Diez preguntas sobre la captura de El Mayo y el asesinato de Cuén

Un líder del narcotráfico tan longevo como Ismael Zambada García tiene, tristemente, más credibilidad que un Gobierno que ni siquiera sabe cómo lo atraparon y lo llevaron al otro lado de la frontera.

Ismael 'El Mayo' Zambada y Héctor Melesio Cuén Ojeda.CORTESÍA / CUARTOSCURO

Más allá de las versiones —porque eso son: versiones de una y otra parte— de Ismael Zambada García o de Joaquín Guzmán López y sus abogados; de la raquítica información oficial y de las pistas que ha arrojado el periodismo hasta ahora, tanto ...

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Más allá de las versiones —porque eso son: versiones de una y otra parte— de Ismael Zambada García o de Joaquín Guzmán López y sus abogados; de la raquítica información oficial y de las pistas que ha arrojado el periodismo hasta ahora, tanto la Fiscalía de Sinaloa como la Fiscalía General de la República tienen en sus manos la capacidad de generar las respuestas que pueden dar coherencia y veracidad a lo sucedido el pasado 25 de julio en Culiacán: otro aciago jueves que estará marcado en el imaginario colectivo como el día que agarraron al Mayo y también mataron a Cuén.

Un día cuyos sucesos ocupan a los mexicanos en la especulación, pero que mantiene a los sinaloenses sumidos en una mezcla irrespirable de zozobra y miedo.

  1. ¿Estuvo la camioneta de Fausto Corrales, acompañante de Héctor Melesio Cuén Ojeda y una de sus personas de mayor confianza, en el campestre Huertos del Pedregal el 25 de julio a las 11.00, lugar donde se celebraría la reunión con Ismael El Mayo Zambada? Si fue así, ¿a qué hora entró y a qué hora salió?
  2. ¿De qué calibre son los balazos que Melesio Cuén presentaba en las piernas y le provocaron la muerte; hay evidencia de ellos en la camioneta, propiedad de su acompañante y resguardada por la autoridad? ¿Qué dice el peritaje?
  3. ¿Por qué la Fiscalía de Sinaloa no transparenta el video que existe de la agresión a Cuén en la gasolinera de la comunidad de La Presita, ubicada el norte de Culiacán y lejos de Huertos del Pedregal, sitio donde habrían intentado robarles la camioneta según la versión de Corrales, testigo presencial del ataque?
  4. ¿Ingresó Héctor Melesio Cuén con vida a la clínica privada CEMSI de la Colonia Chapultepec en Culiacán el 25 de julio por la noche? ¿A qué hora y en que condición lo hizo?
  5. ¿Qué dice el parte médico y la autopsia de Cuén Ojeda? ¿A qué hora murió?
  6. ¿Dónde está el teléfono celular de Héctor Melesio Cuén Ojeda, pieza clave para entender sus movimientos y comunicaciones de ese día?
  7. ¿Es cierto que la familia de Héctor Melesio Cuén estaba preocupada por su seguridad ese 25 de julio y no podían comunicarse con él? ¿Rindieron ya alguna declaración?
  8. ¿Por qué el exfuncionario de la Policía Ministerial del Estado, José Rosario Heras López, fungía como escolta personal de Ismael El Mayo Zambada desde hacía años y al mismo tiempo que era un agente activo de la dependencia? ¿Iniciarán alguna investigación al interior?
  9. ¿Sabían las autoridades estatales y federales de vínculos entre Ismael El Mayo Zambada y Héctor Melesio Cuén (quien fue rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, fundador del Partido Sinaloense, Alcalde de Culiacán, Secretario de Salud con Morena y futuro diputado federal del PRI) pues les proporcionaron seguridad por mucho tiempo? ¿Qué pasó con la investigación anunciada sobre el presunto enriquecimiento inexplicable de él y de su familia?
  10. ¿Cuáles otras líneas de investigación tiene la Fiscalía de Sinaloa sobre el homicidio de Cuén? ¿Tuvieron conocimiento o información sobre la reunión en Huertos del Pedregal? ¿Hay indicios (no dichos) que conecten ambos hechos?

De la contundencia y rapidez, pero sin violar el debido proceso, con la que la Fiscalía estatal y federal sean capaces de investigar, aclarar y comunicar lo sucedido ese jueves dependerá “la verdad” que los sinaloenses y los mexicanos decidan creer.

El tiempo apremia, porque en un país como México, donde campean la impunidad, la violencia y la gobernanza criminal, un líder del narcotráfico tan longevo como Ismael Zambada García tiene, tristemente, más credibilidad que un Gobierno que ni siquiera sabe cómo lo atraparon y lo llevaron al otro lado de la frontera.

Eso no es culpa del capo, ni de los medios, ni de la gente que alimenta su mito; mucho menos del estigma narco de Sinaloa, sino de los gobernantes del PRI, PAN y Morena que lo dejaron operar libremente por más de cincuenta años.

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