La comisión de comercio de Estados Unidos demanda a los gestores de farmacias por los altos precios de la insulina
La candidata Kamala Harris ha prometido exigir transparencia a las empresas para proteger las subidas de los medicamentos
La Comisión Federal de Comercio (FTC), la agencia encargada de la protección del consumidor en Estados Unidos, comunicó este viernes que había demandado a los tres grandes administradores de beneficios farmacéuticos (PBM) del país, que controlan el 80% de las recetas médicas y que han estado inflando el precio de un fármaco tan importante como la insulina. Con esta práctica los gestores “han extraído millones de dólares de las espaldas de los pacientes que necesitan medicamentos que les salvan la vida”, según declaró en un comunicado de prensa Rahul Rao, funcionario de la FTC, quien no dudó en llamar a estos grupos “guardianes de la medicación”.
Esta demanda no es algo que haya sorprendido a los PBM. Tras muchas quejas, desde hace meses circulaban las noticias de que podía ser posible una acción legal. También es un tema que ha estado sobre la mesa de la candidata Kamala Harris en su agenda de campaña para las elecciones de noviembre. En agosto, la demócrata dijo que iba a exigir “transparencia a los intermediarios que operan entre las grandes farmacéuticas y las compañías de seguros” y aseguró que utilizaban “prácticas opacas para aumentar los precios de los medicamentos y beneficiarse de su necesidad de medicamentos”.
Lo cierto es que, tras una “amplia investigación” de parte de FTC, se encontró que Caremark, de CVS Health; Express Scripts, de Cigna, y Optum Rx, de UnitedHealth, además de sus respectivas subsidiarias, estaban incurriendo en “distorsiones en la cadena de distribución farmacéutica”. Por mucho tiempo excluyeron de las listas de cobertura de los seguros las opciones de insulina más baratas, lo cual afectaba directamente el acceso de los pacientes a este medicamento, en un país donde más de ocho millones de personas dependen de él. Estos PBM, que son contratados por los empleadores y programas de seguro médico, son los encargados de negociar precios con los fabricantes de medicamentos, establecer los costos que pagan los pacientes y pagar a las farmacias.
“El aumento vertiginoso del precio de la insulina ha tenido consecuencias devastadoras para demasiados pacientes diabéticos que han tenido dificultades para pagar sus medicamentos y se han visto obligados a racionar estos medicamentos que les salvan la vida”, asegura Roa. El comunicado citó como ejemplo que si en 1999 el precio del Humalog era de 21 dólares, en 2017 había ascendido a 274, un aumento equivalente a más del 1200%.
La demanda, que aún no se ha hecho pública, asegura que los PBM han creado y gestionado un sistema en el que los fabricantes de medicamentos aumentan los precios para poder satisfacer los descuentos que exigen los PBM. “Este sistema perverso genera miles de millones de dólares en descuentos y tarifas para los PBM y sus clientes patrocinadores de planes de salud, pero lo hace a expensas de ciertos pacientes diabéticos vulnerables que deben pagar significativamente más de su bolsillo por sus medicamentos”, añade el comunicado.
No obstante, la FTC aclara que la subida de los precios no es un problema que solo han generado estos PBM, sino también los fabricantes de insulina como Eli Lilly, Sanofi y Novo Nordisk, los cuales “han inflado drásticamente el precio de lista de sus productos de insulina en respuesta a la demanda de los PBM”. Aunque los fabricantes no están incluidos en esta demanda, es una manera de advertirles que también están en la mira de los investigadores.
Ante la demanda, que pretende arreglar “un sistema roto”, los PBM han acusado a la FTC de mentir respecto a estas prácticas. Express Scripts los demandó el martes para que retirara sus acusaciones que afirman que los PBM se han beneficiado de farmacias pequeñas y se han embolsado millones. La acción legal de la FTC podría incidir de manera efectiva en los gastos de millones de pacientes que dependen de la insulina para vivir.
Aunque en los últimos años se han hecho intentos para reducir el gasto en la insulina, y algunas empresas han topado los precios del medicamento hasta 35 dólares para muchos pacientes, el precio de la insulina es un tema de debate en el país desde hace años. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), los gastos de una persona con diabetes tipo 2 cada año son más del doble de los de alguien que no tiene el padecimiento. El grupo Project Insulin asegura que un paciente gasta más de 14.000 millones de dólares al año en insulina, y el estadounidense medio tiene una deuda de más de 9.000 dólares para poder pagarla.
Organizaciones como Human Rights Watch han denunciado el difícil acceso a este medicamento. En un informe de hace dos años, señalaron sus altos precios y aseguraron que “las personas que necesitan insulina no deberían arruinar su economía para sobrevivir, pero en Estados Unidos a menudo sucede”. En el estudio, muchos pacientes dijeron haber restringido el uso de la insulina por falta de dinero, aún cuando la diabetes es la séptima causa de muerte en el país.