Las voces favorables a Maduro se apagan en Colombia
Solo un partido político, el de las extintas FARC, ha respaldado abiertamente la elección de Nicolás Maduro, mientras otros cercanos al Gobierno toman distancia de la oposición venezolana
Este miércoles, mientras el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela ratificaba su declaratoria de la reelección de Nicolás Maduro en Venezuela, Estados Unidos, Argentina y Uruguay reconocían al opositor Edmundo González como el legítimo ganador. En Colombia, un país vecino que aloja a casi tres millones de migrantes venezolanos y donde las encuestas muestran una enorme desfavorabilidad de Maduro, el Gobierno de Gustavo Petro se ha cuidado de anunciar su apoyo a alguno de los dos, mientras el grueso de los líderes políticos ha criticado al régimen de Maduro, en algunos casos asumiendo la postura de reconocer a González. Varios líderes de izquierda cercanos al presidente inicialmente defendieron el sistema electoral venezolano, aunque con el paso de los días se han distanciado y han evitado emitir opiniones sobre los resultados. Sin apoyar nunca a la oposición venezolana, y con críticas a quienes lo han hecho, han evitado proclamar a Maduro como ganador o dar muestras de apoyarlo.
Uno de los casos más notorios es el de la senadora Clara López, senadora del Polo Democrático y una de las observadoras internacionales de la jornada electoral, quien aseguró el día de las elecciones que “el sistema electoral venezolano, como pocos, es bastante blindado” y, de hecho, lo comparó con el sistema colombiano por la identificación biométrica con la que funcionan los comicios en ese país. Durante la semana volvió a referirse al tema para decir que “ningún sistema electoral, por blindado que sea, resiste no ser respetado por todas las partes y sin revancha poselectoral que niegue la paz posible”. Aunque en varias entrevistas radiales fue enfática en recordar que Maduro había dicho que respetaría los resultados y que el CNE publicaría las actas 48 horas después de los comicios, el martes pasado, tras el incumplimiento del Consejo Electoral ha guardado silencio.
Su posición es similar a la del expresidente Ernesto Samper, elegido por el tradicional Partido Liberal, pero quien hacía parte del sector más socialdemócrata, y quien ha virado hacia la izquierda desde su mandato. El ex secretario general de UNASUR y lo más cercano a un expresidente de izquierda en Colombia, emitió un comunicado con el expresidente de República Dominicana, Leonel Fernández, en el que piden al CNE la publicación de las actas de escrutinio para garantizar la transparencia del proceso. También apoyó la abstención de Colombia ante la propuesta de una resolución en la Organización de Estados Americanos (OEA) para exigir al Gobierno de Maduro la publicación de las actas electorales. “Colombia votó ayer dignamente en la OEA: nadie puede ser condenado o absuelto sin haber sido escuchado y Venezuela no estaba presente. El error es que sigamos llevando la solución a nuestros problemas regionales a un escenario como el de la OEA que maneja los Estados Unidos y la opera un verdugo de América Latina: el Secretario Almagro. Para arreglar el tema de Venezuela la OEA sobra y UNASUR hace falta”, trinó.
Un tercer ejemplo es el de Gustavo Bolívar, el exsenador y director del Departamento de Prosperidad Social, y uno de los políticos más cercanos al presidente. El excandidato oficialista a la alcaldía de Bogotá ha ido mesurando sus opiniones con el tiempo. El 28 de julio pasado, antes de que cerraran las urnas, escribió en su cuenta de X que “el sistema electoral (venezolano) es tan confiable, que el chavismo puede perder”. Aseguró que los ciudadanos pudieron ir a las urnas “libres y en paz”; pero ese mismo día, horas después y cuando se conocieron los resultados, respaldó la posición de permitir un escrutinio internacional para “validar el resultado” de los venezolanos en las urnas. Desde entonces, su discurso ha sido más mesurado, orientado a respaldar los comunicados oficiales del Gobierno al que pertenece. Este jueves, por ejemplo, aplaudió el manejo diplomático de la crisis y advirtió que “echarle gasolina a los conflictos ajenos es muy fácil”.
Otro caso es el de la representante petrista por Bogotá María Fernanda Carrascal. Aunque ha criticado a la oposición venezolana — “No me pidan que respalde a María Corina, es como si respaldara a la Cabal [María Fernanda, la senadora uribista que representa en el Congreso a la derecha más dura]”, ha asegurado que los colombianos ni deben ni pueden resolver el conflicto político en Venezuela. “Aquí si vale la pena la neutralidad, sobre todo cuando a nosotros no nos compete resolver problemas de los venezolanos, ellos y ellas son quienes deben tomar partido y tomar decisiones, no nosotros por ellos”.
En general, los miembros de la bancada petrista no ha tomado una posición pública sobre el ganador en Venezuela. Sus opiniones, al menos en público, han sido más mesuradas, en línea con los comunicados oficiales de la Presidencia y la Cancillería, que apuntan a sostener las relaciones con Venezuela, a exigir la publicación de las actas y a mantener abiertos los puentes con las dos partes para buscar servir como mediadores.
La única excepción han sido los miembros del Partido Comunes, conformado tras el acuerdo de paz con las extintas FARC y liderado por varios de sus jefes, que defienden la legitimidad de la elección de Nicolás Maduro, pero tienen una baja representatividad: en 2022 sumaron tan solo 31.116 votos al Senado, el 0,19% del total, y tienen sus curules aseguradas por el Acuerdo solo hasta 2026.
Su máximo líder, el senador Rodrigo Londoño, ha sido enfático en afirmar que Maduro fue elegido y en criticar a lo que ha llamado la “derecha golpista” y sus apoyos internacionales. “Milei es la expresión más retardataria de la derecha internacional. Su reconocimiento a Edmundo González como supuesto presidente de Venezuela es la manifestación expresa de su talante antidemocrático y fascista”, escribió. Desde el fin de semana de los comicios, Londoño ha dicho que no hay “una sola prueba” de las acusaciones de fraude en ese país. “Es un atentado contra la democracia”, sentenció el pasado 29 de julio, un día después de las elecciones. Una posición que, sin embargo, tiene poco eco en un país que eligió un Gobierno de izquierda en 2022 pero en el que Nicolás Maduro ha tenido una altísima desfavorabilidad desde hace una década.
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