La extradición de Aída Merlano, la reina del engaño, volverá a empezar de cero
El Gobierno de Petro deberá iniciar de nuevo los trámites con Venezuela para presentar ante la justicia a Aida Merlano, la congresista que se hizo famosa por comprar votos de forma masiva en el Caribe
La reunión estaba a punto de acabar. Las delegaciones de Colombia y Venezuela habían cerrado algunos aspectos importantes de la nueva relación y los presentes se disponían a ponerse en pie. En ese momento, como si se hubiera producido una omisión imperdonable, alguien recordó que en el encuentro no habían dicho ni una palabra sobre Aida Merlano. Era el fantasma en la habitación que nadie había invocado. “Su pedido de extradición se hiz...
La reunión estaba a punto de acabar. Las delegaciones de Colombia y Venezuela habían cerrado algunos aspectos importantes de la nueva relación y los presentes se disponían a ponerse en pie. En ese momento, como si se hubiera producido una omisión imperdonable, alguien recordó que en el encuentro no habían dicho ni una palabra sobre Aida Merlano. Era el fantasma en la habitación que nadie había invocado. “Su pedido de extradición se hizo en Narnia”, bromeó un burócrata venezolano, en referencia al Gobierno paralelo de Juan Guaidó que reconoció Estados Unidos y Colombia con el anterior presidente, Iván Duque. Hubo risas y alguna que otra mención hiriente. Ahora Gustavo Petro le da validez a Nicolás Maduro, lo que cambia todo el escenario. “En ese caso, habrá que empezar de cero”, concluyeron los venezolanos.
Merlano protagoniza uno de los grandes escándalos de la política colombiana. En 2018, recién elegida senadora por el partido Conservador, fue detenida por comprar votos, incluidos lo que la condujeron a ella a un cargo público. Un clan rival le tendió una trampa. Las autoridades descubrieron que lideraba una mafia en el Caribe colombiano experta en amañar elecciones. Nacida en un barrio pobre de la ciudad de Barranquilla, se había dedicado a ese oficio desde niña, cuando a los 12 años acompañaba a su padre casa por casa con una bolsa de dinero en la mano. Había crecido en la corrupción clientelar. Una vez en prisión, pidió permiso para ir al dentista, donde aprovechó un descuido de los guardas que la custodiaban para descolgarse por la ventana del consultorio con unas sábanas. Abajo la esperaba el motorista de una empresa de reparto de comida que la condujo a la libertad.
La fuga de opereta cautivó a todo el mundo. A nadie se le escapa que en Colombia se compran votos. En la costa Caribe hay familias enteras dedicadas a ese negocio. Los empresarios locales invierten dinero en conseguir la elección de políticos que después les ayuden a conseguir contratos públicos. A la gente también le entusiasmó que detrás de esa conspiración en la que imaginaban a hombres sudorosos en camiseta interior hubiera una mujer intuitiva, joven y guapa como Merlano. Se rebeló a su destino de mujer atrapada en una existencia mundana en los arrabales hasta abrirse paso hacia la élite. Puro ascensor social en un país inmovilista. Confesó después haber sido amante de Alejandro Char, uno de los empresarios y políticos más prominentes del país, y aseguró que él le había dado grandes cantidades de dinero para comprar voluntades. Cuando se hizo público el secreto de alcoba, Char era precandidato a la presidencia de Colombia. Él se disculpó en un vídeo publicado Tik Tok donde aparecía con su esposa, que simulaba regañarle.
Merlano fue detenida por la policía venezolana en Maracaibo, dos meses después de su fuga. Allí ha estado encarcelada tres años, sin futuro a la vista. Colombia no tenía relaciones con el Gobierno chavista de Maduro, por lo que no cabía la posibilidad de pedir su extradición. Duque se la solicitó a Guaidó, que no tiene y nunca tuvo ningún poder sobre los detenidos en territorio venezolano. El asunto quedó en tierra de nadie. La llegada este año de Petro a la Presidencia de Colombia ha cambiado el panorama. El Gobierno tendrá ahora que iniciar los trámites desde cero, como recomiendan los funcionarios venezolanos, y así conseguir que vuelva a su país, donde le espera una condena de 15 años.
La historia continúa viva en Colombia. La hija de Aida, que tiene el mismo nombre, ha sido condenada por orquestar la fuga del dentista. Unas cámaras de seguridad de la clínica muestran a la madre sentada en el sillón del doctor, a punto de abrir la boca para recibir el frío metal del bisturí. En la siguiente escena ha desaparecido, como el mejor Houdini. Desde ese momento intrépido, Merlano hija se ha hecho tremendamente popular en Instagram. Los periódicos, entre fascinados y burlones, se refieren a ella como influencer. Sus mensajes están cargados de retórica feminista que rompe con algunos estereotipos. La Fiscalía colombiana considera probado que organizó la escapada de su madre y que utilizó en la operación a un hermano menor de edad, por lo que su condena puede ser mayor. Esta semana un juez decidirá si va a prisión o cumple condena en casa.
La historia de Merlano reveló lo que muchos sabían: la elección de cargos públicos está a la venta. La persecución a la que le ha sometido la justicia se puede interpretar como una victoria del sistema, pero también deja al descubierto otra verdad incómoda: la ley ha caído con todo su peso sobre la mujer de los suburbios, no sobre los hombres poderosos que le facilitaban el dinero. En cualquier caso, Colombia la quiere de vuelta y para eso debe empezar todos los trámites desde el principio, como si nunca se hubieran hecho antes. La nueva amistad entre Venezuela y Colombia requiere nuevas reglas.
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