Se llama Mari Luz Cortés, tiene cinco años y su rastro se perdió el domingo por la tarde en Huelva. El cuerpo Nacional de Policía, la Policía Local, la Guardia Civil y los bomberos la buscan desde entonces. De cabello rubio, piel clara y ojos verdes, Mari Luz vestía un suéter fucsia, falda vaquera tableada y botas cuando salió de su casa, hacia las 16.30, en el barrio onubense del Torrejón.
El patio de la sede del PSOE de Andalucía parecía ayer una tienda de Prénatal, repleta de grandes carteles con imágenes de dos bebés (un niño y una niña) carnosos y estrujables.
Desde el inicio del nuevo año el mar ha ido arrojando hasta ocho cadáveres de inmigrantes en las playas gaditanas tras el hundimiento de una patera que se cree que naufragó en Nochevieja. Es ahora, tras la gestión de las propias familias, diplomáticos marroquíes y autoridades españolas, cuando esos cuerpos han comenzado a recibir nombres y apellidos.
El círculo se cerró ayer. Javier Villanueva regresó a su casa en Sevilla. Vuelve con el pelo más corto y con cuatro años de calvario a las espaldas vividos en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia). "No he empezado a sentirme libre hasta que he pisado Madrid", comentó Villanueva. Iba camino de Sevilla, donde reside su familia.
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