El Tribunal Electoral declara la muerte del PRD

El histórico partido de la izquierda mexicana, en el que militaron Cuauhtémoc Cárdenas y López Obrador, pierde oficialmente el registro nacional

Edificio sede del Partido de la Revolución Democrática (PRD), en la Ciudad de México, el 13 de junio de 2024.Rogelio Morales Ponce (CUARTOSCURO)

Adiós al Partido de la Revolución Democrática (PRD). La histórica formación de izquierda fundada por Cuauhtémoc Cárdenas en 1989 ha perdido oficialmente el registro nacional y ha quedado confinada a una fuerza política local en unos cuantos Estados de México. El Tribunal Electoral (TEPJF) ha sepultado esta semana los últimos recursos promovidos por la formación en su intento de anular los resultados en algunos colegios electorales y rescatar algunos votos de la pasada elección del 2 de junio. El PRD, en el que militó Andrés Manuel López Obrador hasta 2012, obtuvo una votación menor al 3% de los sufragios totales emitidos, el mínimo requerido por las leyes para que una formación acceda al financiamiento público y pueda presentarse a elecciones federales. Las sentencias del Tribunal Electoral confirman oficialmente la muerte del PRD, que ya atravesaba una sangría de militantes ante el avance imparable de Morena, el partido de López Obrador que se presenta como la alternativa más-a-la-izquierda de la formación perredista, aliada desde hace unos años con el vetusto PRI y el conservador PAN.

La desaparición del PRD estaba anunciada desde las horas posteriores a la elección del 2 de junio, cuando los conteos mostraban que había obtenido la peor votación en sus años de historia (en los comicios presidenciales tuvo el 1,8% de los sufragios; en las elecciones para las Cámaras del Congreso, apenas unos cuantos puntos más). El Instituto Nacional Electoral (INE) emprendió los trabajos de desmantelamiento del partido, mientras este inició la batalla jurídica para no perder el registro. Pero, a lo largo de las recientes sesiones públicas del TEPJF, los magistrados electorales no han hecho sino poner los últimos clavos al ataúd perredista. El dirigente de la formación, Jesús Zambrano, ha criticado la sentencia de los togados. “Lamento que la mayoría de los magistrados no haya valorado suficientemente los agravios que documentamos para mantener nuestro registro legal nacional”, ha dicho a través de un video publicado en X.

Las mayores esperanzas del PRD descansaban en el reclamo de que se anulasen decenas de casillas o que se ordenase un recuento de sufragios por presuntas irregularidades en la jornada electoral, con la expectativa de rascar votos y alcanzar el umbral del 3%, según reconoció la propia formación en su alegato ante el TEPJF. “Los planteamientos de la parte actora son inoperantes, porque tienen como finalidad que se ajuste la votación para conservar su registro como partido político nacional, pues de forma expresa señala que, al corregir las irregularidades que se reclaman, al PRD se le asignarían los votos que le corresponden, los cuales alcanzan el porcentaje requerido por la norma para seguir conservando su registro”, señala la sentencia del Tribunal. La formación acusaba que hubo “dolo” en el conteo de los votos; que hubo un contexto de violencia generalizada que mermó sus apoyos, y que en cientos de colegios se permitió sufragar a ciudadanos sin credencial o que integraron las mesas personas que no estaban facultadas. Los magistrados electorales decidieron no ordenar ningún recuento y confirmaron las cifras de la votación del 2 de junio.

El PRD también pedía que se anularan y repusieran los comicios presidenciales por supuestamente haberse registrado un contexto sistemático que impidió el ejercicio del voto libre por parte de los mexicanos. Uno de sus alegatos —apoyado por sus aliados del PAN y el PRI— era que el titular del Ejecutivo federal, López Obrador, intervino de manera generalizada en la elección para favorecer a Claudia Sheinbaum, la candidata oficialista, y atacar a Xóchitl Gálvez, la abanderada opositora. En este punto, los magistrados del Tribunal Electoral tuvieron posturas contrarias. Mientras una mayoría señaló que los posicionamientos del presidente desde su popular conferencia Mañanera eran casos aislados, el resto sostuvo que su intervención fue una constante que desbalanceó el piso parejo de la contienda. Ningún togado, sin embargo, se pronunció por anular la elección, en la que Sheinbaum, con casi 36 millones de sufragios, resultó la presidenta más votada de la historia mexicana.

El TEPJF ha declarado la hora de muerte del PRD, el partido que en el ocaso del siglo pasado puso cara al todopoderoso PRI, el de los caudillos, la compra del voto, la represión y la aniquilación de las disidencias; ese PRD, aupado sobre los hombros de políticos progresistas como Cárdenas, López Obrador, Ifigenia Martínez, Rosario Ibarra, Heberto Castillo, Pablo Gómez, Porfirio Muñoz Ledo, Sheinbaum y otros más anónimos (el propio Zambrano, el último dirigente perredista, fue miembro de las guerrillas y recibió un disparo). Adiós al PRD, la formación que para constituirse usó el registro que perteneció al Partido Mexicano Socialista (PSM), a su vez un crisol de agrupaciones izquierdistas que encausaron en la lógica democrática la disputa por el poder; ese PRD, el partido en permanente lucha interna entre sus grupos; el que estuvo a punto de ganar la presidencia de México en 2006 y en 2012 (con López Obrador de candidato); el que, insólitamente, terminó de aliado del PAN, su natural antagónico, y también del PRI, su razón de ser y su negación, su principio y su acabose.

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