Ma Jin, la madre de los éxitos de los clavados en México
La entrenadora de Osmar Olvera, y en su tiempo de Paola Espinosa o Rommel Pacheco, celebra dos medallas de su gran pupilo en París 2024
Su nombre provoca temor. Es sinónimo de regaños. Es, también, una garantía de éxito. Es Ma Jin (Beijing, 56 años). Se trata de una de las entrenadoras principales de la delegación mexicana de clavados. No entrena a todos los clavadistas, se dedica a edificar a los grandes entre los grandes. Sabe elegir a sus pupilos. Viene del país que ha ganado 47 medallas de oro en los Juegos Olímpicos. En París, tan solo, China ha ganado siete primeros...
Su nombre provoca temor. Es sinónimo de regaños. Es, también, una garantía de éxito. Es Ma Jin (Beijing, 56 años). Se trata de una de las entrenadoras principales de la delegación mexicana de clavados. No entrena a todos los clavadistas, se dedica a edificar a los grandes entre los grandes. Sabe elegir a sus pupilos. Viene del país que ha ganado 47 medallas de oro en los Juegos Olímpicos. En París, tan solo, China ha ganado siete primeros lugares. No hay nadie mejor que los chinos y esas enseñanzas, Ma Jin las ha llevado a México en los últimos 20 años.
Ma Jin ha estado acostumbrada a la obsesión por la excelencia. Practicó ballet, una disciplina rigurosa y que exigía un estado físico óptimo. El método del deporte en China empieza por el reclutamiento de jóvenes prospectos desde muy temprana edad, exactamente desde los cinco años, según relató en una entrevista con el semanario Proceso. Sufrió la rudeza de las clavadistas chinas: insultos, regaños y pellizcos. Su entrenadora, Ren Shao Fen, la llevó al límite para buscar, de acuerdo con la preparadora, la mejor versión de su pupila. A los 12 años ya era una profesional, competía y ganaba un sueldo, algo impensable para cualquier deportista en México. Su retiro ocurrió cinco años más tarde, desanimada por el ambiente de los clavados. Ella sabía que era de las mejores, pero después de dejar de trabajar con Ren Shao Fen, las cosas no fueron las mismas. Extrañaba llevarse al límite, buscar la perfección. “Nunca me emocionaron los clavados”, contó a la periodista Beatriz Pereyra, en 2012.
Ren Shao Fen volvió a reclutar a Ma Jin, pero ahora como entrenadora de clavados. La gran maestra ahora quería que su pupila encontrara los grandes talentos para sacarles brillo. Enseñó como aprendió: con regaños, castigos y con la insistencia de que sus alumnos no descuidaran el peso, ni la elasticidad. En 2003, surgió una vacante de trabajo en México que, respaldada por el Gobierno chino y la Conade de Nelson Vargas, le abrió las puertas para trabajar con los incipientes talentos mexicanos. Recaló en Monterrey y ahí se encontró con Paola Espinosa y Rommel Pacheco.
“La presión puede pulverizarte, o volverte un diamante”, reza la canción El mundo es tuyo, del rapero mexicano Simpson Ahuevo. Espinosa y Pacheco lo cumplieron. Soportaron el régimen de disciplina para ver sus sueños materializados. Espinosa ganó dos medallas olímpicas: bronce en Pekín 2008 junto a Tatiana Ortiz y plata en Londres 2012 con Alejandra Orozco. También ganó el oro en un campeonato mundial de forma individual en Roma, en 2009, además de ocho oros en Juegos Panamericanos para coleccionar 56 medallas. Pacheco también se coronó campeón en un campeonato mundial celebrado en Río y, en total, ganó 38 preseas. Todas con el sello de Ma Jin.
“Es la mejor entrenadora del mundo, creo que su presencia impone. Impone al ambiente, a los entrenadores, a los jueces. Hasta medio puntito nos dieron por ella. Sin el trabajo de ella no lo hubiéramos logrado”, contó Osmar Olvera sobre su entrenadora poco después de ganar la medalla de plata junto a Juan Manuel Celaya. “Cuando recién entré a su equipo, en enero, yo... Realmente le tenía miedo a Ma Jin. No sabía cómo era. Estar con ella, poder vivir con ella, es inolvidable. No hubiera podido llegar aquí sin ella, si no me hubiera ayudado, si no me hubiera regañado. Solo nos decía lo básico: fuerza por abajo, hombros sueltos. Al escuchar esas palabras y al chocar su puño me tranquilizaba”, mencionó Celaya.
Osmar Olvera, de 20 años, también ganó el bronce en la prueba individual. Como pupilo empezó como adolescente bajo las órdenes de la china. “Osmar desde chiquito ya tenía confianza conmigo, el dejar a su familia para trabajar, ya tiene una técnica parecida a los chinos, él tiene la meta de salir igual, tiene la meta de medalla de oro, ahora él sabe que está cerca, seguro hay que presionar más para llegar a la meta”, contó la preparadora a la Conade. Ma Jin, aún con algunos problemas para hablar español, se hace entender con gestos, con lecciones de cómo encontrar la posición perfecta para los clavados.
La sede de Ma Jin está ahora en Ciudad de México, en el Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos y Alto Rendimiento (CNAR). El acuerdo entre la Conade y el Gobierno chino sigue vigente para que el equipo de clavados siga contando con ella. No por nada es el deporte que más medallas le ha dado a México con 17 preseas. “Me da gusto saber que tras mi retiro el trampolín en México se queda con unas buenas generaciones que vienen con todo. Muchas felicidades Osmar en este inicio olímpico, tienes un gran futuro por delante de la mano de Ma Jin”, escribió en 2021 Rommel Pacheco cuando Olvera, de 17 años, debutó en los Juegos de Tokio. No se equivocó. “Ahora lo que necesito junto con mi entrenadora Ma Jin, son campamentos en China. Eso hará la diferencia: entrenar al lado de los chinos, ver cómo un niño de 10 años tiene mejor técnica que yo, eso me ayudará”, contó Olvera.
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