La contaminación del aire provoca la contingencia ambiental más larga de los últimos cinco años en el Valle de México
La Comisión Ambiental de la Megalópolis suspende la contingencia ambiental en la zona metropolitana tras tres días de mala calidad del aire
La Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) ha suspendido este jueves la Fase I de la contingencia ambiental. La entidad ha lanzado un informe atípico a las cinco de la tarde en el que ha comunicado que el viento y un frente húmedo del Pacífico han dispersado las partículas contaminantes del aire. La alerta ha durado tres días y dos horas y se convierte en la más larga del último lustro. Las altas concentraciones de ozono han obligado a las autoridades a...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
La Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) ha suspendido este jueves la Fase I de la contingencia ambiental. La entidad ha lanzado un informe atípico a las cinco de la tarde en el que ha comunicado que el viento y un frente húmedo del Pacífico han dispersado las partículas contaminantes del aire. La alerta ha durado tres días y dos horas y se convierte en la más larga del último lustro. Las altas concentraciones de ozono han obligado a las autoridades a aplicar esta medida hasta en ocho ocasiones en lo que va de año. Cuatro más que en 2023 y cerca del récord de 12 que se vivieron en 1993.
A través de su sistema de monitoreo, la CAMe ha informado este jueves del cambio en las condiciones meteorológicas. “En las últimas horas, el sistema de alta presión ha perdido intensidad, se redujo la estabilidad atmosférica permitiendo una mayor velocidad del viento en comparación con los días anteriores y la afluencia de humedad desde el Océano Pacífico con la formación de nubes en el Valle de México”, explica el comunicado del organismo medioambiental.
Los expertos asumen que la contaminación de los últimos tres días ha estado espoleada por las altas temperaturas y la ausencia de viento, pero aseguran que el problema de fondo son las emisiones. Las restricciones a la circulación de vehículos y la industria son insuficientes para detener una mala calidad del aire que mata prematuramente a entre 8.000 y 14.000 personas en la Ciudad de México, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La última contingencia ambiental tan larga como la que ha vivido la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) se remonta a febrero de este año. Un total de 72 horas completas de muy mala calidad del aire que ejemplifican que este 2024 respirar se hace más difícil para 20 millones de personas. Hace cinco años, la alerta se aplicó durante tres días y cuatro horas, un límite que ha estado a punto de rebasarse este jueves.
La directora de calidad del aire del World Resources Institutes en México, Beatriz Cárdenas, atribuye la persistencia de la contaminación a los sistemas de alta presión que han predominado en el Valle de México. “Cuando hay temperaturas más altas de lo normal, la producción de ozono se asevera y es más rápida. La velocidad del viento es muy baja y entonces los contaminantes no se dispersan”, explica en conversación telefónica. La CAMe estimó que por las condiciones climatológicas, entre febrero y junio —cuando se suele dar este fenómeno por el calor— habría entre tres y ocho contingencias ambientales. Una cifra que está a una alerta más de rebasar las predicciones.
Las olas de calor que azotan México son imposibles de controlar. La producción de contaminantes sí. “En la zona metropolitana tenemos emisiones de precursores de ozono, que son principalmente óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles que en presencia de radiación solar producen ozono”, explica Cárdenas. El 84% del óxido de nitrógeno en la zona metropolitana lo generan los vehículos.
El Gobierno de Ciudad de México impuso en 2019 nuevas restricciones a la circulación por número de placas, conocidas como Hoy no circula, para limitar las emisiones. Unas prohibiciones de tránsito que se endurecen bajo la contingencia, pero que parecen insuficientes en una megaurbe que cada año tiene más vehículos y ya alcanza los 6,2 millones. El pasado lunes se registraron 158 ppb de ozono en el aire y se activó la Fase I de la alerta que limitaba el transporte privado, lo que no evitó que un día después se encontraran 175 ppb y el miércoles 178 ppb.
Este jueves a las 15.00 la cifra ha bajado a 149 ppb en la estación de monitoreo de Atizapán, según la CAMe. Una cifra que contradice al organismo de la calidad del aire de Ciudad de México, que a las dos de la tarde dijo que en ese municipio del Estado de México el riesgo para la salud era “muy alto”. A las 17.00 han suspendido la contingencia ambiental tras tres días de fuerte contaminación.“Hay que agilizar el recambio de la flota vehicular a eléctricos y reducir el número de viajes de coches particulares. Hay que seguir haciendo un esfuerzo en transporte público, tiene que seguir expandiéndose y cada vez más limpio”, explica la experta en calidad del aire.
Las fugas de gas en los hogares y las empresas son el otro gran emisor. Vierten al aire del Valle de México el 52% de los compuestos orgánicos volátiles, el otro precursor del ozono, como explica la doctora del departamento de Ciencias Atmosféricas de la UNAM, Graciela Binimelis. “Hace falta mayor control sobre fugas de gas en tanques privados y de otras industrias”, explica. Los otros contaminantes surgen de los basureros y las quemas en los ejidos. “Hay algunas cosas por controlar como mayores restricciones de quemas de basura y de residuos agrícolas”, define Binimelis.
Los productores de precursores de ozono están presentes en muchas más actividades. “Habría que controlar la cocción de alimentos en la calle, la pintura y el uso de disolventes. En Los Ángeles, cuando tuvieron problemas de ozono, llegaron a prohibir las barbacoas. Cuando sumas estas pequeñas acciones, con 20 millones de habitantes en la zona metropolitana, ayudan mucho”, explica la experta del World Resources Institutes. Muchas de estas pequeñas medidas hasta ahora son recomendaciones de la CAMe, pero no obligaciones.
El aire irrespirable de la Ciudad de México tiene consecuencias. “Los grupos susceptibles son los niños pequeños, embarazadas, adultos mayores y las personas con una enfermedad crónica. Personas que con bajas concentraciones de contaminación ya tienen problemas. Y cuando tienes unas concentraciones tan altas y de tantas horas, hay evidencia científica de que en los próximos días puedes tener morbilidad exacerbada y mortalidad prematura”, sentencia Cárdenas.
Suscríbase a la newsletter de EL PAÍS México y al canal de WhatsApp y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este país.