Máxima tensión en el Senado ante la discusión de la reforma judicial: los legisladores cambian de sede tras la irrupción de manifestantes
La oposición acusa al oficialismo de lanzar una agresiva campaña de presión sobre sus legisladores para conseguir el voto decisivo y aprobar la enmienda
El Senado mexicano fue este martes un campo de batalla, hasta el punto que a media tarde decenas de manifestantes que protestaban contra la reforma judicial a las afueras del recinto legislativo irrumpieron en el pleno y los legisladores tuvieron que suspender la sesión. La tensión creció en pocos minutos y los miembros de seguridad del Senado se han visto rebasados por los manifestantes. El presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, ha convocado más tarde a la reanudación de la sesión en la sede alterna de la Cámara alta, en la Antigua Casona de Xicoténcatl, ya fuertemente resguardada por policías de Ciudad de México. Desde primera hora de la mañana, por no decir que desde hace días, se vivió un ambiente de máxima tensión ante la inminente votación de la reforma al Poder Judicial propuesta por Andrés Manuel López Obrador. Dentro y fuera de la Cámara alta hubo un hervidero de corrillos, chantajes, amenazas, acusaciones y rumores de deserciones en las filas de la oposición.
Ese denso ambiente se llevó al pleno, cuando Fernández Noroña dio por iniciada la sesión. El bloque mayoritario, formado por Morena, PT y PVEM, busca ratificar la enmienda que ya fue aprobada con holgura por los diputados la semana pasada. Un solo voto aleja al oficialismo de avalar la iniciativa de López Obrador, para la que se requiere de mayoría calificada en el Senado: dos terceras partes, esto es, 86 escaños. Morena y sus aliados tienen 85 votos asegurados. La cacería por obtener el apoyo faltante ha sido salvaje, a decir de los senadores del PAN, el PRI y MC, que han denunciado en la sesión de este martes, sin presentar pruebas, que sus compañeros han sido objeto de presiones e incluso de arrestos por parte de las autoridades de los Estados gobernados por el oficialismo. “Ustedes saben que no cuentan con los votos para pasar la reforma constitucional y que es una realidad que están presionando, utilizando a las Fiscalías de los Estados para obtener los votos que les faltan”, ha señalado el panista Ricardo Anaya.
Clemente Castañeda, coordinador de Movimiento Ciudadano, ha acusado desde la tribuna que el senador Daniel Barreda había sido detenido junto a su padre en Campeche. El jefe parlamentario ha acusado directamente a la gobernadora del Estado, la morenista Layda Sansores, y ha asegurado que el objeto de esa captura era evitar que el legislador se presentase a la votación. Los senadores del PAN, PRI y MC —que suman 43 escaños— se han atrincherado desde hace días para evitar que un tránsfuga traicione sus filas y dé a Morena el voto faltante para aprobar la reforma judicial, cuyo punto más polémico es que todos los jueces federales sean electos por voto en las urnas. El bloque opositor ha exigido que se suspenda la sesión hasta que no se supiera del paradero de Barreda. “En política no hay coincidencias”, ha dicho Castañeda, “qué casualidad que el día de hoy, que tenemos una votación trascendente para el futuro de la nación, se quiera silenciar a la mala, utilizando los peores modos, los peores instrumentos de coacción política”, ha dicho Castañeda. De inmediato, la gobernadora Sansores ha negado esa acusación en un mensaje en sus cuentas de redes sociales.
En el Senado, el coordinador de Morena, Adán Augusto López, ha informado de que llamó a la Fiscalía y al Tribunal de Justicia de Campeche y que desde ahí negaron que Barreda o su padre estuviesen capturados. Luego, el presidente del Senado, Fernández Noroña, ha asegurado que personalmente tuvo comunicación con Barreda, quien le dijo que estaba en Ciudad de México “en perfectas condiciones”. La senadora morenista Citlalli Hernández ha llamado a la calma a la oposición: “Amigos, dense cuenta, si no les contesta las llamadas, simplemente no les quiere contestar”. Castañeda ha insistido, horas después, en que MC no sabía con certeza cuál era el paradero de Barreda, de quien dijo que estaba “incomunicado”.
Afuera del recinto legislativo, cientos de personas se manifestaban en defensa del Poder Judicial y contra la reforma oficialista. Aunque el Senado estaba resguardado por policías capitalinos, pasadas las 16.00 un grupo de jóvenes ingresó por la puerta que da al Paseo de la Reforma, que normalmente no se utiliza. Dentro, el personal de resguardo intentó frenar a los manifestantes con líquido de extintores. Mientras una parte de los jóvenes intentaba derribar las puertas del salón de sesiones, otros lanzaban cánticos: “¡El Poder Judicial no va a caer, no va a caer!” y “¡Dónde están, dónde están, los senadores que nos iban a escuchar!”. Después de varios intentos, las puertas del pleno se abrieron de par en par y el tumulto ocupó los lugares de los senadores. Dentro, cantaron el Himno Nacional. Para entonces, ya se habían ido por salidas alternas los legisladores del bloque Morena-PT-PVEM. Permanecieron en sus lugares los senadores del PAN, PRI y MC, a quienes los jóvenes gritaban: “¡No están solos, no están solos!”. El oficialismo ha acusado a la oposición de “reventar” la sesión. El ingreso de cientos de manifestantes hasta el salón de sesiones pone en evidencia los protocolos de seguridad de las autoridades y revela, cuando menos, negligencia.
Antes de la irrupción, la gran interrogante en el pleno era dónde estaban los legisladores desaparecidos. Barreda era el segundo senador ausente. La noche del lunes, la fracción del PAN no tenía noticia de uno de sus correligionarios, el veracruzano Miguel Ángel Yunes Márquez. No llegó al encuentro que iban a tener los panistas y no contestaba el teléfono, ni siquiera a su coordinadora de bancada, Guadalupe Murguía. Comenzó a trascender la sospecha de que Yunes Márquez sería el voto faltante adquirido por Morena. Pasado el mediodía de este martes se ha sabido que el senador, miembro del clan Yunes, una familia de políticos de Veracruz que enfrenta varias acusaciones de corrupción, había pedido licencia. Fernández Noroña ha informado de esto último al pleno, señalando que Yunes Márquez ha alegado problemas de salud y que ha pedido que su suplente rinda protesta en su lugar.
El suplente no es otro que el padre del senador, Miguel Ángel Yunes Linares, exgobernador veracruzano y uno de los enemigos más importantes de López Obrador. Noroña ha informado más tarde de que Yunes Linares se encontraba en un salón aledaño al pleno. Pasadas las 13.00, el Senado estaba por tomarle protesta al suplente, paso previo a que se dé lectura al dictamen de la reforma judicial, núcleo de la tormenta. Yunes Linares ha llegado acompañado por dos importantes morenistas, Óscar Cantón Zetina y Felix Salgado Macedonio. Cuando entró al pleno, fue recibido fraternalmente por Augusto López. Desde las bancadas de la oposición comenzaron a gritarle: “¡Traidor, traidor, traidor!”. Yunes Linares ha pedido el uso de la palabra para defender la reputación de su hijo, luego de que Marko Cortés, senador y dirigente del PAN, criticó momentos antes a Yunes Márquez. “¿Ese es el pacto de impunidad? ¿Pide licencia, auséntate?”, había cuestionado Cortés. “Estás a tiempo de ser un héroe de la patria y no un traidor de la patria”, había dicho desde la tribuna.
La ruptura en el PAN estaba servida, ante la sospecha de la inesperada adhesión del clan Yunes al oficialismo. Yunes padre ha acusado a Cortés de “linchar” a su hijo por no comprometerse a votar conforme dicta la dirigencia del PAN. El padre ha ventilado que, por la mañana, Cortés habló con Yunes Márquez para amenazarlo con expulsarlo del partido a él y sus familiares. Yunes padre ha reiterado que su hijo se ausentó por una enfermedad de la columna y que quizá más tarde retome su escaño, pero ha dejado ver que el voto de los Yunes será según su conciencia, es decir, sin línea. Cortés ha revirado a Yunes Linares y le ha recordado que su hijo se comprometió públicamente a estar presente en la sesión y votar contra la reforma judicial. “Estoy francamente decepcionado de lo que has hecho”, le ha dicho. La voz quebrada y los ojos rojos, el dirigente panista ha recordado sus años de amistad con Yunes padre. “Hubiera sido más decente, querido amigo, que nos hubieras tomado la llamada y nos hubieras dicho: voy a traicionarlos”, ha soltado.
El PRI no se quedó atrás en el cruce de acusaciones. Alejandro Moreno, Alito, senador y dirigente de la formación, ha señalado que sus compañeros de filas también han sido objeto de presiones. Él mismo lo ha sido, según dijo. A la par de la sesión en el Senado, en el Instituto Nacional Electoral (INE) se debatía un proyecto referente a los cambios a los estatutos del PRI que permitirían a Alito Moreno prorrogar su mandato frente al partido. En días pasados circuló un primer proyecto que validaba esos cambios. El priista ha denunciado que hoy por la mañana ese proyecto fue reemplazado por otro que echaría atrás su posición en la dirigencia. “[Nos están] dando a entender que, si nosotros jalamos con la mayoría [de Morena], no nos quitarán la presidencia del PRI. Y a mí no me van a presionar ni por la dirigencia del PRI ni por cualquier denuncia o amenaza. Vamos a votar en contra de esa reforma que es una locura”, ha dicho Moreno.
El líder priista había afirmado que tenía pruebas de las presiones del oficialismo a que han sido sometidos sus compañeros de filas. Momentos después dio una rueda de prensa. Preguntado por los periodistas sobre las pruebas a las que aludió, dijo que las estaban recopilando y poniendo en orden. Pasado el revuelo por la incorporación de Yunes Linares, la Mesa Directiva del Senado convocó a una nueva sesión esta misma tarde en la que se votará, finalmente, la reforma al Poder Judicial. Una fuente de Morena ha afirmado que, en la reunión previa que sostuvieron los legisladores de esa bancada, se les informó de que el oficialismo ya contaba con los votos necesarios para ratificar la enmienda. El mínimo son 86 senadores. Pero bien pueden ser 87.
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