La violencia contra los hombres gais en Colombia deja dos muertos en menos de 72 horas

Felipe Garzón y René Estrada fueron encontrados asesinados en sus casas con señales de tortura. En 2022, 113 personas LGTBI han sido víctimas de presuntos crímenes de odio

Memorial por el asesinato de Felipe Garzón en Bogotá.@Cancimancel (RR SS)

Todavía estaban encendidas las velas en memoria de Felipe Garzón, asesinado en su casa en Bogotá el jueves pasado, cuando otro crimen contra un hombre gay se registraba en Barranquilla. El cadáver de René Estrada fue encontrado el sábado, como el de Garzón, con señales de estrangulamiento. Sus asesinatos, con apenas unas horas diferencia, evidencian la imparable violencia que sufren los hombres homosexuales en Colombia.

Este año, 113 personas LGTBI han sido víctimas de presuntos delitos de odio y discriminación por su orientación sexual, denuncian las organizaciones de derechos humanos,...

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Todavía estaban encendidas las velas en memoria de Felipe Garzón, asesinado en su casa en Bogotá el jueves pasado, cuando otro crimen contra un hombre gay se registraba en Barranquilla. El cadáver de René Estrada fue encontrado el sábado, como el de Garzón, con señales de estrangulamiento. Sus asesinatos, con apenas unas horas diferencia, evidencian la imparable violencia que sufren los hombres homosexuales en Colombia.

Este año, 113 personas LGTBI han sido víctimas de presuntos delitos de odio y discriminación por su orientación sexual, denuncian las organizaciones de derechos humanos, que recogen cifras oficiales. Marcela Sánchez, directora de la ONG Colombia Diversa, dice que desde hace al menos diez años se ha denunciado un modus operandi similar en los asesinatos de hombres gais, pero que ha habido “resistencia técnica y falta de voluntad” de las autoridades para investigarlo. “Ha estado pasando algo que debería prender las alertas. No por el número de casos, sino por las razones y la forma en que ocurren estos homicidios, que no siempre son investigados en relación con la discriminación o la violencia policial, y que ocurre en circunstancias parecidas”, explica Sánchez.

A Felipe Garzón lo encontraron desnudo, atado de pies y manos. Todo indica que murió por asfixia mecánica. Tenía 22 años, era ingeniero de sistemas y modelo webcam. “¡No fue un crimen por hurto! ¡Fue un crimen por odio!”, protestan las organizaciones de derechos humanos desde el jueves, cuando la noticia saltó a la prensa y algunos medios se atrevieron a hablar de un posible robo como móvil del homicidio. “Los crímenes contra los gais son invisibles y, si miramos las cifras desde 2010, puntean como las principales víctimas [de la violencia contra personas LGBTI]”, dice Sánchez. “Falta voluntad para investigar estos casos. Es muy difícil que sepamos la verdad sobre estos hechos, mientras estos temas no sean liderados por las autoridades y quede solo en un reclamo de justicia por parte de los activistas”, señala la directora de Colombia Diversa.

Una imagen de un homenaje a Felipe Garzón, en Bogotá.@GermanObaando

En la madrugada del 17 de diciembre, dos días después del asesinato de Garzón en Bogotá, fue hallado muerto René Estrada, en su vivienda en el barrio El Rubí, en Barranquilla. Estrada, de 44 años y conductor de un carro al servicio de InDriver, fue el quinto hombre homosexual asesinado en la capital de Atlántico este año.

Wilson Castañeda, director de Caribe Afirmativo, dice que la muerte de René Estrada “guarda un patrón sistemático de los homicidios que en los últimos años han afectado a los hombres gais en Colombia. El estado de indefensión de las víctimas se ratifica en el estado en el que han sido encontrados sus cuerpos, y el mecanismo de asfixia mecánica ha sido una constante en varios de los casos”, denuncia Castañeda. “Las víctimas han sido asesinados en sus apartamentos, donde el victimario accedió tras mediar un encuentro a través de una aplicación o las redes sociales”, agrega el director de la ONG Caribe Afirmativo.

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Colombia ha liderado cambios normativos en la región en beneficio de las personas LGBTI, pero cuando hay un crimen, las autoridades le dan valor a cualquier hipótesis ―un robo o una riña― antes que a la discriminación. “Siempre que la víctima sea una persona de los sectores LGBTI, la investigación debe priorizar la hipótesis de discriminación o prejuicio”, dice Castañeda. Esta violencia ha cobrado la vida de 14 hombres gais este año en el área metropolitana de Medellín.

“Estos mismos hechos se repitieron en las violencias ejercidas contra Gustavo Alberto Arango Jaramillo, de 52 años, Sahmir Javier González Sarmiento, ciudadano colombo-venezolano de 28 años, y Juan Danilo Bedoya Román, de 30 años, que fueron asesinados en espacios privados donde habían concertado, de manera previa, un encuentro sexual. En los casos de Sahmir y Juan Danilo el patrón de violencia se reforzaría, pues sus cuerpos fueron encontradas atados de manos y de pies, y además habían sido asfixiados mecánicamente”, asegura Caribe Afirmativo en un comunicado.

Hace dos meses, la Fiscalía anunció la puesta en marcha de una guía para atender esta violencia, y aunque han avanzado algunas investigaciones, la impunidad sigue siendo superior al 50%. “Es muy prematuro hacer una evaluación porque es muy reciente y, al ser una guía, no es de obligatorio cumplimiento, pero sí es claro que la justicia en Colombia se resiste a investigar la conexión entre la discriminación y estos homicidios, y tiene que ver con una falta de conocimiento, pero también de sensibilidad. El sistema de estadísticas debe dejar de invisibilizar a estas personas. Es urgente un sistema de registro de violencias que incorpore las variables LGTBI”, concluye Marcela Sánchez, de Colombia Diversa.

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