Así es la “toma de Bogotá” de Gustavo Petro
El presidente asiste a un consejo de seguridad y a una jornada con ciudadanos en una de las localidades más pobladas de la ciudad. Lo acompañan la vicepresidenta Francia Márquez y varios de sus ministros
El Gobierno Nacional continúa en su plan de afianzar la “toma de Bogotá”. Luego de la manifestación de este miércoles, a la que asistieron 32.000 personas según cifras de la Alcaldía, este jueves el presidente Gustavo Petro lideró un consejo de seguridad y una jornada participativa en la localidad de Kennedy, una zona de clase media y baja que suma un poco más de un millón de habitantes. Pese a l...
El Gobierno Nacional continúa en su plan de afianzar la “toma de Bogotá”. Luego de la manifestación de este miércoles, a la que asistieron 32.000 personas según cifras de la Alcaldía, este jueves el presidente Gustavo Petro lideró un consejo de seguridad y una jornada participativa en la localidad de Kennedy, una zona de clase media y baja que suma un poco más de un millón de habitantes. Pese a las críticas de sectores de la oposición, que le recriminan que impulse estos espacios a tan solo un mes de las elecciones regionales, el primer mandatario acudió acompañado por la vicepresidenta Francia Márquez y varios de los miembros de su gabinete. Cientos de sus seguidores lo recibieron con arengas y le expusieron sus peticiones, para que él, posteriormente, comentara sus planes en materia de educación, economía popular, género, medio ambiente, salud y seguridad.
El consejo de seguridad se citó al mediodía en la estación de Policía de Kennedy. El presidente, como es usual, llegó tarde por inconvenientes en su agenda. Fueron 2 horas y 15 minutos que retrasaron el resto de la programación de la “toma”. En la reunión, Petro compartió con altos mandos de la Fuerza Pública, algunos secretarios del Distrito y la alcaldesa Claudia López, con quien ha tenido constantes rencillas desde que se posesionó en agosto del año pasado, especialmente alrededor de la primera línea del metro. Desde su etapa como alcalde, entre 2012 y 2015, Petro ha insistido en que la obra debe incluir un tramo subterráneo en su paso por la zona más densa de la ciudad, en la Avenida Caracas; López, por su lado, defiende respetar la concesión vigente, que señala que esa sección se hará con un viaducto elevado.
Aunque el presidente dijo públicamente que no conversó sobre el tema con López en el consejo de seguridad, a la salida indicó a los medios de comunicación que su Administración no descarta el cambio. “Funcionarios míos están haciendo un estudio para ver si hay una alternativa de hacer un trayecto de metro subterráneo, que financiaría completamente la Nación”, advirtió. También se refirió al asunto que los congregó y aseguró que aumentará la cantidad de uniformados cumpliendo con labores de patrullaje. “Todo el personal policial que está en actividades administrativas, cuando fue educado para otro tipo de actividad, debe salir a las calles. Al salir a las calles aumenta automáticamente el número de policías efectivos, realmente efectivos, y, por tanto, el número de policías en Bogotá, que es el objetivo de lo que aquí se plantea”. López ha criticado que, tras la llegada de Petro a la Presidencia, hay menos policías en una ciudad con déficit de uniformados.
Mientras eso ocurría en la estación, cientos de personas esperaban al presidente en el Parque de la Amistad, a menos de un kilómetro de distancia. Allí las autoridades habían dispuesto una carpa para que se celebrara la jornada participativa. Mientras llegaban, ofrecían pasteles de pollo y refrescos de jugo en caja.
El presidente hizo su aparición cerca de las cinco de la tarde y, a pesar de la tardanza, los gritos y aplausos se tomaron el lugar. Un grupo de percusión, conformado en su mayoría por adolescentes, tocó sus instrumentos para darle la bienvenida. Jaime Márquez, taxista y vecino del sector, intentó grabar con su celular la entrada de Petro. “Vine solo a verlo. Soy hincha del hombre, desde siempre”, afirmó a EL PAÍS.
Benedicto y María Fidelia Quintero, una pareja de esposos de 63 y 68 años, respectivamente, confesaron que estaba allí porque un líder comunal los invitó bajo la promesa de que podrían inscribirse para recibir apoyo financiero del Gobierno. “Nos animamos porque, ahora mismo, no estoy ganando nada y nos comentaron del subsidio para la tercera edad”, relató María Fidelia. Se acercaron a una de las carpas ubicadas en la entrada del parque y un funcionario del Departamento Administrativo para la Prosperidad Social, entidad nacional encargada de la inclusión social, les tomó los datos.
Con una extensa pantalla a sus espaldas, sentado en el centro de una mesa larga de manteles blancos, flanqueado por la vicepresidenta y Sandra Ortiz, consejera para las Regiones, el presidente escuchó a la comunidad. La dinámica inicial era que que diferentes voceros, que con anterioridad fueron elegidos por residentes de la zona en mesas de diálogo más amplias, expusieran los principales problemas de la localidad. Sin embargo, varios grupos inconformes entorpecieron la discusión. Petro decidió abrir las intervenciones a más personas, lo que extendió el evento. Para cuando tomó el micrófono, después de una hora de quejas y reclamos ciudadanos, un tercio de la carpa estaba vacía y los organizadores ya recogían algunas de las sillas plásticas.
Eso no le impidió referirse a las preocupaciones de los ciudadanos. Prometió, entre otras cosas, que atenderá la demanda por mayores oportunidades educativas a través de una inyección de capital a la llamada Universidad Pública de Kennedy, una sede de varias instituciones de educación superior y que se inauguró durante el mandato de la alcaldesa López, hace solo un año. “Es una inversión que está cuantificada entre 250.000 y 300.000 millones de pesos”, recordó Petro, quien como alcalde de Bogotá impulsó la creación de sedes universitarias en zonas que históricamente no tenían esa oferta, como Kennedy.
Justamente, el presidente resaltó la deuda histórica de las administraciones distritales con las localidades distantes del centro en términos de planeación urbana y presencia de servicios sociales. “En el occidente de Bogotá casi no hay universidades. Casi todas las personas tienen que ir desde los extremos hasta el oriente y el norte. Ahí hay un gran problema. En los lugares en donde vive la gente, no se encuentran sus lugares de trabajo y sus servicios educativos”.
El mandatario igualmente dedicó algunas palabras a cuestionar a los bancos. Frente a los reproches por falta de dinero y financiación para las familias y negocios locales, el presidente culpó a las grandes instituciones de ignorar a las poblaciones vulnerables. “A la gente no le llega el crédito porque la banca no quiere y prefiere transferirlo a los poderosos”. Y ofreció a la única entidad financiera que tiene el Estado en el primer nivel, el que llega directamente a las personas de la calle, como solución: “Me gustaría que se crearan mesas de trabajo entre el Banco Agrario y los representantes de la economía popular de Kennedy”.
Ante cada vez menos espectadores, el presidente se despidió. “La noche cayó”, dijo cuando cumplía casi dos horas desde su llegada al encuentro. Luz Mery Arango, de 67 años, se paró de su asiento y le gritó que lo amaba. “Lo admiro. Aquí en Kennedy lo queremos mucho. Es el primer voto en mi vida del que no me arrepiento”, aseveró. El presidente salió, pero este viernes tiene planeados encuentros similares en las localidades de Suba, por la mañana, y Engativá, por la tarde. La “toma de Bogotá” no ha terminado.
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