del (Cañón de) Micay, trazar el plan de inversiones inmediato”. La delegación ha ofrecido también recompensa por la captura o información clave de los cabecillas de los grupos armados, por los que ofrecen entre 47 y 200 millones de pesos. De acuerdo con información de EFE, el Ejército ha logrado detener a dos supuestos miembros de Carlos Patiño, así como incautado “fusiles, municiones y artefactos explosivos” y varios disidentes han muerto en esta operación.

Velásquez pidió desde El Plateado confianza a los vecinos y aseguró que será un “gran proyecto de transformación del territorio”: “Esperamos con los ministros, los directores, los funcionarios del Gobierno, hablar con la comunidad. Darles confianza, además, en lo que va a significar un gran proyecto de transformación en el territorio, tal como ha sido la instrucción que recibimos del presidente Gustavo Petro”. El ministro recordó que desde hace por lo menos seis años, el Estado no hacía presencia en el lugar y aseguró que ahora el Gobierno tendrá una “presencia permanente” en el territorio.

Pero este anuncio ha sido un suspiro de alivio para muy pocos de la comunidad. Un grupo de líderes del Cañón de Micay pidieron la retirada del Ejército por “poner en riesgo a la población civil (...), los líderes sociales y las guardias campesinas”. “Si ha de haber presencia del Gobierno, que sea con inversiones sociales para vías y procesos productivos y no con balas y bombas (...). No descansaremos hasta que la fuerza pública abandone nuestro territorio”, aseguró uno de ellos este sábado.

La población de El Plateado ha sido un territorio en disputa entre los grupos armados que buscan desde hace décadas apoderarse del control del territorio, valiosísimo tanto por su lugar estratégico en las rutas del narco -principalmente cocaína y marihuana- como por el propio cultivo de coca. Por esa razón, sus habitantes se han acostumbrado a la constante zozobra y la violencia en sus veredas.

El frente de Carlos Patiño ha sido uno de los mayores obstáculos al proyecto de paz total de Petro. El EMC era uno de los protagonistas de los diálogos con el Gobierno pero, en abril, el frente se levantó de la mesa de negociación, argumentando una “falta de garantías” por parte del Gobierno colombiano para dejar las armas. A este, se le sumaron otros grupos de zonas del sur del país, que también abandonaron los diálogos de paz. Sin embargo, otros frentes del EMC iniciaron una nueva ronda de negociaciones con el Gobierno el 11 de octubre, un día antes de la entrada del Ejército a El Plateado.


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