Los maestros mantienen el paro pese a la retirada de la reforma del ISSSTE: “No es la buena voluntad, son las soluciones”
El magisterio considera insuficientes las medidas de la presidenta Sheinbaum que, dicen, dejan fuera lo fundamental: los requisitos para la jubilación, los salarios y las pensiones
Los maestros mexicanos continúan en pie de guerra. El martes por la tarde, después de un mes movilizados por la reforma al ISSSTE que presentó la presidenta, Claudia Sheinbaum, el 7 de febrero, consiguieron la retirada del proyecto y con ello un triunfo incontestable de los colectivos que los agrupan. Esto no ha sido suficiente, no obstante, para suspender el paro de 72 horas programado desde este miércoles y hasta el viernes, que continúa su cauce ajeno a las medidas anunciadas por la mandataria esta mañana: aprobar quitas a las deudas adquiridas con el Fovissste, la posibilidad de que el organismo construya vivienda social para los trabajadores y no solo les conceda créditos, congelar la edad de jubilación a la actual —56 para ellas, 58 para ellos— y organizar foros en las escuelas para conocer sus preocupaciones y demandas, además de la retirada de la actual iniciativa.
Esto, que consideran una victoria parcial, no soluciona lo que juzgan como el problema de fondo, que viene de la ley aprobada en 2007. “Acordamos el paro para resolver demandas fundamentales”, explica el portavoz de la sección 9 de Ciudad de México, Pedro Hernández, de la CNTE, el colectivo más crítico: “Volver al criterio de los servicios cumplidos para poder retirarse, que quiten las cuentas individuales (las llamadas Afores: Administradoras de Fondos para el Retiro) y que se calculen las pensiones a partir del salario mínimo —220 pesos al día— y no de la UMA —106 pesos diarios—”. Un escollo que de momento parece insalvable y que tiene pocos visos de solucionarse pronto.
“Por supuesto que soy sensible a ellos, participé en esa lucha [contra la ley de 2007]”, ha defendido Sheinbaum esta mañana: “El tema es que hay que ver qué recursos [hay], porque no se puede prometer lo que no hay, recursos para cumplir ahora, después de tantos años, por eso estamos poco a poco generando estos apoyos para los maestros, y siempre escuchando”. Los manifestantes reconocen la buena voluntad del Gobierno, dicen, pero “no se trata de buena voluntad, sino de soluciones”, en palabras de Anastasio Hernández, de la sección 22 de Oaxaca. Este maestro de 54 años lleva 34 cumplidos de servicio y ha montado su carpa y sus tienda de campaña junto con varios de sus compañeros en el Zócalo capitalino, a resguardo de un sol que calienta en extremo el asfalto de la plaza.
Hernández entiende que es inviable cambiar de un día para otro todo el sistema ―si se aplicaran el sistema anterior, una cantidad inasumible de personas como él optarían directamente a la jubilación―, pero insiste en la necesidad de mejorar unas condiciones que considera indignas. Esa idea, la “dignidad”, se escucha allá donde se pregunte. “[Conseguirlo todo] es utópico, pero que se haga algún ajuste que sea digno para el magisterio”, dirá también Ximena Cervantes, capitalina de 28 años con seis cumplidos de servicio. “El acuerdo de ayer nos da una pauta de que está abierta al diálogo. Yo no creo que vuelva [el criterio de] los 28 años de servicio, pero ni tú ni yo: no vas a llegar a los 40 años de servicio y tampoco a los 28, pues unos treinta y tantos”, concede.
A la altura de Bellas Artes se congrega también un pequeño grupo de unas 200 personas afiliadas a diferentes colectivos independientes que reclaman su sitio en la mesa. “Vamos a mantenerlo hasta que se abrogue la ley de 2007 y se cambie el sistema de Afores a pensiones”, declara Mario Córdoba, fundador de la Organización de Profesores en Educación Básica (OPEB). Ellos no tienen pensado llegar hasta el Zócalo, sino protestar en el Eje Central.
A 800 metros de ahí, a mediodía, en la superficie de la plaza cada vez hay menos huecos libres para los que todavía están marchando desde el Congreso hacia la principal plaza pública de la ciudad: al menos unos cientos de personas más. Las tiendas y las sombrillas de los que ya han acampado forman un mosaico colorido que hay que sortear con maña para no tropezar con alguna cuerda. Nadie se va a mover de ahí en los próximos tres días y en la CNTE amagan con ir a un paro indefinido si el Gobierno no concede alguna de las medidas que consideran nucleares, según manifiesta uno de sus voceros. Esta misma tarde se reunirá la Asamblea Nacional Representativa para acordar los pasos a dar estos días, y esperan conseguir una reunión con la presidenta antes de la fijada por el Gobierno: el 8 de mayo, que consideran demasiado lejana.
La actual reforma, que afectaría a 3,2 millones de trabajadores en activo y 1,33 millones de pensionados, según los cálculos ofrecidos por el Ejecutivo, tiene su origen en el sexenio anterior, pero quedó guardada en un cajón con el resto de asuntos pendientes. A pesar de ello, los maestros concedieron una tregua al presidente López Obrador, que tuvo un sexenio relativamente tranquilo en esta cuestión. Los colectivos que agrupan al magisterio, con un poder histórico en los Estados y especialmente en las zonas rurales, han dado por finalizada la tregua y confluyen ahora en la capital para poner a prueba de nuevo su poder de presión.