Millonarios, por fin campeón

El que por décadas fuera el equipo con más estrellas en el fútbol colombiano gana su primer torneo desde 2017

Jugadores de Millonarios celebran al ganar la final de la Copa Colombia en el estadio El Campín, en Bogotá (Colombia).Mauricio Duenas Castaneda (EFE)

Un disparo de larga distancia, faltando menos de 15 minutos para que terminara el partido, enloqueció a un Campin repleto y pintado de azul. David Macalister Silva, el volante que mejor representa el Millonarios de los últimos 15 años, venció finalmente los reflejos de Sebastián Viera, el arquero que había salvado al Junior de por lo menos cuatro disparos de gol, y le dio al equipo bogotano su primer campeonato desde el segundo torneo de 2017. La Copa Colombia, el torneo que juegan ...

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Un disparo de larga distancia, faltando menos de 15 minutos para que terminara el partido, enloqueció a un Campin repleto y pintado de azul. David Macalister Silva, el volante que mejor representa el Millonarios de los últimos 15 años, venció finalmente los reflejos de Sebastián Viera, el arquero que había salvado al Junior de por lo menos cuatro disparos de gol, y le dio al equipo bogotano su primer campeonato desde el segundo torneo de 2017. La Copa Colombia, el torneo que juegan equipos de Primera A y Primera B y que da un cupo para la Copa Libertadores de 2023, vuelve a ser azul.

En los 25 años de Copa, Millonarios solo la había ganado una vez, en 2011. Desde entonces el Atlántico Nacional la había conquistado cinco veces, el Independiente Medellín dos, el Junior de Barranquilla otras dos. Esa es solo una muestra de la sequía de victorias de uno de los equipos más grandes de Colombia, el segundo con más títulos profesionales (15, contra 17 del campeón actual y uno de sus mayores rivales, el Nacional) y uno de los pocos que ha jugado todos los torneos en primeras categorías desde que nació el fútbol profesional en 1949.

Para quedarse con la Copa, Millonarios debía recuperar el 1-0 por el que el Junior lo había vencido más de un mes antes. En las cinco semanas desde entonces, el equipo había vivido un bache que casi lo deja por fuera de las semifinales del torneo. Hasta el domingo anterior no había ganado ninguno de sus cinco partidos en esa competencia, que lideraba cuando perdió el primer partido de la final de la Copa. Solo había rescatado un punto frente al descendido Patriotas, había peleado arbitrajes polémicos y estaba en el séptimo puesto, con probabilidades de quedar por fuera. La crisis era evidente.

La victoria en la Copa acaso empezó el domingo y no en Bogotá, sino en Barrancabermeja. Ese día, a pesar de recibir dos goles en los que el arquero y figura Álvaro Montero tuvo gran responsabilidad, venció a Alianza Petrolera. Además, convirtió cuatro goles después de la sequía, clasificó en un cómodo tercer puesto y volvió a mostrar destellos del buen juego que había llevado a que el comentarista Titto Pucceti hubiera dicho en septiembre que le quedaba “pequeño el fútbol colombiano”

La emoción no se quedó el domingo. Este miércoles Millonarios salió a ganar. Silva, el delantero Carlos Gómez o el mediocampista Daniel Cataño estaban enchufados. Al minuto 15 del primer tiempo, un empujón a Juan Pablo Vargas dio lugar a un penalti que Millonarios no podía desperdiciar. Luis Carlos Ruiz, veterano que ha hecho la mayor parte de su carrera en el Junior y fue compañero de equipo de Vieira, no falló. La serie quedó empatada y el Junior empezó a buscar el balón. A falta de más goles, el campeón se elegiría con más disparos desde el punto blanco.

La altura de Bogotá empezó a mostrar sus efectos. La defensa del Junior, en general muy sólida, flaqueó. Vieira mostró por qué a inicios de su carrera Jorge Fossati, y luego Óscar Washigton Tabarez, lo llevaron a la selección de su natal Uruguay; sacó tiros de Ruiz, Otras oportunidades pasaron cerca de su arco. El 1-0 mantenía al Junior con vida.

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Hasta que llegó Silva, un futbolista hecho en las divisiones inferiores de Millonarios, azul hasta la médula y que ha jugado en el equipo 12 de sus 17 años como profesional. Una pared con el lateral Omar Bertel, un disparo fuerte y rasante con pierna derecha que rebotó una, dos veces y entró tan pegado al palo de la mano derecha de Vieira que alcanzó a golpearlo, ya adentro, ya convertido en gloria.

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