La comandanta
Con la entrega de los narcos a EE UU, Sheinbaum dejó claro quién manda aquí. El beneficio para el país es enorme. Ojalá como presidenta sea igual que como jefa de las Fuerzas Armadas
“El aire olía a violencia mexicana, a huracanes o golpes de Estado”. Jonathan Franzen (Las Correcciones)
El 27 de febrero de 2025 comenzó el Gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo. El envío de 29 peligrosos criminales a Estados Unidos para ser juzgados en ese país es una decisión sin precedentes que le da la vuelta por completo a la estrategia de combate al crimen organizado en México. Nadie se había atrevido a tanto.
La...
“El aire olía a violencia mexicana, a huracanes o golpes de Estado”. Jonathan Franzen (Las Correcciones)
El 27 de febrero de 2025 comenzó el Gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo. El envío de 29 peligrosos criminales a Estados Unidos para ser juzgados en ese país es una decisión sin precedentes que le da la vuelta por completo a la estrategia de combate al crimen organizado en México. Nadie se había atrevido a tanto.
La decisión de la comandanta Sheinbaum tiene amplio significado. Si se le quiere ver como “una ofrenda a Trump”, me parece que cabe, pero es una apreciación bastante limitada. Es un desmarque sobre la política del Gobierno anterior y también una vuelta de tuerca en el liderazgo del gabinete para Omar García Harfuch, sí, pero sobre todo un giro total en la estrategia de combate a los grupos criminales. Sí, adiós al aberrante Poder Judicial pero también al aberrante sistema penitenciario, a las aberrantes policías locales, y a los aberrantes políticos en connivencia con el narco. El largo brazo de la ley acaba de aumentar su longitud y su fuerza.
No fue un manazo en la mesa para poner orden. Volteó la mesa entera. La comandanta de las Fuerzas Armadas dejó en claro quién manda aquí. El ejercicio de poder no dejó duda alguna. Ojalá continúe así. El beneficio para el país es enorme. Todo indica que los carteles de la droga tendrán que replantear sus estrategias. Durante años descansaron en quedarse en México. El amparo convertido en surtidor de impunidad ha quedado atrás. Tiempos nuevos, nuevos vientos. Se ha entendido con claridad que no haya manera de tender abrazos a los criminales, ellos no se detienen. La comandanta decidió no que uno o dos, sino una treintena de delincuentes de altísima peligrosidad fueran extraditados, enviados, entregados, expulsados, o aventados a las autoridades de Estados Unidos. Pagarán por sus crímenes y delitos. Se acabó la fiestecita en las cárceles y juzgados mexicanos. Llegó la comandanta.
Apenas la semana pasada el desorden dominaba la escena nacional. Las grillas de la bajeza en Morena se adueñaban del espectro político. Machos irredentos que a las propuestas de López Obrador no le movían ni las faltas de ortografía, le enmendaron a la presidenta su principal iniciativa política. La burla legislativa de su propio partido y sus aliados se había convertido en moneda corriente. A eso hay que sumarle la carta entregada al consulado mexicano por los abogados de El Mayo en la que el narcotraficante exigía la intervención del estado mexicano en su defensa, a riesgo de que la situación en el país sufriera un “colapso”. Y entonces aparecieron los llamados “narcoabogados”, dudosos personajes del ámbito jurídico que se repartían la defensa de criminales como Zambada o el Z-40 y que las alternaban alegremente con la convivencia con altos personajes de Morena. Tal era la seguridad de esos sujetos, que daban entrevistas en las que decían que ni siquiera cobraban, que lo hacían “probono”, por participar “en el momento histórico” y contribuir a la pacificación al tiempo que advertían que sus clientes no podían ser extraditados porque tenían amparo. La atmósfera política estaba en lo criminal sobrecargada de narco y en lo político líderes de Morena exhibían la debilidad de la presidenta frente a ellos. Fue entonces que apareció la comandanta.
Solamente desde la mezquindad se puede criticar la medida. Se trata de criminales que cobraron miles de vidas en México, que han doblado al Estado mexicano, que han corrompido las estructuras de poder y que controlan una porción del suelo nacional. Si no pueden estar aquí purgando sus culpas, que lo hagan en otro lado. Que los mantenga Trump.
La acción tomada tiene el doble rasero: cumple con Estados Unidos y cumple con México, un país anhelante de poner a los narcos en su lugar. Habrá consecuencias, advierten algunos con razón. La lucha contra el crimen organizado es difícil, cruel, pero estratégica para el país. En ese sentido la decisión de la comandanta es impecable. La presidenta juega con sus mañaneras, resbala, se mete en asuntos insignificantes, tolera los berrinches y desplantes de sus adversarios en el movimiento, juega a la populista y mantiene a sus enemigos imaginarios. La comandanta es el nuevo azote de los criminales y cumple a cabalidad con proteger al país. Ojalá pronto tengamos a la presidenta.
@juanizavala