Un hotelero de Mazatlán o el jefe de seguridad de Los Chapitos: el misterio detrás de 12 disparos en el corazón de Ciudad de México
Las autoridades tratan de constatar que el hombre asesinado en un restaurante de la capital era El Panu, un criminal de alto rango del Cartel de Sinaloa, y no un empresario como dijo su pareja tras el crimen
Óscar Ruiz fue asesinado de 12 tiros con un arma de fuego de 9 milímetros, al interior del restaurante de comida china Luau, en la colonia Juárez, en el corazón de Ciudad de México. Su pareja, María José N, que se encontraba con él, relató que un hombre vestido de negro, con gorra y cubrebocas, entró al local y, sin mediar palabra, disparó contra Ruiz. El agresor huyó a pie con dirección a la calle de Hamburgo y posteriormente fue visto cruzando el Paseo de la Reforma, la principal arteria de la capital, hacia la calle Nápoles. Hasta ahí llegan los hechos recabados y confirmados por autoridades de seguridad capitalinas sobre el ataque. Otro crimen horrendo en la capital mexicana si no fuera porque, además, todo apunta a que se trata de un ajuste de cuentas que golpea al Cartel de Sinaloa. Porque Óscar Ruiz no era el empresario hotelero de Mazatlán que dijo su pareja, sino Óscar Medina, jefe de seguridad de Los Chapitos, los hijos del histórico narco mexicano, en guerra con su otrora familia de Los Mayos.
La información sobre la identidad del sinaloense asesinado ha fluido a cuenta gotas desde que se conoció el suceso. El fallecido no llevaba identificación y fuentes cercanas a las investigaciones aseguran a este periódico que se trata “con alta probabilidad” de El Panu, jefe de seguridad de Los Chapitos, que se encontraba este domingo en la capital. Óscar Medina está señalado como un operador de alto rango de esa facción del Cartel de Sinaloa. Sin embargo, las mismas fuentes han matizado que su identidad no ha podido ser verificada aún “científicamente”. Ni la Fiscalía de Ciudad de México, que recibió inicialmente el expediente por el ataque, ni la Secretaría de Seguridad Ciudadana capitalina, que informó del suceso el domingo, han confirmado la identidad de la víctima.
Se ha abierto una carpeta de investigación por los delitos de homicidio doloso y lesiones por disparo de arma de fuego. Fuentes oficiales han dado a conocer que las consultas realizadas en los sistemas institucionales no arrojaron antecedentes penales ni presentaciones previas ante autoridades ministeriales o cívicas al revisar los nombres de las víctimas. Sin embargo, El Panu tenía una ficha de búsqueda emitida por el Departamento de Estado de Estados Unidos, donde se ofrecen cuatro millones de dólares por información sobre su paradero. Las mismas fuentes han explicado que la identificación se ha complicado porque al momento del ataque, el hombre asesinado no traía consigo un documento de identificación y sospechan que los familiares dieron otro nombre para ocultar su identidad.
A lo largo del lunes, portales enfocados en información sobre el narco trataron de colocar las piezas de un rompecabezas que, hasta la publicación de este artículo, no ha sido clarificado por las autoridades oficiales. Todas las imágenes disponibles que existen de El Panu fueron puestas como evidencia, incluidas unas fotos de baja calidad en las que el jefe de seguridad de la facción a cargo de Iván Archivaldo Guzmán, supuestamente, se encuentra haciendo compras en septiembre pasado en una tienda de El Palacio de Hierro, en Ciudad de México.
El caramelo del misterio sobre la identidad del hombre asesinado llegó incluso a relacionarlo con material audiovisual de hace seis años. Una similitud a un hombre en el video de una de las cámaras corporales de elementos del Ejército en el operativo fallido para detener a Ovidio Guzmán, conocido como El Ratón, el menor de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán, durante el Culiacanazo, el 17 de octubre de 2019, apuntó a que sí podría tratarse de él.
Tampoco faltaron los análisis sobre cómo esta muerte, en caso de que se confirme lo que se ha especulado, afectaría a la estructura de Los Chapitos -en guerra contra los herederos en el clan de Ismael El Mayo Zambada-, mermada en los últimos meses por los embates de la Administración Trump y el Gobierno federal en su lucha contra el narcotráfico. Sin El Panu, los hijos del Chapo habrían perdido a la última pieza importante de su tablero, a cargo de la protección de los hermanos Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, los dos últimos sobrevivientes del grupo criminal que se encuentran entre ceja y ceja de la DEA (la agencia antinarcóticos estadounidense).
La incertidumbre por el próximo movimiento de Los Chapitos y la supervivencia de su estructura pasa ahora por la confirmación sobre el misterioso sinaloense que fue abatido en la popular y turística Zona Rosa. El Cartel de Sinaloa continúa en jaque.