Consumo, pago de impuestos y creación de empleos: los argumentos de Sheinbaum contra el discurso antimigrante de Trump

La presidenta se lanza a desmontar los mitos alrededor de la migración y pone sobre la mesa cómo beneficia a las economías de México y Estados Unidos, a partir de un análisis de la académica Viridiana Ríos

Claudia Sheinbaum durante la 'Mañanera del pueblo' en Palacio Nacional, en Ciudad de México.Sáshenka Gutiérrez (EFE)

“Como todo mundo sabe, miles de personas nos están inundando a través de México y Canadá”. Así comenzaba el mensaje que Donald Trump publicó la semana pasada en Truth Social, su red social, para amenazar a sus socios con una guerra comercial, si no tomaban acciones contundentes frente a la crisis migratoria y el tráfico de fentanilo. Claudia Sheinbaum respondió con una carta, que después llevó a una llamada telefónica, que acabó finalmente con dos versiones completamente distintas de lo que conversaron. Las autoridades mexicanas han apostado ahora por convencer al próximo presidente de que la imposición de aranceles y la deportación masiva de cientos de miles de personas cada año también sería contraproducente para Estados Unidos. Esa es la tesis de un documento que Sheinbaum presentó este lunes, a partir de un análisis de la académica Viridiana Ríos, para poner en evidencia que las medidas de mano dura contra la inmigración tendrían un impacto directo en el consumo, la recaudación de impuestos, el desempleo y la seguridad social. “Es importante que las y los estadounidenses sepan lo que valen las y los mexicanos”, afirmó.

“Vale la pena mencionarlo por este tema de las deportaciones, de que se criminaliza a las y los migrantes”, señaló Sheinbaum, a propósito de la promesa de campaña de Trump de expulsar hasta un millón de personas en situación irregular cada año. Las declaraciones de la presidenta mexicana también están atravesadas por las tensiones diplomáticas que han emergido por la renegociación del tratado de libre comercio (TMEC) y el mito de que México se beneficia del acuerdo a costa de sus socios. “Las y los mexicanos que trabajan allá, sea que tengan documentos o no, el 20% lo envían en remesas, pero el 80% de sus ingresos lo invierten en Estados Unidos” comentó la mandataria, mientras presentaba el documento, en su conferencia de prensa.

El mito de la “invasión”

Ríos, columnista de EL PAÍS, señala en entrevista telefónica que Sheinbaum la buscó hace un par de semanas para que le hiciera llegar la información. “El hilo conductor es tratar de identificar las distintas aportaciones de los mexicanos, ya sea económicamente, en materia de conocimiento o en otro tipo de variables”, apunta la economista y analista de políticas públicas. El primer dato que destaca el Gobierno mexicano es la generación de empleos. “El tratado de libre comercio entre México y Estados Unidos crea empleos en Estados Unidos”, se afirma.

Aunque Trump habla constantemente de una “invasión”, la evidencia indica que por cada 131 puestos de trabajo en sus filiales mexicanas, las empresas estadounidenses generan otros 333 en su país, de acuerdo con cifras del Instituto Peterson de Economía Internacional. El TMEC no es la única fuerza detrás de este efecto positivo. Los migrantes hacen que las empresas que los contratan ganen mayores ingresos y que puedan contratar adicionalmente de uno a dos nativos por cada 10 posiciones que ocupan las personas nacidas fuera de territorio estadounidense, según esa fuente. Los inversores mexicanos, además, crean 133.000 empleos en Estados Unidos, de acuerdo con el Centro Wilson. California, Texas y Florida son los Estados más beneficiados de las inversiones de México, con decenas de miles de posiciones en el mercado laboral.

“Si los trabajadores mexicanos dejaran de consumir en Estados Unidos, la economía se contraería en 1 punto del PIB”, subraya el análisis. Esto es especialmente relevante por el peso que tiene el consumo de la diáspora mexicana y porque evidencia cómo ayuda a fortalecer el mercado estadounidense, señala Ríos. “Es el equivalente a destruir el valor generado por la totalidad de la agricultura, la pesca y la silvicultura de ese país”, asegura. El consumo de los migrantes de México tiene, además, un peso económico mayor que la industria del cine, la química básica, la manufactura de partes espaciales y los aerotransportes, de acuerdo con datos del Journal for Health Economics.

“Otro gran mito es que los migrantes no pagan impuestos”, afirma Ríos. Lo cierto, según las cifras, es que sí lo hacen y muchas veces no se benefician de ellos. “Los migrantes indocumentados contribuyen con 13.000 millones de dólares al año al Seguro Social y debido a que la mayoría no reclama beneficios, el 92% de ese dinero termina beneficiando a nativos de Estados Unidos”, se lee en el documento, que recoge datos del Instituto Cato, entre otras fuentes. La académica argumenta que las contribuciones de los inmigrantes son clave para la solvencia del sistema. “Si la migración legal se redujera en un 50% a lo largo de diez años, la deuda del Seguro Social aumentaría en un 13%, sumando pérdidas de $1,5 billones de dólares en 75 años”, se expone.

Más datos contra el discurso de los ‘bad hombres’

Ríos envió un análisis más amplio que el que Sheinbaum presentó en su conferencia de prensa. Esa versión incluye estimaciones del impacto directo de las políticas de Trump. Si el próximo Gobierno deportara de 1,3 a 8,3 millones de inmigrantes y, además, impusiera aranceles del 10% a las importaciones de México, China y Canadá, la economía estadounidense se contraería y habría más inflación. En 2028, el PIB real de Estados Unidos caería un 2,8%, en un escenario optimista, y hasta un 9,7%, en uno pesimista. El empleo se desplomaría en ese mismo año de forma similar, de un 2,7% hasta un 9%. El nivel de precios subiría entre 4,1 y 7,4 puntos en 2026, al término de su segundo mandato, según cálculos del Instituto Peterson. “Al tratarse de datos de académicos estadounidenses en su mayoría, no se puede argumentar que estén sesgados a favor de México”, afirma Ríos.

“Cuando México envía a su gente, no nos mandan a los mejores. Nos mandan gente con un montón de problemas, que traen drogas, crimen y son violadores”, aseguró Trump en junio de 2015, cuando se destapó de manera sorpresiva como aspirante a la presidencia. “Tenemos que sacar a los bad hombres”, dijo en el segundo debate, con Hillary Clinton, un año más tarde. En la última campaña, los republicanos han retomado el discurso de que la porosidad de la frontera es sinónimo de entrada a “delincuentes”, “enfermos mentales”, “terroristas” y “narcotraficantes”. Pero los datos no les dan la razón.

Más migración implica menos delincuencia, de acuerdo con una investigación publicada en el ILR Review. “Por cada punto porcentual de incremento en el porcentaje de inmigrantes mexicanos, la criminalidad disminuye”, se lee en análisis de Ríos. El robo de vehículos cae un 15%, las violaciones bajan un 13% y los robos sin violencia, un 11%. “Los migrantes tienen una probabilidad más baja de cometer delitos que la población nativa, precisamente porque ellos van a trabajar y lo último que quieren es tener problemas con la ley”, explica la académica.

A propósito de la consigna de “construir el muro”, tomar medidas abruptas, como el cierre de fronteras y el aumento de la vigilancia, se traduce en beneficios para los grupos criminales, de acuerdo con el análisis. “Es contraproducente pues obliga a los migrantes a recurrir a redes de tráfico de personas para cruzar, lo cual se asocia con incrementos en violencia”, se argumenta a partir de al menos cuatro trabajos académicos distintos. “Otro gran mito es que los mexicanos sólo hacen trabajo manual, cuando hay más de 20.000 mexicanos con doctorado trabajando en la academia de Estados Unidos”, apunta la especialista. “Simplemente, me agradeció y yo me sentí honrada de que tuviera la confianza de buscarme”, dice Ríos sobre la reacción de Sheinbaum.

La presidenta y sus colaboradores han recopilado datos durante semanas con la intención de presentarlos al equipo de Trump y ha dicho que también los compartirán con el Gobierno canadiense, que ha cedido ante presiones de política interna y ha endurecido su discurso frente a México. Tras la reunión entre el republicano y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, el viernes pasado, Sheinbaum adelantó que espera reunirse con el presidente electo, aunque todavía no hay una fecha para el encuentro. “Vamos a esperar para poderlo hacer, pero estoy segura que vamos a mantener muy buena relación”, comentó.

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