Las élites partidistas mexicanas
Las dinastías familiares han controlado por décadas la vida interna de distintos partidos y han resultado particularmente exitosas en hacerse de espacios dentro de una facción gobernante
La semana pasada analicé qué tan populares o dinásticos han sido los partidos políticos mexicanos históricamente con base en los apellidos de sus legisladores. Con ello escribí una breve historia de la clase política mexicana desde 1940.
Hoy extiendo ese análisis para entender, ya no la historia de las dinastías políticas mexicanas a través del tiempo, sino las élites partidistas que han conformado cada partido. Es decir, las dinastías familiares que han controlado por décadas la vida interna de dist...
La semana pasada analicé qué tan populares o dinásticos han sido los partidos políticos mexicanos históricamente con base en los apellidos de sus legisladores. Con ello escribí una breve historia de la clase política mexicana desde 1940.
Hoy extiendo ese análisis para entender, ya no la historia de las dinastías políticas mexicanas a través del tiempo, sino las élites partidistas que han conformado cada partido. Es decir, las dinastías familiares que han controlado por décadas la vida interna de distintos partidos o que han resultado particularmente exitosas en hacerse de espacios dentro de una facción gobernante.
Para medir qué tan popular o dinástico es un partido político cree un “índice dinástico” que califica a cada uno de sus diputados y senadores con valores de 0 a 100 puntos. Se otorga el valor de 0 a los legisladores que provienen de familias populares o indígenas, y 100 a los que provienen de familias empresariales, extranjeras o de apellidos poco comunes entre las familias mexicanas (véase metodología y limitantes al final del artículo).
El partido más elitista de México es el Verde Ecologista (PVEM). A lo largo de su historia le ha dado curules a Ninfa Salinas Sada, la hija del magante Ricardo Salinas Pliego, a figuras como Guillermo Cueva Sada, empresario de Nuevo León, y al empresario Jorge Kahwagi Macari. Solo el 34% de los legisladores del verde vienen de familias comunes.
Actualmente, el legislador más dinástico del Partido Verde es José Antonio Estefan Gillissen, un diputado de Oaxaca de ascendencia libanesa que, irónicamente, obtuvo su curul haciéndose pasar por indígena para asegurarse una cuota legislativa, según reveló el diario mexicano El Universal.
El segundo partido más elitista de México ha sido Nueva Alianza, el partido de la maestra Elba Esther Gordillo. Cuna de múltiples dinastías políticas, ahí encontró espacio la hija de la maestra, Mónica Arriola, su nieto, René Fujiwara, y también Fernando Bribesca, el hijo de Marta Sahagún, esposa de Vicente Fox. Todo en familia.
A los dos anteriores le sigue el PAN que también tiene sus propias dinastías. Por ejemplo, los Lujambio, Cabeza de Vaca o Gómez Mont. Todos son apellidos escasos entre la población mexicanas, pero abundantes entre la clase política del PAN. El PAN le ha dado curules a Rogelio Sada Zambrano, bisnieto de uno de los fundadores de la Cervecería Cuauhtémoc, y al productor de agave Gustavo Macías Zambrano.
Por el contrario, los tres partidos menos elitistas o más populares han sido el Partido Popular Socialista, el PRD y el Frente Cardenista. Todos partidos de izquierda. Entre los tres, de 1940 a la fecha han logrado llevar 1.148 legisladores al poder. De éstos, el 45% tiene apellidos comunes.
Aun así, las izquierdas mexicanas no están exentas de dinastías. Por ejemplo, dentro del PRD están los Cárdenas y los Batres. Otros apellidos de élite entre las izquierdas mexicanas son Barbosa, Bautista y Luján.
Morena es un tanto distinto. Sigue siendo bastante popular pero también le ha dado cabida a los dos legisladores más dinásticos de todo el Congreso. El senador por Sonora, Arturo Bours Griffith, socio mayoritario de la empresa de huevo Bachoco y director de Megacable Comunicaciones. Y la senadora por Oaxaca, Susana Harp Iturribarría, hija del billonario mexicano Alfredo Harp Helú.
En Morena, cada vez hay más apellidos extranjeros como Farjat, Waldenrath o Latournerie. Esto es sorprendente porque hasta 2015, Morena era el partido más popular y menos elitista de todo México. En su bancada de encontraba solamente Adán Augusto López de Tabasco, Mario Delgado de la Ciudad de México y Rabindranath Salazar de Morelos. Si bien el primero viene de familia de notario, ninguno venía de familias acaudaladas.
El nivel dinástico de Morena puede acentuarse aún más en el futuro porque sus partidos aliados, en particular el PT, están fungiendo como depositarios de los políticos de familias más populares. Mientras Morena captura a las élites, el PT se han popularizado. De hecho, el PT es actualmente el partido menos elitista de todo México, con perfiles como Margarita García García de Oaxaca, Brígido Moreno de Coahuila, o Dionicia Vázquez del Estado de México.
Finalmente, algo a destacar es cómo Movimiento Ciudadano (MC) si bien ocupa un nivel dinástico intermedio, se ha vuelto menos dinástico a través del tiempo. En un periodo legislativo, MC llegó a ser el partido más dinástico de todo México. Cuando entre sus filas contaba con perfiles como Layda Sansores San Román, Luisa Alcalde Luján o Juan Samperio Montaño. Sin embargo, desde entonces se ha vuelto más popular con senadores como Juan Zepeda Hernández, y diputados como Omar Castañeda González de Durango, o Gloria Núñez Sánchez de Nayarit.
Por lo pronto, los legisladores que actualmente están en el poder son tan dinásticos como los que llegaron al poder con Vicente Fox en el año 2000, y mucho más dinásticos de los que llegaron al poder en 2018. Pronto sabremos lo que sucederá en 2024.
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