El fútbol en Colombia y un caso de violencia y rencor de vieja data
La agresión contra el futbolista Daniel Cataño y su reacción, antes del comienzo de un partido, reabre el debate sobre el comportamiento de hinchas, equipos y directivos
La violencia en los estadios de fútbol de Colombia ha pasado una vez más la línea de la sana emoción en un deporte que tiene en la excitación su estado natural. Este domingo, en el estadio Manuel Murillo Toro de Ibagué, un hincha del Deportes Tolima, el equipo local, ingresó a la cancha y agredió a Daniel Cataño, de Millonarios, que tuvo un paso reciente y sin final agradable en el equipo tolimense.
El incidente es el episodio más grave de la relación tensa que hay entre Cataño y los seguidores del Tolima, alimentada por provocaciones que hasta este domingo habían llegado máximo a los i...
La violencia en los estadios de fútbol de Colombia ha pasado una vez más la línea de la sana emoción en un deporte que tiene en la excitación su estado natural. Este domingo, en el estadio Manuel Murillo Toro de Ibagué, un hincha del Deportes Tolima, el equipo local, ingresó a la cancha y agredió a Daniel Cataño, de Millonarios, que tuvo un paso reciente y sin final agradable en el equipo tolimense.
El incidente es el episodio más grave de la relación tensa que hay entre Cataño y los seguidores del Tolima, alimentada por provocaciones que hasta este domingo habían llegado máximo a los insultos verbales emitidos por algunos hinchas. Esas expresiones revelaban un resentimiento que se descargó en violencia la noche del domingo. Es, además, una agresión que tiene varios antecedentes en el país, como el ataque con piedras a los buses de Atlético Nacional en Cali, en 2021, al de Millonarios en Medellín, el mismo año, y de nuevo a ese último equipo en Bogotá, en 2022.
Un rencor de vieja data
La mala relación de Cataño con la hinchada del Tolima tuvo su origen en la final del campeonato colombiano del primer semestre de 2022. El equipo ganaba el partido frente a Atlético Nacional por 2-0. Con ese resultado, la serie global estaba empatada a tres goles. Cataño tuvo la posibilidad de inclinar la balanza a favor del equipo de Ibagué con un penalti sancionado en los primeros minutos del segundo tiempo. No solo erró el disparo, sino que, al intentar un segundo remate, cometió una falta al portero que significó su expulsión. Con 10 jugadores el resto del partido, el Tolima aguantó el resultado hasta que Nacional anotó en el tiempo añadido el gol que le dio el título.
La memoria de aquel partido, que echó por los suelos una racha favorable del Tolima en sus duelos contra Nacional, revivió el domingo cuando Cataño regresó a Ibagué, ahora vistiendo la camiseta de Millonarios, para enfrentar al equipo con cuyos hinchas tiene una relación pésima. Un día antes del juego, la violencia ya se paseaba por el ambiente: cuando el jugador llegó junto al resto de su equipo al hotel en el que se hospedaron en Ibagué, algunos hinchas tolimenses le gritaron improperios. Cataño les respondió mandándoles besos antes de entrar en el edificio.
Al día siguiente ocurrió la agresión: un hincha saltó a la gramilla del estadio, se dirigió corriendo a Cataño, le golpeó la cabeza y le empujó con la fuerza del impulso. El jugador se incorporó para alcanzar al agresor, que ya huía, y responder con un golpe en la espalda. El hincha cayó al suelo y fue evacuado por la policía antidisturbios. Mientras eso ocurría, varias personas desde las graderías se reían, ovacionaban al hincha, le aplaudían y le mostraban pulgares arriba. Cataño fue expulsado por el árbitro, Wílmar Roldán, y Millonarios adujo ausencia de garantías para disputar el partido, por lo que se retiró del campo.
Las denuncias de violencia continuaron fuera del estadio, una vez se optó por suspender el partido. El costarricense Juan Pablo Vargas, también jugador de Millonarios, publicó en su perfil de Instagram tres historias en las que denunció que una roca había roto uno de los cristales del bus en el que se transportaba el equipo. Mientras mostraba la piedra, del tamaño aproximado de un puño, dijo: “dizque seguridad había allá en el partido y vea… ni con el ESMAD [la Policía antidisturbios] detrás de nosotros”. En la siguiente historia, publicó una fotografía de su espalda, acompañada por el texto: “Imagínense donde haya sido en la cabeza”.
El agresor ofrece disculpas
El responsable del ataque contra Cataño, Alejandro Montenegro, grabó un video en el que ofrece disculpas por su conducta. Sin embargo, en él insiste en que el partido debió jugarse, ya que, en su opinión, la Policía estaba en capacidad de garantizar la seguridad. “Me dejé llevar de las emociones que se viven dentro de un estadio de fútbol. Son emociones que no son correctas, porque no podemos permitir que el fútbol se vuelva violencia. Un llamado (sic) tanto a la hinchada como a los jugadores a entender que las provocaciones de un lado terminan de mala manera. […] Un error mío no puede parar un partido, más cuando la Policía Nacional estaba dispuesta a garantizar el tema de seguridad para que el partido se jugara”.
Los presidentes de los equipos no se ponen de acuerdo
El presidente del Tolima, César Camargo, con las graderías del estadio Murillo Toro aún ocupadas, mencionó de soslayo la agresión y se concentró en lo inapropiado que, en su opinión, fue el abandono del campo por parte de los jugadores de Millonarios. En una entrevista con el canal deportivo Win Sports, aseguró: “Hay dos hechos que son absolutamente reprochables: no puedo hablar mucho más de lo que pasó con el hincha, que se sale de nuestro control y que tendrá que ser judicializado. Pero hay otro hecho que es impresentable, que ese sí está bajo el control de los equipos, y es que un equipo se retire de la cancha. Eso no tiene presentación, eso es un boicot al juego”. Este lunes, en una entrevista con W Radio, evitó solidarizarse con el agredido: “No me solidarizo ni con el agresor ni con Cataño. Tampoco con los gestos que hizo Daniel antes del partido”.
Por su parte, el presidente de Millonarios, Enrique Camacho, en entrevista con Caracol Radio compartió su versión y su opinión sobre las declaraciones de su colega tolimense: “No las comparto. En algún momento en el túnel pude intercalar algunas opiniones. Él insistía en que esto era que nos estábamos retirando del partido, que lo estábamos boicoteando. No es un boicot, es un rechazo absoluto a la violencia”. Sobre la posibilidad de perder los puntos en disputa tras el abandono, agregó: “A mí los puntos me parecen una cosa totalmente secundaria. Yo creo que hay cosas que están por encima de tres puntos, y es que un espectáculo se pueda llevar a cabo con tranquilidad”.
La Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales (Asocolfutpro) se sumó a las manifestaciones de repudio por la agresión con un comentario publicado en su perfil de Twitter: “Rechazamos categóricamente la agresión contra nuestro compañero Daniel Cataño en el estadio Murillo Toro y apoyamos a los futbolistas de Millonarios en su decisión de no jugar el partido contra el Tolima hasta que se den garantías de seguridad”.
En la tarde de este lunes, la División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor) emitió un comunicado en el que rechaza “cualquier acto de violencia que se desarrolle dentro o en las inmediaciones del terreno de juego”, a propósito del incidente en Ibagué. Además, indicó que el Comité Disciplinario del Campeonato se encargará de definir si hubo faltas disciplinarias en la noche del domingo.
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