Consecuencias del fallo del Estatuto
El Gobierno catalán no está dispuesto a que el capital político de la masiva manifestación del sábado contra el recorte del Estatuto se diluya como un terrón de azúcar. El presidente de la Generalitat, José Montilla, quiere movimientos rápidos para rescatar los preceptos recortados por el Tribunal Constitucional y desea que el presidente del Gobierno se pronuncie.
José Luis Rodríguez Zapatero se encuentra atrapado entre dos fuegos: el respeto como presidente del Gobierno a la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña y la comprensión a la "insatisfacción profunda" existente en esa nacionalidad por dicha sentencia, que reflejó la manifestación de ayer en Barcelona.
El líder del PP, Mariano Rajoy, había sido muy cauto tras la sentencia del Estatuto. Apenas había pedido prudencia y mirar al futuro. Ese hueco político lo cubrió su mentor, José María Aznar, que habló más claro. Pero ayer, en la la clausura del Campus FAES, Rajoy no quiso dejar que su mentor le arrebatara el protagonismo y lanzó su mensaje más claro sobre el Estatuto.
El PP de la Comunidad Valenciana, que dirige Francisco Camps, se enfrenta a una crisis sin precedentes. La reciente imputación del presidente del PP de Alicante y de la Diputación por los supuestos delitos de cohecho, fraude, tráfico de influencias, revelación de secretos y actividad prohibida a los funcionarios ha terminado por convertir los problemas con la justicia en el elemento que unifica al PP de la Comunidad Valenciana.
Lo único que comparten todos los casos en la Comunidad Valenciana es la doctrina Fabra. O dicho de otra manera, la negativa a asumir responsabilidades políticas hasta que exista una sentencia firme. En enero de 2007, el presidente de la Diputación de Castellón, que ya llevaba imputado tres años, marcó la línea que iba a seguir y que, al final, ha mantenido todo el PP de la comunidad.
Espías en el País Vasco
Familiares directos del presidente del PNV de Álava, Iñaki Gerenabarrena, trabajan como ertzainas en la división antiterrorista de la policía autonómica, desde donde presuntamente se ha espiado a líderes políticos y empresarios alaveses para pasar la información a este partido.
En dos semanas, dos casos de presunto espionaje y ambos vinculados al PNV. Había que remontarse a 1986 para encontrarse con algo similar en Euskadi, cuando en plena crisis interna de la formación nacionalista que desemboco en la escisión y la creación de Eusko Alkartsuna, se conocieron las escuchas telefónicas a Carlos Garaikoetxea, en ese momento lehendakari.
PABLO XIMÉNEZ DE SANDOVAL | Madrid