Eileen Higgins: “Trump habla de los migrantes como si fueran menos que humanos. No son criminales, son parte de la comunidad”
La demócrata, que llega como favorita a la segunda vuelta de las elecciones a la alcaldía de Miami el 9 de diciembre, convierte la contienda en un referéndum contra la agenda migratoria del presidente
Eileen Higgins ha tomado el toro por los cuernos en la contienda por la alcaldía de Miami, arremetiendo sin tibiezas contra la agenda migratoria del presidente Donald Trump que, asegura, ha causado “mucho dolor” en esta ciudad de migrantes. El “arrepentimiento” de quienes apoyaron al presidente republicano y hoy enfrentan las consecuencias de sus políticas que afectan directamente a sus familias, asoma como su as bajo la manga.
Aunque la contienda por la alcaldía de Miami no es oficialmente partidista, se ha transformado en un campo de batalla nacional entre Higgins, demócrata, y el ex administrador municipal Emilio González, republicano. La candidata, de 61 años, nacida en Ohio y quien fungió como comisionada del condado Miami-Dade durante siete años, lideró la primera vuelta electoral con el 36% de los votos, seguida de González, con 19%. Si gana la elección, en la cual se presenta como favorita, se convertiría en la primera alcaldesa de Miami, y también sería la primera vez que un demócrata —y alguien que no sea de origen cubano o cubanoamericano— ocupe ese puesto en los últimos 30 años. Ambos candidatos se medirán otra vez el 9 de diciembre.
La disputa se intensificó tras las victorias demócratas del mes pasado en lugares clave como Nueva York, Virginia y Nueva Jersey, interpretadas como un impulso para el partido de cara a las elecciones legislativas de 2026 y un rechazo a las políticas del Gobierno de Trump. El presidente ha otorgado su apoyo “completo y total” a González, mientras que el Comité Nacional Demócrata ha dicho que respalda “con todo” a Higgins, un gesto inusual a nivel municipal.
El duelo de espaldarazos ha colocado la elección municipal bajo la lupa nacional, convertida en un termómetro electoral que podría determinar el comportamiento del voto hispano en Estados Unidos, especialmente después de que Miami-Dade —un bastión demócrata por décadas donde el 70% de los residentes son hispanos— se virara hacia el Partido Republicano en la elección presidencial pasada.
Miami, con medio millón de habitantes, es solo una de las 34 municipalidades del condado Miami-Dade. Más de la mitad de los residentes son migrantes, y el 70% hispanos.
Después de que Trump le diera su apoyo a su oponente, Higgins ha reforzado su distanciamiento del presidente y su agenda, y se ha presentado como el antídoto a una política migratoria “cruel” de un Gobierno que describe como “un goteo de odio” que se filtra desde los líderes hacia la sociedad.
“Trump y yo tenemos puntos de vista muy diferentes sobre cómo deberíamos tratar a nuestros residentes, muchos de los cuales son inmigrantes”, apunta Higgins en una entrevista telefónica con EL PAÍS. “Esa es la fortaleza de esta comunidad, que somos un lugar basado en los inmigrantes, eso es lo que nos hace especiales”.
La aspirante asegura que durante la campaña se ha encontrado a “personas con lágrimas en los ojos porque a un familiar lo enviaron al [centro de detención de migrantes] Alligator Alcatraz, o a un lugar lejos y no saben dónde está”. “Esto es cruel. En mi opinión como católica, es un pecado”, sostiene. “Funcionarios del Gobierno están hablando de nuestros residentes como si fueran menos que humanos. No son criminales. Son parte de esta comunidad, y la comunidad está asustada”, remata.
Higgins insiste en que la contienda no es partidista, pero sabe que hay mucho arrepentimiento entre los que apoyaron a Trump y que ahora buscan un cambio. “No se dieron cuenta de que, al votar, iban a socavar su identidad como hispanos y la seguridad de la comunidad hispana en el condado de Miami-Dade. Les duele el lenguaje que se está usando en su contra. Les duele que sus familiares estén desapareciendo, que personas que están tratando de hacer lo correcto presentándose a la corte estén siendo detenidas sin siquiera poder despedirse de sus familias. A mí también me duele esto”, asegura.
“He servido a los residentes de la ciudad de Miami durante ocho años. Ellos saben que sirvo a cada uno de ellos. No les pregunto su afiliación política. Esa reputación fue lo que me impulsó en la primera vuelta a ganar en todos los distritos. Y debo decirte que algunos de esos distritos no tienden hacia los demócratas”, agrega.
Enfrentarse a DeSantis
Las críticas de Higgins también apuntan al gobernador de Florida, el republicano Ron DeSantis, quien también ha dado su respaldo a González. DeSantis, un aliado de Trump, se ha convertido en uno de los promotores más agresivos de la ofensiva nacional contra los inmigrantes, construyendo centros de detención de nombres siniestros e impulsando cientos de acuerdos 287(g) entre cuerpos de policía locales y federales para arrestarlos.
“Piensa en lo que este Estado ha hecho: construyeron jaulas para seres humanos en lugar de vivienda asequible”, dice Higgins, en referencia a las celdas de Alligator Alcatraz.
Obedeciendo la agenda estatal, Miami firmó un acuerdo 287(g) en junio pasado, a pesar del rechazo masivo de residentes y grupos cívicos. Higgins opina que fue un error. “Cuando sea alcaldesa, buscaré ver si podemos salir de él. Tener a nuestros agentes de policía involucrados en actividades antiinmigrantes es negativo para la ciudad. Necesitamos una fuerza policial que, cuando esté en los vecindarios, la gente se sienta segura, confíe en ellos”, defiende. La candidata apunta a los índices de criminalidad de Miami, que han alcanzado bajos históricos, y añade: “No podemos ser percibidos como un brazo del Gobierno federal que está buscando a nuestros residentes, a sus hermanos, tíos, padres, hijos, sobrinos”.
También señala el peligro que supone para el futuro económico de la ciudad el hecho de que el Gobierno de Trump haya cancelado programas de protección temporal y humanitarios que permitían a millones de personas vivir y trabajar legalmente en EE UU, dejando en el limbo a cientos de miles de venezolanos, cubanos, haitianos, nicaragüenses y hondureños, entre otras nacionalidades.
El mes pasado, el Gobierno puso fin al Estatus de Protección Temporal (TPS) de cientos de miles de venezolanos, muchos residentes del sur de Florida. La Casa Blanca “les dijo a los venezolanos ‘es suficientemente seguro regresar a Venezuela. Váyanse. Estamos eliminando el TPS’, y esa misma semana anunció que Venezuela es un estado narcoterrorista tan peligroso que es necesario cerrar el espacio aéreo. ¿Cómo podemos estar quitando protecciones y enviando a la gente de vuelta a un lugar tan peligroso?”, apunta Higgins.
Pone como ejemplo al dueño de una clínica de salud local que recibió una notificación del Gobierno federal de que tenía que despedir a 27 trabajadores porque eran venezolanos y ya no podían trabajar legalmente. “Son 27 familias que no tienen un sostén económico, y, por otro lado, es una clínica de salud que quizás no pueda brindar la atención que debería a sus pacientes. Esta no es una política económica sensata”, señala.
“Necesitamos que el Congreso apruebe una vía legal hacia la ciudadanía para las personas que no son criminales”, agrega.
“Miami necesita ser una ciudad donde la gente se sienta bienvenida a vivir, trabajar, tener éxito y prosperar aquí. Es una bendición vivir en un lugar diverso donde la gente viene de distintas partes del mundo, piensan diferente, su cultura es diferente, exploran nuevas oportunidades de negocios de manera distinta. Eso es lo que debemos ser. Esa es la fórmula especial de Miami, nuestra diversidad”, opina. “Y, en este momento, al menos desde Tallahassee y desde Washington, eso no es lo que estamos escuchando. Estamos escuchando que si eres diferente, eres malo”.