López Obrador pide una investigación a fondo del asesinato de Héctor Cuén tras los errores de la Fiscalía de Sinaloa

“Queremos que se haga una investigación a fondo, seria y que se informe de todo”. Así reaccionó Andrés Manuel López Obrador al último giro en la polémica por el asesinato de Héctor Cuén, exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa y diputado electo por el Partido Revolucionario Institucional (PRI). El presidente afirmó en La Mañanera de este viernes que fue un acierto que la Fiscalía General de la República (FGR) tomara el caso, después de que el Ministerio Público Federal señalara en un comunicado que hubo errores de la Fiscalía de Sinaloa en la necropsia, el manejo de la escena del crimen y la custodia del cuerpo, así como inconsistencias alrededor de la versión inicial de las autoridades estatales sobre el asesinato. El mandatario ha mantenido su apoyo al gobernador Rubén Rocha, que ha salido salpicado después de la muerte de Cuén, su adversario político, luego de que Ismael El Mayo Zambada afirmara que iba a reunirse con ambos el pasado 25 de julio, el día en que se dio a conocer su detención en Estados Unidos y la muerte del exrector. Después de tres semanas en el ojo del huracán, la fiscal estatal, Sara Bruna Quiñónez, presentó su renuncia voluntaria.

Hay al menos dos versiones públicas sobre el asesinato de Cuén. La Fiscalía de Sinaloa afirma que el político, que también fue alcalde de Culiacán y fundador del Partido Sinaloense (PAS), murió desangrado tras resistirse a un intento de robo de su camioneta. Esta línea de investigación está basada en el testimonio de Fausto Corrales, la persona que supuestamente conducía el vehículo. Según este relato, dos hombres armados se acercaron y le dispararon cuatro veces, mientras estaba en la gasolinera de La Presita. Cuén falleció tras ser trasladado a una clínica privada y se declaró su muerte una hora más tarde, pasadas las once de la noche. La otra versión es la de El Mayo, quien asegura en una carta que Cuén fue asesinado en el rancho Huertos del Pedregal, el lugar donde fueron citados, a 12 kilómetros de la gasolinera y 12 horas antes de que se anunciara a los medios.

“Estamos ya sabiendo estas contradicciones, que comenzaron desde el primer momento”, dijo López Obrador al referirse a ambas teorías sobre lo sucedido. Tras la publicación de la carta de Zambada el sábado pasado, el gobernador negó haber acudido al encuentro y la Fiscalía estatal refrendó que la hipótesis del robo se mantenía como la principal línea de investigación. En aras de despejar las sospechas, Rocha pidió a López Obrador que la FGR interviniera, ante las versiones de que la fiscal, Sara Quiñónez, era cercana a su Gobierno. Antes de entregar el caso a las autoridades federales, la Fiscalía de Sinaloa hizo público esta semana un video que respalda su teoría del caso y contradice la línea de tiempo de El Mayo. Pero las imágenes sembraron más dudas sobre lo sucedido, porque no son contundentes respecto del intento de robo, los disparos ni permiten identificar a Cuén en el vehículo.

“La Fiscalía [estatal] está dando cosas que no coinciden”, comentó López Obrador. La FGR dijo en su comunicado que la versión original del video tiene sonido y solo se escucha un balazo, no cuatro. También refiere que los empleados de la gasolinera declararon que no escucharon los disparos. Acusa que las autoridades estatales no investigaron manchas de sangre en la parte trasera de la camioneta, pese a que el supuesto ataque se dio en la parte delantera, en el asiento del copiloto. Tampoco se cumplieron los protocolos para el resguardo del cuerpo y se permitió que fuera incinerado, a pesar de que no se habían agotado las investigaciones.

La renuncia de la fiscal Quiñónez fue presentada al Congreso estatal y anunciada por el gobernador Rocha, quien la calificó como una “decisión responsable”. “Sé que lo hace honrando la honorabilidad que le caracteriza, para que se atiendan a plenitud las observaciones que la FGR ha formulado en relación a la investigación del caso del homicidio del exrector Héctor Cuén”, dijo el mandatario en redes sociales.

López Obrador ha sido ambivalente respecto a su apoyo al gobernador Rocha, miembro de Morena, su partido. Por un lado, dijo que salir a desmentir y explicar que no estaba en Sinaloa el pasado 25 de julio ha sido un “acto de congruencia y valor civil”. Por el otro, ha dicho que es su responsabilidad aclarar la situación. A pregunta expresa sobre si lo respaldaba, el presidente dijo que sí: “No sabíamos si él estaba enterado de la situación”. El gobernador ha aportado una serie de elementos para sostener su versión: dijo que estaba de vacaciones, contó que visitó a familiares y se filtró la bitácora del vuelo que tomó a California. El empresario y exdiputado priista Jesús Vizcarra afirmó que le prestó un avión y negó también tener vínculos con el narco.

El asesinato de Cuén, un político poco conocido fuera de Sinaloa, se convirtió en un asunto de interés nacional después de que fuera vinculado con el arresto de El Mayo y Joaquín Guzmán López, el hijo de El Chapo. Y las dudas y contradicciones sobre la detención de los capos, jefes del Cartel de Sinaloa, se han trasladado a la investigación por el asesinato. Ante la presión de la opinión pública y los medios, López Obrador ha mantenido la misma posición. “Vamos a esperar a tener toda la información”, repitió y exigió que no se oculte “absolutamente nada”. Tres semanas después de la muerte de Cuén y de intrigas en Sinaloa, la investigación está ahora en manos de la FGR.

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