La violencia se recrudece en Sinaloa con más de una decena de asesinatos desde el inicio del Gobierno de Sheinbaum
La guerra entre El Mayo y Los Chapitos ha dejado un saldo de 125 homicidios y amenazas cada vez más explícitas entre ambos bandos en poco más de tres semanas
Un hombre baleado en la comunidad de El Cantón. Una persona ejecutada y colocada en una tumba abierta en un panteón del municipio de Mocorito. Una víctima hallada sin vida en un canal de riego tras ser atacada con un arma blanca en Ahome. Dos cuerpos abandonados con signos de tortura en la sindicatura de Costa Rica. Un homicidio en la carretera entre Mazatlán y Culiacán, a la altura de Elota. El hallazgo de por lo menos dos cuerpos calcinados y otros restos humanos en descomposición en una camioneta incendiada y llena de impactos de bala en Higueras de Abuya, en Culiacán. La narcoviolencia no da tregua a Sinaloa. La guerra entre El Mayo y Los Chapitos se ha saldado con 125 asesinatos desde el estallido del conflicto el pasado 9 de septiembre, según datos oficiales. Once de ellos fueron perpetrados en los primeros dos días del Gobierno de Claudia Sheinbaum.
Culiacán, la capital del Estado, ha amanecido este jueves con mensajes dirigidos a la nueva presidenta, colocados en distintos puntos de la ciudad y supuestamente atribuidos a Los Chapitos, la facción dirigida por los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán, que busca hacerse con el dominio del Cartel de Sinaloa. Las mantas, que ya fueron retiradas por elementos de las Fuerzas Armadas, acusaban a los aliados de Ismael El Mayo Zambada, detenido el pasado 25 de julio en Estados Unidos, de estar detrás de la ola de violencia e inseguridad que azota a la entidad, bastión histórico de esa organización criminal.
La presidenta dijo en la primera Mañanera de su sexenio que Sinaloa “no fue de los Estados con mayor número de homicidios” desde el pasado fin de semana y que había que esperar para tener un diagnóstico más completo de la inseguridad en la entidad. Más de 50 organizaciones ciudadanas lanzaron un grito de auxilio esta misma semana para pedir un alto a la violencia a la nueva Administración. “No exageramos cuando decimos que en los últimos veintidós días hemos observado con terror un incremento en las actividades delictivas como son los asesinatos, desapariciones, balaceras, bloqueo de vialidades y robo de vehículos, lo cual ha generado incertidumbre, aislamiento y efectos devastadores en la sociedad”, señalaron en un comunicado dirigido a Sheinbaum, su Gabinete de Seguridad y al gobernador Rubén Rocha. El mandatario estatal reconoció que aún no se ha atajado la narcoviolencia, aunque aseguró que “ha ido bajando” y que la situación se está “controlando”.
Las autoridades han lanzado un nuevo operativo de proximidad para blindar el primer cuadro de Culiacán, el epicentro de la fractura entre los antiguos aliados del Cartel de Sinaloa. El Gobierno de Rocha ha empujado en las últimas semanas para la reactivación de la economía y la reanudación de actividades cotidianas, pero el miedo sigue presente en la sociedad sinaloense, que no había padecido un conflicto tan prolongado dentro de la organización criminal desde que la guerra que libró El Chapo contra sus primos del Cartel de los Beltrán Leyva hace casi 15 años.
El hallazgo de los cuerpos calcinados en Higueras de Abuya, donde se registró un enfrentamiento y se encontraron otros cadáveres en esa misma zona a finales de la semana pasada, ha cimbrado a la población. Apenas el fin de semana pasado se encontró otra camioneta llena de cuerpos y la leyenda “Bienvenidos a Culiacán”, justo cuando Andrés Manuel López Obrador hacía la última visita al Estado de su mandato, como parte de su gira de despedida, junto a Sheinbaum.
En los últimos días, la ola de asesinatos ha alcanzado también a miembros de la política. Faustino Hernández, líder ganadero y excandidato a alcalde de Culiacán, fue asesinado el pasado 30 de noviembre en un atentado afuera de su propia casa, en el sector residencial y comercial de Tres Ríos. El también exdiputado local negó en múltiples ocasiones durante su carrera que tuviera vínculos con Zambada. Un día antes, Héctor Manjarrez, hermano de un exalcalde de Elota y un diputado federal, fue hallado muerto tras estar dos días desaparecido. En las últimas tres semanas ha habido también más de un centenar de desaparecidos, bloqueos viales, saqueos de tiendas, robos y enfrentamientos armados.
La presidenta ha adelantado que la próxima semana presentará su política de seguridad. Sheinbaum y el secretario Omar García Harfuch anunciaron que la estrategia tendrá cuatro ejes principales: la atención a las causas sociales de la delincuencia, el fortalecimiento de la Guardia Nacional (recientemente trasladada a la Secretaría de la Defensa Nacional), una mayor apuesta por la inteligencia y la investigación, y la coordinación entre las fuerzas de seguridad. “Tengo claro que mi responsabilidad es llevar a México por el sendero de la paz, la seguridad, la democracia, el cuidado del medio ambiente, las libertades y la justicia”, dijo la mandataria en su primer acto masivo en el Zócalo, donde enlistó los 100 compromisos de su Gobierno. El combate a la inseguridad y la reducción de los delitos de alto impacto fue el último punto que mencionó en su discurso. “No regresará la irresponsable guerra contra el narco”, zanjó.
Sheinbaum y su equipo, que llegan con la reducción de la percepción de inseguridad en Ciudad de México como una de sus principales credenciales, heredan el conflicto en el noroeste del país, que ya ha dado visos de desbordarse en otros Estados donde el Cartel de Sinaloa ha tenido presencia, como advertían las mantas que colocó el narco en Culiacán. Al margen del cambio de Gobierno, la violencia se ha afianzado como uno de los mayores problemas del país, con la masacre de al menos cinco personas en Guanajuato y el asesinato de seis migrantes a manos del Ejército en Chiapas, y uno de los mayores desafíos para la primera presidenta y mujer al frente de las Fuerzas Armadas.