Trump no quiere que fragmentos de su muro fronterizo se vendan como chatarra
Cientos de paneles se han subastado en línea desde abril del año pasado con autorización del Congreso, pero recientemente han provocado la ira de los republicanos
Un acto “casi criminal”. Donald Trump mostró con estas palabras su repudio a la venta de materiales del muro fronterizo, puesto en marcha recientemente por el Gobierno de Joe Biden. Las placas de acero de la barrera migratoria llevan años sin ser utilizadas y guardando óxido y polvo en varios puntos de la frontera después de que el mandatario demócrata frenara la expansión del muro al llegar a la Casa Blanca. Los materiales se han ofrecido, al menos desde abril de 2023, en GovPlanet, un sitio de subastas de excedentes de la Administración federal. Los republicanos han puesto el grito en el cielo esta semana ante la profanación de uno de los objetos de culto del trumpismo.
The Daily Wire, un medio digital de derechas, publicó la semana pasada un video presuntamente filmado por un agente de la Patrulla Fronteriza que mostraba cómo varios camiones transportaban gigantescos paneles del muro desde al menos tres puntos de la frontera con Arizona. “El objetivo es llevarse todo antes de Navidad”, aseguró el agente, quien no reveló su nombre. El uniformado calcula que el Gobierno mueve cada día unos 800 metros de barrera. La subasta de estos lotes comenzaba en cinco dólares.
La publicación causó lo que esperaba, provocar la ira de los simpatizantes del presidente electo. Este fue uno de los primeros en rechazar las subastas. “Pido a Joe Biden frenar la venta del muro”, aseguró Trump en su conferencia del lunes desde Mar-a-Lago, donde tocó varios temas. Uno de estos fueron los costos de la barrera. “Es un material muy costoso y hoy su precio debe ser el doble de lo que era hace seis años y la Administración lo está rematando por cinco centavos cuando saben que nos estamos preparando”, añadió el mandatario. El republicano levantó durante su mandato solo 128 kilómetros nuevos de muro. Otros 500 kilómetros, que ya estaban en pie cuando Trump llegó a Washington, fueron reforzados o remozados.
Dan Patrick, el vicegobernador de Texas, criticó la subasta de acero. La calificó como un “malvado” golpe a Trump y al pueblo de Estados Unidos. El funcionario ha anunciado en Fox News que el Estado, que tiene 1.000 millones de dólares en mano, está explorando la posibilidad de comprar de vuelta las placas de nueve metros de alto. La oferta tiene la pinta de ser un golpe de efecto. “Es básicamente un montón de chatarra. Está llena de óxido y con algo de concreto. Hay algunos paneles que pueden ser salvados, pero quizá es demasiado caro traerlos desde Arizona”, añadió Patrick, quien aseguró que están en busca de fragmentos en mejores condiciones para que Trump cuente con ellos cuando asuma el poder el próximo 20 de enero.
El exgobernador republicano de Arizona, Doug Doucey, también criticó la venta de los pedazos del muro. “Es un esfuerzo de última hora del Gobierno de Biden por mantener abiertas las fronteras de Estados Unidos”, aseguró el mandatario. El fin del mandato de Doucey no estuvo exento de polémica por el uso de contendores a forma de muro fronterizo, lo que provocó afectaciones medioambientales, de acuerdo a varias organizaciones ambientalistas de la zona.
A pesar del escándalo que se ha generado, la subasta de este tipo de materiales no es nueva. Ha ocurrido al menos desde abril de 2023, cuando se vendieron 94 lotes, más de 729 paneles, en la misma plataforma. Los primeros 81 lotes fueron rematados por dos millones de dólares. Cada panel fue adquirido, en promedio, por unos 212 dólares.
¿Por qué se venden los paneles?
La venta del acero destinado para la frontera coincide con el fin del mandato de Biden. El triunfo de Trump en las elecciones del mes pasado no provocó las subastas. Cuando el republicano ganó, muchos contratos ya estaban en marcha para que la Administración se deshiciera de los materiales sobrantes, que tienen un valor de 300 millones de dólares, según las cuentas del partido de Trump.
Esto es por una ley de Defensa Nacional aprobada este año por el Congreso de Estados Unidos. La normativa, presentada por congresistas republicanos, obligaba al Departamento de Defensa a elaborar un plan para usar, transferir o donar los materiales empleados en la construcción del muro entre 2017 y 2022. Las autoridades debían iniciar el movimiento de los excedentes 100 días después de que la norma fuese aprobada por los legisladores. El 60% de los paneles fue reclamado por la Oficina de Aduanas y Control Fronterizo (CBP, por sus siglas en inglés). El 40% tuvo salida mediante la página GovPlanet.
El Pentágono informó esta semana en un comunicado al periódico Arizona Republic que los paneles ofrecidos en las subastas “ya no son propiedad del Gobierno de Estados Unidos” y que no tienen autoridad legal para reclamarlos de vuelta o frenar la venta de un producto que ya no forma parte del catálogo de la Administración.
Algunos republicanos insisten que aún existe margen de maniobra. Por esto quieren revivir una iniciativa presentada en agosto de 2023 que amenazaba con reducir 1% el presupuesto de viajes del Pentágono si el Departamento de Defensa no utilizaba o donaba los fragmentos sin utilizar del muro a California, Arizona, Nuevo México o Texas. Bastaba con que cualquiera de estas entidades se comprometiera por escrito “a usar estos materiales para la construcción de una barrera física permanente para impedir el tráfico ilícito de personas”. Ahora quizá no hay tiempo suficiente para salvar una pila de chatarra.