Los destrozos de ‘Otis’ dejan en el aire el caso de los 13 policías asesinados en Coyuca

Agentes supervivientes de la matanza han declarado en la Fiscalía, que de momento no ha hecho detenciones. El familiar de una de las víctimas señala al grupo criminal Los Granados

Elementos de la Guardia Nacional llegan al lugar donde fueron ejecutados los policías, en Coyuca de Benítez, en octubre de 2023.Carlos Alberto Carbajal (Cuartoscuro)

La destrucción que el huracán Otis causó en Acapulco y la región de la Costa Grande guerrerense a finales de octubre, mantiene a las autoridades ocupadas. Apenas hay vida desde el 24 de octubre más allá de la “contingencia”, palabra que usan los funcionarios para referirse a los efectos devastadores de la tormenta. El resto de casos espera, mención especial para el asesinato de 13 policías en el cercano municipio de Coyuca de Benítez, justo el día anterior a la llegada del huracán.

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La destrucción que el huracán Otis causó en Acapulco y la región de la Costa Grande guerrerense a finales de octubre, mantiene a las autoridades ocupadas. Apenas hay vida desde el 24 de octubre más allá de la “contingencia”, palabra que usan los funcionarios para referirse a los efectos devastadores de la tormenta. El resto de casos espera, mención especial para el asesinato de 13 policías en el cercano municipio de Coyuca de Benítez, justo el día anterior a la llegada del huracán.

Centrada en la búsqueda de los desaparecidos del huracán, todavía más de una veintena, la Fiscalía ha tomado declaración estas semanas a agentes de la policía municipal que sobrevivieron al ataque, según ha podido saber EL PAÍS. El lunes 23 de octubre, criminales emboscaron a un convoy policial en una de las comunidades del municipio, El Papayo. Entre los agentes muertos figuraba el secretario de Seguridad Pública del municipio, Alfredo Alonso, y el director de la policía preventiva, Honorio Salinas, jefe operativo de la corporación.

Uno de los supervivientes cuenta, por ejemplo, que aquel día se encontraba en el módulo de policía del crucero de Pénjamo. Ese crucero está en la salida oeste de Coyuca, camino de la comunidad El Papayo, lugar del asesinato de los policías. El agente dice que recibieron un reporte vía radio de que gente armada se había llevado a dos policías preventivos que estaban de descanso en sus casas del Papayo.

El agente señala que él y más compañeros acudieron a El Papayo en dos vehículos. La comunidad se encuentra a unos 20 minutos de distancia del crucero de Pénjamo. Llegaron y pasaron junto a la cancha techada del centro. Ahí, cuenta, vieron como regresaba una patrulla de la policía municipal. Pero en la patrulla, en vez de policías, había civiles, que les empezaron a gritar y a disparar. Él corrió a resguardarse y mientras corría resultó herido. Al final encontró cobijo cerca de la cancha. Cuando los criminales se fueron, después de unos 10 minutos, pudo salir y pedir ayuda.

El ataque contra los policías sorprendía por su agresividad. No es que el crimen hubiera mantenido un perfil bajo en la zona, al contrario, pero perpetrar un ataque así suponía cruzar varias líneas. Hasta el momento, la Fiscalía de Guerrero no ha informado de los posibles autores de la masacre o del móvil del crimen. Pero estos días, el familiar de uno de los policías asesinados ha denunciado la presunta autoría de una organización criminal que funciona al oeste de Coyuca, en Tecpan de Galeana y sus comunidades: Los Granados.

En entrevista con este diario, el familiar, que se hace llamar Francisco, cuenta que es cuñado de uno de los policías asesinados, de nombre Carlos. El policía tenía 42 años cuando murió y tres hijos. “Él llevaba 15 años en la policía”, cuenta. “Ya les habían amenazado a varios, un tal Nene, el Cebollo, y el Chava Granados”, añade, en referencia al presunto líder del grupo. “Los Granados querían que se fueran a trabajar con ellos. No sé qué querían que hicieran, pero él nos decía que querían que trabajaran con ellos”.

Sobre el ataque, Francisco dice que: “Nos dijeron que Carlos llegó en apoyo, porque ya habían emboscado a la primera patrulla. Dicen que era mucha gente las que traía ese señor Chava Granados, que venían de San Luis La Loma”, cuenta, en referencia a una de las comunidades de Tecpan. “No se tentaron el corazón contra los policías, menos ahora contra la familia. Cuando enterramos a mi cuñado, al otro día, en la noche, como pudimos, salimos para Acapulco. Y ya la tormenta nos destruyó esa misma noche. Ahí nos recibió familia nuestra que nos dio apoyo. Queremos justicia”, señala.

La Fiscalía sigue con las investigaciones. De momento no hay detenidos. Varios medios han publicado estos días que el Gobierno planea instalar dos cuarteles de la Guardia Nacional en Coyuca de Benítez, dada la incidencia del crimen. Diarios regionales han informado estos meses de las peleas entre diferentes organizaciones criminales en la zona. Por un lado, señalan a Los Granados y por otro a La Familia Michoacana, que estaría tratando de ampliar sus dominios, desde su feudo original, la región de Tierra Caliente.

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