El cese al fuego, la nueva prueba del proceso de paz con el ELN
Con un encuentro entre el presidente Gustavo Petro y el jefe de la delegación del ELN, Pablo Beltrán, se selló el inicio del cese al fuego bilateral y la creación del mecanismo de participación de la sociedad en el proceso
La capital de Colombia fue el epicentro este jueves de un nuevo hito en el proceso de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) que, si llega a buen puerto, supondrá un camino de no retorno en los diálogos con ese grupo armado, la última guerrilla activa en el país. Ante 4.000 personas, el presidente Gustavo Petro y el delegado del ELN, Pablo Beltrán, sellaron el inicio del cese bilater...
La capital de Colombia fue el epicentro este jueves de un nuevo hito en el proceso de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) que, si llega a buen puerto, supondrá un camino de no retorno en los diálogos con ese grupo armado, la última guerrilla activa en el país. Ante 4.000 personas, el presidente Gustavo Petro y el delegado del ELN, Pablo Beltrán, sellaron el inicio del cese bilateral de fuego por seis meses y el mecanismo de participación de la sociedad civil en el proceso, algo que durante décadas exigió esa guerrilla y era tan inasible como etéreo.
La palabra “histórica” era la que más resonaba en el recinto ubicado en el centro de Bogotá, repleto de líderes de organizaciones sociales y populares de distintas regiones del país y custodiado por la guardia indígena. “Nunca en la historia contemporánea de Colombia el ELN había llegado a esta posición, a hablar de frente en la capital y sin dejar de ser el ELN, ante la diversidad de Colombia ancha y profunda”, dijo el presidente Petro en un discurso que terminó opacado porque casi al tiempo un fiscal revelaba que su hijo Nicolás admitió que la campaña presidencial recibió dinero de forma ilegal.
Era, sí, la primera vez que guerrilleros como Beltrán, Aureliano Carbonell o Bernardo Téllez llegaban abiertamente a Bogotá, donde en otras épocas cometieron atentados; también la primera que avanzaba hasta este nivel en uno de los múltiples intentos de paz con esta guerrilla y que se formalizaba un mecanismo de participación que incluye a 30 sectores de la sociedad civil. “Tenemos el problema de no fallar”, dijo Beltrán al mencionar que los esfuerzos de paz de Colombia siempre son usados como ejemplo en Naciones Unidas.
Pero esas primeras veces en un país que ha esperado tanto por la paz llegan siempre con reservas. En su discurso, Beltrán dijo que el país podía contar con el ELN para resolver las causas del conflicto, pero no los efectos del mismo. “Ni una sola palabra sobre su responsabilidad con la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas del ELN”, lamentó Juanita Goebertus, directora de la División de las Américas de Human Rights Watch. De acuerdo con la Comisión de la Verdad, el ELN cometió al menos 17.725 homicidios, 9.538 secuestros y 1.391 reclutamientos de menores, solo entre 1985 y 2018.
El político de derecha José Félix Lafaurie, delegado del Gobierno en la mesa de diálogos, fue quien aterrizó el ambiente exultante. “Hoy no es el primer día de paz, no podemos engañar al país. Pero sí es la posibilidad. Este es un momento clave para la historia. Pero lo será de verdad si dentro de 6 meses nos reunimos nuevamente para prorrogar el cese al fuego bilateral”, afirmó el presidente de la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegan), quien comenzó su intervención entre abucheos y la terminó con aplausos del público. Toda una metáfora del camino cuesta arriba que tiene este proceso de paz.
En el encuentro hubo música —porque en Colombia se baila hasta un cese al fuego— desorden, arengas sindicalistas y mucha expectativa. Pero el baile del cese es complejo. No es la primera vez que se firma uno, aunque este más largo que los anteriores y cuenta con un mecanismo de verificación robusto, coinciden varias fuentes. El anterior fue durante 101 días de 2017, con ocasión de la visita del papa Francisco a Colombia. “El ELN ha hecho 28 ceses al fuego, la mayoría unilaterales, que suman 570 días. Este que comienza puede ser la puerta de entrada a un cese de fuego permanente y luego vendrá el definitivo”, aseguró Carlos Velandia, exintegrante de la dirección nacional del ELN y ahora investigador de temas de paz.
El Mecanismo de Monitoreo y Verificación (MMV) de posibles violaciones al cese estará en cabeza de la Misión de Verificación de Naciones Unidas -a quien le extendieron el mandato- la Conferencia Episcopal, el Gobierno y el ELN. “En primera instancia, lo que se pactó es que se paraban las operaciones ofensivas. Eso quiere decir que si por algún motivo en el área llegara a haber algún encuentro cercano, primero se comunica el mecanismo de monitoreo y se le avisa a los comandantes para que se evite entrar en confrontación”, explica a EL PAÍS, Orlando Romero, vicealmirante en retiro y delegado del gobierno en la mesa, representando a las fuerzas militares. El mes pasado durante el alistamiento del cese, dice, probaron que los canales de comunicación funcionaron. Se refiere a los secuestros que hubo en ese periodo, el reconocimiento que hizo el ELN del hecho y la entrega de las personas a las autoridades.
Romero dice que cualquier ciudadano puede denunciar hechos ante el Mecanismo y que, en la práctica, lo que está pactado es que no se puede afectar a la población civil, ni reclutarla, confinarla o secuestrarla. Arauca, Chocó y Catatumbo son algunas de las zonas que más sufren el conflicto con el ELN y donde esperan que el cese se traduzca en alivios humanitarios. Pero con la presencia de otros grupos ilegales, se trata de un escenario frágil.
En paralelo al cese, que en principio va hasta enero de 2024, al menos 80 representantes de distintos sectores sociales que integran el Comité Nacional de Participación trabajarán en el diseño de una metodología para incluir propuestas de la ciudadanía al proceso. “Arranca un mecanismo de participación de la sociedad civil en la búsqueda de los territorios que puede tener fallas o vacíos y genera dudas, pero ahí está y ojalá se vaya perfeccionando con el paso del tiempo”, dijo Juan Fernando Cristo, ex negociador de paz con el ELN durante el gobierno de Santos y víctima del ELN. Su padre, Jorge Cristo, fue asesinado por esa guerrilla en 1997.
El CNP tendrá hasta mayo de 2025, una fecha que se ha entendido como el plazo que el presidente da al proceso de paz. El reloj para el Gobierno corre rápido, mientras a los delegados de la guerrilla les sobra paciencia. Este jueves Petro insistió en la dejación de las armas y dijo que si en los años 60 el paradigma de la lucha armada era la muerte, hoy lo verdaderamente revolucionario es la “libertad y la vida”. Él tenía 4 años cuando el ELN comenzó el conflicto, dijo. Su afán ahora es darle cierre como presidente.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS sobre Colombia y reciba todas las claves informativas de la actualidad del país.