El regreso de los corridos alterados, el movimiento que puso a bailar (y a temblar) a México

El subgénero musical busca retomar la narración de historias de vidas excéntricas, lujos y violencia que empaparon el estilo y la forma de vida de una generación durante los 2000

El Komander en Ciudad de México, en 2015.Luis Ortiz (Getty Images)

Ha pasado más de una década desde que un conjunto de grupos sinaloenses pusiesen de moda sobre los escenarios los sombreros y las chamarras empedradas de brillantes y lentejuelas. Desde allí narraban historias de violencia, narcotráfico y exceso, que eran aplaudidas por el público pero desaprobadas por las autoridades. Las canciones terminaron por converger en nuevo subgénero musical y, más tarde, en un movimiento cultural de exaltación al consumo: el llamado ...

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Ha pasado más de una década desde que un conjunto de grupos sinaloenses pusiesen de moda sobre los escenarios los sombreros y las chamarras empedradas de brillantes y lentejuelas. Desde allí narraban historias de violencia, narcotráfico y exceso, que eran aplaudidas por el público pero desaprobadas por las autoridades. Las canciones terminaron por converger en nuevo subgénero musical y, más tarde, en un movimiento cultural de exaltación al consumo: el llamado movimiento alterado. Esa gran burbuja que plasmaba un estilo de vida excéntrico comenzó a desinflarse con los años. Hasta que hace dos semanas el músico Alfredo Ríos, El Komander, azuzó las redes con el anuncio de que volvían los corridos alterados. Los seguidores más nostálgicos ya se hicieron eco de ello.

El Komander aparecía en la publicación compartida en sus redes ataviado con una indumentaria sobrecargada de estampados y con brillantes. El mensaje que acompañaba a su fotografía era una declaración de intenciones: “Vamos a arreglar este pedo…”, exponía, aludiendo al panorama musical actual, marcado por los corridos tumbados, la exitosa variante empapada por influencias de los corridos tradicionales y los géneros urbanos actuales. La respuesta a la publicación de Ríos fue un aluvión de comentarios de apoyo por parte del público y de los músicos que popularizaron el movimiento, como Régulo Caro o Los Buchones de Culiacán.

El contexto histórico y social de México ha servido de semillero para la inspiración de los músicos del momento. La guerra contra el narcotráfico impulsada durante el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012) desembocó en una cruda dispersión de la violencia por todo el país, dejando más de 170.000 muertos. Los corridistas no tardaron en narrar esta realidad. “¿Por qué se le cantó [a la violencia]? Porque era la temática del país en ese entonces [...] Aparte, en la región de donde somos nosotros [Sinaloa] está la mera mata, es un punto estratégico para el narcotráfico. Se convive todos los días con ellos. Creo que sería una falta de respeto por nuestra parte no contar esas historias, es inevitable”, cuenta a este diario Eulogio Sánchez, cantante de Los Buitres de Culiacán Sinaloa, una de las bandas precursoras del movimiento.

Los corridos tumbados son otra de esas muestras de la influencia de la realidad contemporánea en el género. Los artistas modernizaron el género abrazando la arraigada música mexicana y la idiosincrasia de la urbana que ha liderado el panorama actual: desde el estilo estético hasta la temática de las letras, centradas en la vida de excesos. El resultado dio lugar a una internacionalización de la música mexicana sin precedente, liderada por nombres como Natanael Cano o Peso Pluma. Estos nuevos corridos presentan una diferencia clave frente a los clásicos, explica Juan Carlos Ramírez-Pimienta, profesor de la Universidad Estatal de San Diego y uno de los primeros académicos en investigar el movimiento: “Van dejando de ser historias, van siendo más música que canción”.

En 2009 Los Buitres lanzaron No tengas miedo, una canción en la que trataban esa temática popularizada: hablaba de conquistar a una mujer, pero también de armas y carros de lujo. Sánchez habla de ese tema como el que dio lugar al movimiento: “La gente se confundió y dijo: ‘¡ay, caray!‚ ¿es canción o es corrido?’. Y fue cuando la gente dijo: ‘Ah, la letra está alterada’. La música alterada fue precisamente eso, alterar las letras y la manera de cantar”.

Confusión en redes

Ramírez-Pimienta subraya los comienzos de la década del 2010 como el inicio a del subgénero y lo liga estrechamente al sello discográfico culiacanense Twiins Enterprise. La discográfica comenzó a lanzar durante esos años álbumes una serie de recopilatorios con temas de varios artistas ―entre ellos, Los Cuervos― bajo el título de Movimiento Alterado.

En esa misma época surgieron los corridos progresivos, otro movimiento muy parecido, pero impulsado por la compañía disquera DEL Records. “Les llamaron corridos progresivos porque músicos como Regulo Caro, que eran rockeros, decían que ciertas progresiones [utilizadas en sus composiciones] eran del rock. Pero en aquellos años, todos lo identificábamos bajo la etiqueta movimiento alterado”, asegura el profesor. Los artistas de este otro movimiento también anunciaron su regreso, lo que desembocó una confusión entre los seguidores en redes. Una promotora ligada a músicos del movimiento alterado afirma contundentemente a este diario que no tienen “nada que ver” con los progresivos.

Ramírez-Pimienta explica que el sangriento contexto de la época desencadenó un cambio epistemológico en los corridos: “Hubo una vuelta a la violencia muy fuerte. Los corridos en los años 90, principios de los 2000, eran muy tranquilos en general”. Las letras de las décadas anteriores mantenían la idiosincrasia del género, con temas como el exceso, las mujeres o el alcohol. Pero sin reflejar esa cruda violencia que los artistas comenzaban a relatar.

Regulo Caro con un micrófono en forma de calavera en Long Beach (California), en 2018.Scott Dudelson (Getty Images)

La polémica y los corridos han ido de la mano en gran parte de su historia. La popularización de los narcocorridos por parte de Los Tigres del Norte en los setenta supuso una amalgama de críticas. La muerte de seis personas durante balacera desatada cuando el grupo Enigma Norteño tocaba en Elota (Sinaloa), en 2016, detonó la prohibición de los corridos que hablasen del narco en el territorio estatal. Los Cuervos fueron carne de esa crítica. Las radios no reproducían sus canciones, pero el desarrollo de redes como MySpace o Metroflog llevaron a que su reproducción fuera inevitable. “Mucha gente dice: ‘Pero, ¿por qué lo vas a enaltecer? Si escuchas un corrido la gente va a querer ser violenta’. No, le digo, es como decir que si vas al cine y ves la película de Superman vas a querer volar. Si escuchas un corrido estás escuchando una historia”, dice el cantante de Los Cuervos.

Michael Jackson y los estilismos estrafalarios

El regreso de los alterados ―promulgado por músicos y disqueras― les llegó por sorpresa a Los Buitres. “Nos agarró todo este movimiento en la siguiente semana de nuestras vacaciones, por eso nos hemos pasado todos estos días en friega, haciendo cosas”, admite. La agrupación sinaloense comenzó a preparar una batería de canciones alteradas a principios de año, todo ello, defiende Sánchez, sin tener en cuenta el repentino anuncio.

Para Ramírez-Pimienta, el retorno de los alterados se explica por la ausencia de la narración de historias desarrolladas en las canciones actuales. “[Los músicos] compiten por el público de México de los de 40 para arriba, que quieren escuchar este tipo de corridos [más narrativos]. Cuando ven una oportunidad de decir ‘aquí hay un espacio para la nostalgia’, regresan. Hay grupos que se la viven de la nostalgia”, expone el profesor. Las explicaciones resultan más simples en boca de Sánchez: “¿Por qué retomarlos? Porque el público lo está pidiendo y la gente lo quiere escuchar. A final de cuentas al público no se le engaña”.

El cantante niega también cualquier rivalidad con los artistas de los tumbados, una polémica surgida a golpe de publicaciones en redes y diferentes medios; y se muestra su orgullo del éxito cosechado por estos: “Si estás en este negocio 23 años, casi 24, como lo hemos estado nosotros, te das cuenta de que el negocio de la música hay público para todos”.

Los artistas alterados rompieron con la generación anterior a nivel estético. Los jóvenes que subían a los escenarios buscaban modernizar los conjuntos de sus predecesores, acostumbrados a aquellas camisas básicas, cinturones con grandes hebillas y sombreros, como lucían artistas como Chalino Sánchez. En aquella década temprana de los 2000 tomaron referencias del mundo anglosajón. Los Buitres inspiraban algunos de sus trajes incluso en las vestimentas de ídolos como Michael Jackson. Una revolución similar a la que ahora adoptan los nuevos jóvenes, que con las influencias de los artistas urbanos del momento, suben a las tarimas ataviados con ropa holgada y gorras de visera plana.

El anuncio del regreso desató la afluencia de memes en las redes, donde los usuarios bromeaban con el regreso de aquellos estilismos estrafalarios que tanto marcaron a los seguidores del movimiento. A veces, la desgastada expresión de que la realidad supera la ficción se convierte en canon. Los chicos de Los Buitres han buscado en los últimos días algunas prendas de marcas emblemáticas de la época, como Ed Hardy, cuya ropa inspirada en el mundo de los tatuajes se caracteriza por el estilo sobrecargado de los diseños. “Créeme que la hemos estado buscando por cielo, mar y tierra. Pero es un poquito complicado. Los rosarios ya se mandaron hacer. Es darle a la gente lo que le gusta”, indica.

La etiqueta alterada ha despertado la voz de diferentes artistas que tratan de asociarse al movimiento. Pero Sánchez ondea una bandera purista de aquellos que estuvieron desde el comienzo. “Ahorita todo el mundo se quiere colgar de esto”.

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