Un grupo armado secuestra al alcalde electo de Frontera Comalapa, en Chiapas
Un comando criminal se llevó a Aníbal Roblero de una cafetería de Tuxtla, la capital, este martes por la tarde. La Fiscalía no ha dado detalles sobre el caso
Criminales armados secuestraron al alcalde electo de Frontera Comalapa, un municipio de la frontera de Chiapas con Guatemala, este martes en Tuxtla, la capital del Estado. Aníbal Roblero, que había ganado las elecciones en junio bajo las siglas del Partido Verde, con una enorme diferencia de votos sobre sus competidores, debe jurar el cargo en unas semanas. El secuestro ocurrió pasadas las 16.00, frente a una cafetería, en una concurrida avenida de la ciudad. De momento no hay noticias sobre su paradero.
La Fiscalía del Estado no ha dado información sobre el caso, pero ha difundido una ficha de búsqueda de Roblero, que responde a una denuncia de su hijo. En la ficha se informa de que Roblero cuenta 54 años y que su familia lo vio por última vez en la colonia Terán, cercana a la avenida Belisario Domínguez, de donde se lo llevaron. La poca información oficial se complementa con un vídeo que muestra el momento en que supuestamente los criminales interceptan a Roblero y se lo llevan.
En las imágenes, un grupo de hombres con fusiles y chalecos tácticos arrastra al futuro alcalde hasta una camioneta blanca. Otra camioneta color rojo espera detrás, aparentemente compinchada con la primera. En una cuestión de segundos, los criminales meten al hombre en el vehículo delantero y salen volando de allí. La Fiscalía no ha aclarado si este vídeo responde verdaderamente al secuestro, pero medios locales en Chiapas lo replican desde el miércoles, como el momento del delito.
La prensa de la región ha informado también de que Roblero vivía en la capital, que dista 240 kilómetros del municipio que lo ha elegido como alcalde. Es una de tantas imágenes que ilustran la inseguridad que golpea a la frontera central, corredor sometido por el crimen, rehén de una guerra intermitente entre grupos criminales, que han logrado horadar el antaño rico tejido social de la zona. Municipios como Frontera Comalapa y vecinos, caso de Chicomuselo, Bellavista, y otros tantos en el camino a la Sierra Mariscal, viven a merced de la voluntad de los grupos, entregados a una batalla por el control de las rutas serranas, para traficar personas, drogas y armas.
No es nada nuevo, sino parte de la cotidianeidad de los últimos dos años. Hace unas semanas, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el mayor sindicato docente del país, denunció que 300.000 niños no habían podido comenzar el curso escolar en Chiapas, por la violencia, principalmente en la Sierra Mariscal y la frontera central. En febrero, una red de organizaciones no gubernamentales que han trabajado en Chiapas durante años denunció que esa zona del Estado vivía un “conflicto armado no reconocido”, con miles de desplazados.
Aunque el paso de los meses ha provocado la aparición de nuevos actores en la batalla –o actores viejos que usan disfraces nuevos–, la pelea principal la libran el Cartel de Sinaloa y el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que hasta hace unos meses al menos detentaba el poder en Comalapa. El interés de los grupos en Comalapa es enorme, dada su importancia comercial en la región y sus conexiones con Guatemala. Las peleas este último año han ocurrido en los municipios de alrededor, en comunidades de Chicomuselo y Bellavista, que conectan Comalapa con la sierra.
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