La oposición formula críticas al diagnóstico que Petro hace del país
Los seis congresistas, en la instalación del Legislativo, coinciden en que el presidente se equivoca al vender un balance positivo de sus casi dos años de mandato y le exigen acciones en materia de orden público y lucha contra la corrupción
La oposición le dejó saber al presidente Gustavo Petro su insatisfacción. Solo minutos después de que el mandatario se dirigiera a más de 200 legisladores presentes en el Capitolio Nacional, pidiendo disculpas por el escándalo de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) e invitando a consolidar un acuerdo entre fuerzas opuestas, seis de sus detractores lo controvirtieron y formularon reproches. Quienes tomaron la vocería —dos senadores y cuatro representantes a la Cámara— pertenecían a distintas fuerzas del espectro ideológico, pero su diagnóstico sobre el Gobierno fue el mismo: no está transitando el camino correcto. A Petro le cuestionaron especialmente por los casos de corrupción que involucran a sus subalternos y la inseguridad que reina en algunas regiones. Según dijeron, el momento actual no es positivo por responsabilidad del presidente.
El primero en subir al atril fue el senador Miguel Uribe, un joven abogado de origen liberal —su abuelo materno, Julio César Turbay, fue presidente entre 1978 y 1982— convertido a uribista desde hace poco más de cinco años. No intentó maquillar su desacuerdo con Petro y, de entrada, fue confrontacional en su tono. “Llevamos una hora escuchando la descripción de un país que no existe [en referencia a lo dicho previamente por el jefe de Estado]. La realidad de los colombianos es otra. Mientras usted viaja por Europa, o las calles de Panamá, las familias colombianas no llegan al final del mes por el alto costo de la vida”, le recriminó. Como lo ha hecho el resto de la bancada del Centro Democrático, que tiene a la seguridad y el reforzamiento de las Fuerzas Militares como una de sus principales banderas, insistió en solucionar la compleja situación de orden público que se vive en el departamento de Cauca, en donde diferentes grupos criminales se pelean el control de varios municipios.
El senador Uribe le enlistó al presidente las polémicas que se han conocido desde la llegada de la izquierda a la Casa de Nariño: las supuestas interceptaciones a magistrados de las cortes; el posible ingreso de dineros ilícitos a su reciente campaña presidencial —investigación en la que está involucrado Nicolás Petro, su primogénito—; los abusos de poder de su jefa de gabinete, Laura Sarabia; y la malversación de fondos en la UNGRD. “Usted ha decepcionado a millones que votaron por un cambio que nunca llegó. Fue una estafa”, afirmó el congresista.
El siguiente turno fue para el senador David Luna, exministro de las TIC en el Gobierno de Juan Manuel Santos y miembro del opositor Cambio Radical. Hace un año exacto, en la instalación de la pasada legislatura, había sido la voz crítica más fuerte. Sus quejas fueron similares a las de aquella ocasión, bajo rendimiento económico e incapacidad estatal para controlar a los grupos insurgentes. “Usted fue una promesa de cambio. Creo, genuinamente, que usted tenía la esperanza de hacerlo, pero no ha podido”, dijo. También puso en duda la aseveración del primer mandatario de que su Administración ha sido eficiente: “¿Eficiencia es tener la más baja ejecución presupuestal, el más bajo recaudo?”.
Luna le agradeció al presidente su acto de disculpas, al reconocer que se equivocó nombrando al acusado Olmedo López como director de la UNGRD—pero le insistió en que deben tomar acciones materiales en contra de los responsables del acto de corrupción. “La política necesita humildad y creo que usted hoy fue humilde. Sin embargo, la humildad y el perdón necesitan hechos ciertos y serios”.
Los cuatro representantes a la Cámara que tomaron el micrófono fueron Óscar Campos, de Cambio Radical; Daniel Carvalho, de Verde Oxígeno; Marelen Castillo, fórmula vicepresidencial de Rodolfo Hernández y que obtuvo su curul a través del Estatuto de la Oposición; y Miguel Polo Polo, uno de los congresistas con posturas más radicales en la bancada del Centro Democrático. Aunque no hay similitud en sus posturas ideológicas —por ejemplo, Carvalho es defensor de la despenalización del consumo recreacional de cannabis; mientras Polo Polo y sus copartidarios han obstaculizado iniciativas de ese corte— , todos le hicieron saber al Gobierno su descontento. Campos le pidió que atendiera la “preocupante” crisis que padece el Cauca, Castillo calificó que su gestión sufría una “preocupante incapacidad” y Polo Polo lo acusó de dirigir un frente —en evidente alusión al pasado insurgente del presidente— por sus intentos de implementar la paz total, una política de diálogo con estructuras al margen de la ley.
La voz más serena fue la de Carvalho, un exconcejal de Medellín que milita en la centroizquierda. Con algo de resignación, le resaltó al presidente lo que fue, en su criterio, un error de campaña. “Creo que, en su afán por llegar al poder, se alió con personas indecentes y adquirió comportamientos inadecuados que hoy tienen empañado su proyecto de cambio”, le comentó.
A partir de lo dicho por los seis congresistas, no parece cercano un acuerdo entre el Gobierno Nacional y las fuerzas opositoras para sacar adelante en el Congreso el estancado paquete de reformas. El interés del presidente, no obstante, es innegable. Hace una semana nombró a Juan Fernando Cristo, un curtido dirigente liberal, como su nuevo ministro del Interior, lo que podría abrir puentes con sus hoy detractores. Todo indica que la tarea, por lo visto en la instalación de la legislatura, será difícil y tortuosa.
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