El retrato de Anthony Fauci pintado por un mexicano que no le gusta a la Casa Blanca
El artista tijuanense Hugo Crosthwaite afirma que la reacción de la Administración de Donald Trump sobre su obra es “mediocre”
Hugo Crosthwaite (1971, Tijuana, Baja California) sonríe cuando escucha su nombre junto al de Donald Trump. “Mi rol como artista es no tener miedo”, dice, como si hablara de un premio. Y en cierto sentido lo es: el presidente incluyó su retrato sobre el antiguo responsable de combatir la pandemia, el doctor Anthony Fauci, entre las piezas “indeseables” del Smithsonian. Una reacción furiosa contra un mexicano que dibuja esqueletos, vírgenes y migrantes cruzando fronteras.
El artista tijuanense tiene una larga trayectoria ligada al arte desde niño. En 2019, se convirtió en el primer latino en ganar el prestigioso concurso de retrato de la National Portrait Gallery del Smithsonian. “Fue un gran gozo y un gran logro. En el mundo del arte, los grandes concursos suelen ser por invitación. Este, en cambio, era democrático: cualquiera podía aplicar”, recuerda.
Sin embargo, Crosthwaite decidió no presentar un retrato literal. “Siempre me ha costado hacer retratos tradicionales. Así que para este concurso hice una animación de tres minutos en stop motion donde conté la historia de Berenice Sarmiento Chávez, una mujer que conocí en la frontera y que me narró su experiencia cruzando a Estados Unidos”, explica a EL PAÍS.
Berenice, dice, exageraba, inventaba y mitificaba su relato. “Quería presentarse como una heroína, una figura épica que sobrevivió a todas las dificultades. El retrato que hice no refleja su apariencia física, sino su historia, la máscara que eligió mostrarme”. Su propuesta, innovadora y narrativa, fascinó al jurado y le valió el premio, así como la comisión para realizar un retrato oficial para el museo.
Durante su diálogo con la National Portrait Gallery, Crosthwaite pudo sugerir personajes de su interés. “En algún momento propuse hacer un retrato de Guillermo del Toro, con una animación sobre un niño que sueña con monstruos. Pero no se concretó. Más adelante me preguntaron si quería realizar el retrato del doctor Fauci, y respondí de inmediato que sí, porque justamente ese año estábamos viviendo la pandemia de covid-19 en su punto más crítico”.
En 2022, presentó su retrato animado de Fauci, que recorre dos pandemias (la del VIH-sida y la del covid-19) con cuerpos que se disuelven, pulmones que estallan, esqueletos, protestas, vacunas y la figura del epidemiólogo con cuernos de diablo. “Mi animación muestra cómo las pandemias afectan a las comunidades más vulnerables: afroamericanos, latinos, personas pobres. También refleja la desfinanciación de programas de salud y la cultura antivacunas que ha crecido en Estados Unidos”, explica.
Es precisamente esa obra la que aparece en la lista publicada el 21 de agosto de 2025 en el sitio oficial de la Casa Blanca, en un artículo titulado “President Trump Is Right About the Smithsonian” (El presidente Trump tiene razón sobre el Smithsonian, en español). La reacción oficial fue, según él, “mediocre”. “No mencionaron nada sobre diversidad, derechos LGBTQ+ o migrantes. Simplemente dijeron: ‘Es Fauci, no nos gusta’. Ni siquiera vieron la obra. Si realmente la hubieran observado, sí habría razones para considerarla controversial”. Aunque sospecha que su identidad como mexico-americano pudo haber influido, Crosthwaite afirma que el problema fue la censura sin análisis: “El miedo de la Administración crea un ambiente donde instituciones y universidades empiezan a autocensurarse. Ese es el peligro real”.
Esta polémica se enmarca en un contexto más amplio. Trump cumplió en marzo su amenaza de intervenir los museos de la red Smithsonian en Washington con un decreto titulado Restaurando la verdad y la cordura en la historia de Estados Unidos, que ordena una “limpieza” de cualquier ideología considerada inapropiada, divisiva o antiamericana.
Crosthwaite define su trabajo como “narrativas de frontera de un artista fronterizo”, o borderland artist. “Al exhibir en Los Ángeles o en otros lugares, siempre intentan categorizarme como ‘chicano art’. Pero no tengo esas raíces del movimiento chicano de Los Ángeles con César Chávez, Dolores Huerta y los trabajadores agrícolas. Mi cultura es Tijuana, es la frontera. No es el México ‘lindo y querido’. Es esa cultura particular que creció en Baja California y San Diego, con dos lenguas y dos países, esa transculturación que intento reflejar en mi trabajo”.
Sobre cómo se enteró de su inclusión en la lista negra, Crosthwaite relata que mientras trabajaba en su estudio recibió una llamada de su galería en Los Ángeles para comunicarle la noticia. Buscó la página, encontró la lista, y vio su nombre. Incluía series de obras de diferentes comunidades que hablan de diversidad, derechos LGBTQ+ y migración, y mencionaba su retrato.
Para él, estar en la lista negra es un recordatorio de que su papel como artista es no tener miedo. “Debemos combatir la pandemia del miedo. Hacer nuestro trabajo sin autocensura, avanzar, reflejar la realidad y denunciar injusticias”, afirma. Más allá de Fauci, su obra aborda la diversidad, los derechos civiles, la defensa de los derechos humanos y la migración. A través de sus trazos, Crosthwaite convierte su arte en memoria incómoda y espejo de las comunidades que el discurso oficial prefiere ignorar.