Macron y Petro se alían para sentar a Maduro con la oposición venezolana
El presidente francés recibe en París a su homólogo colombiano con el propósito conjunto de fijar una fecha para las elecciones presidenciales en Caracas
La crisis política venezolana ha tomado de nuevo dimensión internacional después de un tiempo de letargo. Emmanuel Macron recibió este jueves a Gustavo Petro en el palacio del Elíseo para discutir la manera en la que pueden sentar a Nicolás Maduro de nuevo en la mesa de negociación de México con la oposición. Ahí se debe fijar una fecha concreta para celebrar unas elecciones presidenciales en 2024 supervisadas por...
La crisis política venezolana ha tomado de nuevo dimensión internacional después de un tiempo de letargo. Emmanuel Macron recibió este jueves a Gustavo Petro en el palacio del Elíseo para discutir la manera en la que pueden sentar a Nicolás Maduro de nuevo en la mesa de negociación de México con la oposición. Ahí se debe fijar una fecha concreta para celebrar unas elecciones presidenciales en 2024 supervisadas por la comunidad internacional.
Maduro ha escuchado en persona en la última semana la opinión de los presidentes de Colombia y Francia. Petro viajó a Caracas en su primera visita oficial a Venezuela y le dejó claro al dirigente chavista que tiene toda la intención de mantener una relación estrecha con su país, pero que eso pasa por ver avances de su parte. Macron se cruzó con Maduro en la cumbre mundial del clima y le insistió en que hay que encontrar una solución lo antes posible. Washington también rema en esta dirección al comprobarse que la intención de derrocar a Maduro aislándolo con el nombramiento de un presidente alternativo no ha funcionado. Hay consenso en que unas elecciones en las que la oposición pueda disputarle a Maduro la presidencia y pueda producirse una transición es la salida más práctica.
Petro ha empezado una relación llena de trampas. El colombiano necesita a Maduro para conseguir un acuerdo con el ELN, una guerrilla colombiana asentada en la frontera entre ambos países, en una tierra de nadie, sin control. Los dirigentes del grupo armado, además, tiene buenas relaciones con importantes jerarcas chavistas. Maduro ha recibido estos días una gran dosis de legitimidad ante el mundo, como se ha visto en la COP 27. A cambio, Petro quiere que el Gobierno chavista regrese a los organismos de control regional, sobre todo al sistema interamericano de derechos humanos y, que de paso, vuelva a México, de donde se fue el chavismo después de la detención de Álex Saab, a quien la justicia de Estados Unidos considera el testaferro de Maduro.
El presidente colombiano enarbola en esta gira por Europa un discurso más contundente con el chavismo del que suele utilizar en su tierra. En el Instituto de Ciencias Políticas de París, donde dio una conferencia, dijo que América Latina tiene que unirse en torno a proyectos concretos. “¿Va a haber elecciones (en Venezuela)? Sí, en 2024. ¿Quién va a ganar? En eso ya no entro. La gracia es que sea el pueblo venezolano el que se exprese libremente. Las negociaciones en México tienen que llevar a eso, a darle garantía al que pierda”, sostuvo. Entre líneas, quiere decir que se necesita una democracia liberal en Venezuela, donde se respete la alternancia en el poder. Esa misma palabra, democracia liberal, la usó en Caracas frente a un Maduro circunspecto.
El camino hacia la reapertura del diálogo en México está abierto. Las delegaciones del chavismo y la oposición están ultimando los detalles para volver a la negociación bajo el auspicio de Noruega y el Ejecutivo de Andrés Manuel López Obrador, el presidente mexicano. El objetivo central es organizar unas elecciones libres y con garantías en 2024. No será fácil, esta será la segunda vez que se sientan en la mesa, después de que el chavismo se levantara hace un año.
Petro está cómodo en el extranjero. En los tres meses que lleva de mandato ya ha salido al exterior en varias ocasiones. El discurso que dio en Nueva York en la asamblea general de la ONU, un duro alegato a favor de la transición energética y en contra de la guerra contra las drogas que lidera EE UU, sigue siendo el primer tuit que se ve cuando se entra a su perfil de la red social. Pero con París la relación es especial. El exguerrillero es un afrancesado que aprendió el idioma durante su exilio en Bélgica, huyendo de la violencia en Colombia, y sus hijas han estudiado en el Liceo francés de Bogotá. El miércoles, discreta entre el público que lo escuchó en la universidad, estaba su hija Sofía, que estudia allí ciencias políticas.
En el foro de París por la paz, en el que participa Petro este viernes, se sumarán a la discusión los presidentes de Argentina y Chile. Habrá, además, un representante del gobierno venezolano, Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea de Venezuela, un político de la máxima confianza de Maduro. Y por parte de la oposición estará Gerardo Blyde, exalcalde de un municipio de Caracas. Parece el encuentro ideal para acercar posturas y hacer del encuentro en México una realidad.
En la reunión en el Elíseo los presidentes también hablaron de cambio climático, la bandera de Petro en sus viajes al exterior. El presidente colombiano mostró su intención de liderar una reunión sobre el Amazonas, a la que asistirá su homólogo francés, aunque aún no hay fecha fijada. Macron tendió su mano para colaborar y brindar asistencia técnica y financiera en la reforma agraria que ha puesto en marcha el Gobierno colombiano, el plan con el que Petro busca hacer un reparto más solidario de la tierra. Su disposición no es menor. Uno de los principales puntos de la reforma es la compra de tres millones de hectáreas de suelo a los terratenientes para repartir entre campesinos y desplazados, lo que obliga al Gobierno a hacer un desembolso enorme. Petro ya buscó la ayuda financiera de Estados Unidos hace unas semanas, pero no llegó a concretarse.
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