Petro mide en las calles la lealtad de los suyos al agitar el fantasma del golpe de Estado

El pacto de izquierdas convoca una manifestación para respaldar al presidente en su denuncia de un motín, una amenaza que incluso dentro del Gobierno consideran exagerada

Gustavo Petro, presidente de Colombia, durante una manifestación a favor de sus reformas, en la Plaza Bolívar de Bogotá, Colombia, el 19 de septiembre de 2024.Fernando Vergara (AP)

Petro regresa este viernes a uno de los escenarios en los que se encuentra más cómodo: la oratoria en el balcón, el púlpito, la plaza pública. Aunque en persona es retraído, en un discurso ante miles de personas se transforma en un orador sólido y de recursos. Esta vez hablará después de unas marchas a las que ha convocado a su gente en respuesta a lo que él considera un golpe de Estado. Algunos en su entorno, según fuentes consultadas, consideran que el Consejo Nacional Electoral (CNE) se extralimita al abrir una investigación por excederse en los gastos de su campaña de 2022, pero no llegan tan lejos y no creen que se estén socavando los cimientos de la democracia. Petro, en cambio, se ha instalado en esa narrativa.

La investigación del CNE, de acuerdo a un buen número de juristas, no tiene muchos visos de prosperar y con recursos, tutelas, va a alagarse con toda seguridad más allá de 2026, cuando acaba su mandato. En la práctica no supone un obstáculo para el presidente en la gobernabilidad del día, pero sí le da la razón en que hay fuerzas obstructoras al cambio que él representa, un giro de timón en la historia del país. A otros presidentes sospechosos de superar los topes en publicidad electoral no les formularon estos cargos en el CNE. Su imagen, sin embargo, lo puede resentir, ya que esta investigación se suma a la de su hijo Nicolás en la Fiscalía por quedarse dinero de la campaña, y a las insinuaciones de su 2 entonces, Armando Benedetti, de que se había gastado más dinero del presupuestado.

En cualquier caso, Petro prefiere el juicio de las calles, el de lo que él llama el pueblo. En ese territorio se encuentra cómodo, a la defensiva, a la contra. A menudo sale el senador incómodo que fue, el alcalde al que echaron injustamente. La concentración empieza a las 10.30 en la plaza de Bolívar, en el centro de Bogotá, donde se encuentran las principales instituciones del Estado. “No al golpe de Estado en Colombia, por eso invitamos a toda la ciudadanía democrática de campos y ciudades a sumarse en #MarchoContraElGolpe, porque la actuación irregular del CNE pone en riesgo nuestra institucionalidad y nuestra democracia”, dijo el Pacto Histórico, la coalición de izquierdas, en un comunicado.

Petro ha recibido el respaldo de Claudia Sheinbaum, la nueva presidenta de México, que no es menor. México es uno de los países más importantes del continente. Se le sumó luego el de Luiz Inácio Lula da Silva, el presidente de Brasil, otra de las potencias latinoamericanas, si no la que más. “Como alguien que ha sido víctima de todo tipo de persecución política, expreso mi solidaridad con el presidente @petrogustavo. No se puede renunciar al debido proceso legal, especialmente cuando lo que está en juego es la voluntad del pueblo expresada democráticamente a través de las urnas. Recuerdo que, en 2016, la presidenta Dilma fue víctima de un proceso de impeachment sin base legal y ese fue el comienzo de un período turbulento y traumático en la historia de Brasil”, tuiteó Lula.

Fuera de ahí no es que haya habido muchas más reacciones, no tantas como las que se esperaban. Puede ser por tratarse de un asunto muy complejo jurídicamente o por la sensación de que Petro exagera. El canciller Luis Gilberto Murillo, desde China, dijo que se van a mantener reuniones con el cuerpo diplomático para que el presidente explique su denuncia de golpe de Estado. A través de la pedagogía se intenta concienciar a otros países que lo que está ocurriendo en Colombia es grave. En el propio Gobierno la mayoría de ministros han dado su respaldo al presidente, pero se han cuidado de tildarlo de asonada.

Petro se va a apoyar en sindicatos y gremios. Esta va a ser una forma de medir si el presidente cuenta con una amplia base social que respalde su presidencia, como ocurrió hace dos años, o por si el contrario ha menguado. La reacción a la investigación del CNE, suponen algunos, resulta exagerada y que Petro alerte de una rebelión hace daño a la imagen de Colombia en el exterior. La institucionalidad colombiana destaca por su robusticidad. También se discute si este Petro agitado puede convocar a un acuerdo nacional, como ha intentado varias veces para después echarse atrás. Ese asunto vuelve a estar en la mesa desde que fichara como ministro de Interior a Juan Fernando Cristo, un hombre de consenso y de centro. Es una incógnita si él mismo dinamita estos días un acercamiento con vertientes de centro y de derecha para formular reformas necesarias para el país. Quién sabe, está por ver. En cualquier caso, este viernes la calle dictará sentencia.

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