Rumbo a 2024: las preguntas de la encuesta
El canciller Marcelo Ebrard es quien mejor profundizará en lo que ha hecho el presidente López Obrador y encontrará las estrategias de innovación pendientes.
Impulsado desde hace más de dos décadas por Andrés Manuel López Obrador, el nuevo rumbo del país se encuentra en juego. Durante estos años de Gobierno, el esfuerzo titánico emprendido por nuestro presidente le ha demostrado a la vieja política que sí es posible gobernar mejor por medio de la honestidad y con la mira puesta en un nacionalismo globalizado, centrado en la justicia social.
También está claro que no somos iguales a los Gobiernos anteriores: las personas que formamos parte de...
Impulsado desde hace más de dos décadas por Andrés Manuel López Obrador, el nuevo rumbo del país se encuentra en juego. Durante estos años de Gobierno, el esfuerzo titánico emprendido por nuestro presidente le ha demostrado a la vieja política que sí es posible gobernar mejor por medio de la honestidad y con la mira puesta en un nacionalismo globalizado, centrado en la justicia social.
También está claro que no somos iguales a los Gobiernos anteriores: las personas que formamos parte de este movimiento de transformación nos hallamos conscientes de la responsabilidad histórica y moral que heredamos tanto de López Obrador como de un amplio grupo de liderazgos emanados de la izquierda contemporánea, entre los que resuenan los legados de Demetrio Vallejo, Arnoldo Martínez Verdugo, Heberto Castillo, Rosario Ibarra y Cuauhtémoc Cárdenas. Las personas que lideran esta izquierda partidaria encabezan luchas colectivas y movimientos reivindicativos de derechos concretos. Y no solo se trata de nombres, sino de gente que goza de una calidad moral digna de ser seguida por millones de mexicanas y mexicanos, cuyas aspiraciones y luchas se encuentran encarnadas en estas causas.
Por eso, la batalla hacia 2024 debe ser encabezada por una persona leal a los principios de la Cuarta Transformación que, en el ejercicio del poder presidencial, se haga cargo de lo que deje pendiente la administración de López Obrador. Ya lo dijo nuestro presidente: el elefante burocrático se mueve con lentitud y, además, las transformaciones estructurales llevan su propio ritmo. No es posible desmantelar en un sexenio lo que se deformó durante décadas, sumado a que aquellos que defienden a capa y espada el planteamiento neoliberal han entorpecido los cambios de la 4T.
Para vencer en este desafío se requiere un liderazgo con visión de estadista, una lealtad demostrada al proyecto de la izquierda, preparación de sobra, experiencia vasta en políticas públicas incluyentes, feministas, sin olvidar que, por el bien de todas las personas, en primer lugar siempre están los pobres.
Por estas y muchas otras razones, junto con millones de mexicanas y mexicanos, identificamos ese liderazgo en la figura del canciller Marcelo Ebrard: sin demeritar a otras compañeras y compañeros aspirantes, también capaces y leales, él es quien mejor profundizará en lo que ha hecho el presidente López Obrador y al mismo tiempo encontrará las estrategias de innovación pendientes.
Garantizar la sucesión
En la lucha política de décadas, nuestro actual presidente solo ha tenido un sucesor: Marcelo Ebrard.
¿Qué ha demostrado el actual canciller durante esos años? Que es una persona competente, capaz y leal, cuya proeza fundamental consistió en profundizar en el proyecto de cambio social en la Ciudad de México y estimular nuevas políticas públicas desde la izquierda.
¿Cómo es posible medir esta afirmación? A partir de los programas que, en su momento, implementó en beneficio de la gente y que hoy en día son proyectos insignia del presidente, como el programa de vivienda popular o las becas de estudiantes que hoy conocemos como Becas Benito Juárez. De igual forma, son constatables su apoyo a la política feminista, a la inclusión de la comunidad de la diversidad sexual, a la participación de la sociedad civil, a los programas para las comunidades indígenas urbanas, así como su preocupación por los servicios públicos en las colonias olvidadas y marginadas.
Es decir, el canciller Ebrard ha sido leal y ha demostrado, mediante acciones concretas y una trayectoria de capacidad, que será un gran sucesor.
En nuestro equipo político somos respetuosos de la ley. Estamos conscientes de que aún falta para 2024 y de que, bajo la lógica del presidente, aquí no hay tapados ni favoritos. Sin embargo, también consideramos necesario impulsar tanto la visión obradorista como el trabajo ejemplar del canciller Ebrard.
Por tal motivo, el 19 de junio pasado acompañamos al licenciado Ebrard a inaugurar una nueva etapa de su vida política, donde nos compartió su aspiración para que, en un proceso interno de Morena, se seleccione al coordinador de los comités de defensa de la Cuarta Transformación.
Nosotras y nosotros nos mantenemos firmes en que la construcción de una agenda debe ir de la mano de la gente, de abajo hacia arriba, lejos de la alta burocracia y del juicio de unos cuantos políticos.
El objetivo es sencillo: escucharemos a la militancia de base, a la sociedad civil y a los liderazgos sociales porque, en conjunto, deseamos construir la ruta pendiente para el país. Por supuesto que para conseguirlo es necesario tocar las puertas en cada estado y en cada municipio, a fin de lograr, codo con codo, que Marcelo sea el candidato triunfador en la encuesta para la sucesión presidencial. Y lo repito: se trata de un proceso interno del partido, en ningún momento de una acción adelantada o una precampaña.
He trabajado con Andrés Manuel López Obrador desde la presidencia del partido de izquierda donde militábamos. Caminamos juntos en las elecciones de 2000, 2006, 2012 y 2018. Conozco bien su liderazgo, sus ideas, y de buena cuenta agradezco la invitación que me hizo para ser candidata a la senaduría por Guanajuato. Sé de lo que hablo, y por eso creo con firmeza que Marcelo es su mejor sucesor.
Las preguntas clave
Las encuestas con que se elegirá al coordinador de los comités de defensa de la Cuarta Transformación deben ser abiertas, transparentes y accesibles para todas las personas, tal como sucedió en 2011, en un ejercicio pactado en ese momento entre Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard.
Por esa misma razón, proponemos que la base para elaborar la encuesta hacia 2024 sean las cinco preguntas formuladas hace 11 años:
- ¿Cuál es su opinión hacia los personajes mostrados?
- ¿Por quién o por quiénes nunca votaría?
- Si los candidatos a la presidencia en 2012 [ahora 2024] fueran los siguientes, ¿usted por quién votaría?
- De un grupo de cinco, ¿por quién votaría?
- ¿A quién de los personajes en la tarjeta preferiría usted como presidente?
En vista de que el propio presidente legitimó entonces el ejercicio a partir de esas cinco preguntas, tenemos la convicción de que aquellos que deseen participar en el proceso se sumarán a este esfuerzo.
La unidad se construye con un piso parejo, donde se escuche al pueblo y a la militancia, con apego a los resultados de la encuesta. Seremos sumamente respetuosas y respetuosos, movidos por la convicción de que nuestros únicos rivales son la corrupción, la pobreza, el desempleo, la desigualdad y la falta de oportunidades.
La ciudadanía se encuentra ávida de participar y de sumarse al proyecto de transformación, así que vayamos a buscarla, porque con el pueblo todo y sin el pueblo nada.
Llegó la hora de una nueva etapa en la esperanza para México.