"Una no se pone a escribir pensando en las ventas"
BORJA HERMOSO
Con toda probabilidad, si al siniestro caníbal aquel de Rottemburgo le hubieran hablado de un sabroso dedo humano metido en un minúsculo ataúd, el muy vicioso se habría relamido de gustirrinín, que para gustos no hay colores, ni sabores.