Todo México quiere un ‘cachito’ de Checo Pérez
El piloto de Red Bull vive su temporada más mediática en 13 años de la Fórmula 1 con presentaciones con Jimmy Fallon, Bad Bunny y decenas de anuncios comerciales
Las calles de Ciudad de México están tapizadas con el rostro de una persona. Fuera de la propaganda de las incipientes campañas políticas, Checo Pérez es el que satura los anuncios publicitarios. Su rostro, o más bien su casco, y uniforme de Red Bull son parte del paisaje. Es el ídolo deportivo mexicano del momento. Con Pérez hay una conexión especial que se ha intensificado en los últimos cuatro años. En 2023 el piloto ha tenido un año agitado en su agenda destinada a ...
Las calles de Ciudad de México están tapizadas con el rostro de una persona. Fuera de la propaganda de las incipientes campañas políticas, Checo Pérez es el que satura los anuncios publicitarios. Su rostro, o más bien su casco, y uniforme de Red Bull son parte del paisaje. Es el ídolo deportivo mexicano del momento. Con Pérez hay una conexión especial que se ha intensificado en los últimos cuatro años. En 2023 el piloto ha tenido un año agitado en su agenda destinada a anuncios comerciales y alianzas. El Gran Premio mexicano es, además, el momento en su temporada en la que quisiera multiplicarse para atender todas las peticiones de periodistas, influencers, amigos, socios, políticos...
México no tenía un piloto de Fórmula 1 desde que Héctor Rebaque corría en los ochenta con Parmalat Racing Team. Y más atrás estaban los legendarios Pedro y Ricardo Rodríguez. Sergio Pérez renovó el amor de los mexicanos con el automovilismo cuando obtuvo un lugar en Sauber en 2011. Sus padrinos eran (y son) los Slim, una de las familias más ricas del mundo. Le dieron su apoyo y el piloto les regresó una buena inversión. En sus primeros años en la F1, no había una declarada Checomanía. Fue hasta 2015 cuando el gran circo del automovilismo aterrizó en México para volver a correr. El principal embajador fue el chico de Guadalajara y empezó a haber euforia por su deportista, el cual aspiraba a un podio por temporada.
Todo cambió en diciembre de 2020 cuando lo fichó Red Bull. Un mexicano, por fin, podía tener un asiento de un gran equipo con posibilidades de pelear por podios. La euforia se desató. Si antes las grandes marcas tenían recelos en patrocinar a un joven piloto como Pérez, hoy las multinacionales se pelean por él. Desde que está en Red Bull se ha asociado con empresas como McDonalds, Disney, Nestlé o Pepsico. En 2023, sus apariciones se han multiplicado al verle promocionar seguros para auto, cuentas de banco, café, chocolates, papas fritas, avena, servicio de telefonía, de internet, aceite para auto e incluso el turismo en su tierra natal.
El nombre Checo Pérez tiene una doble virtud: atraer al público mexicano en su propio país y al de primera, segunda y tercera generación en Estados Unidos. Eso lo supo aprovechar Red Bull al ponerle como protagonista en un vídeo para publicitar el Gran Premio de Las Vegas por la avenida principal y los casinos. También Pérez fue clave para la promoción entre el equipo de F1 y Ford, empresa que fabricará los motores de Red Bull a partir de 2026. Para ello, fue invitado al programa de Jimmy Fallon junto al CEO de Ford, Jim Farley, para correr en un circuito de go karts.
A semanas del arranque del Gran Premio de México, dos canciones ya suenan como pista sonora. Bad Bunny lanzó su disco Nadie sabe lo que va a pasar mañana y en su segunda canción, MÓNACO, le dedicó unas líneas a Checo Pérez: “Bebiendo mucha champaña nunca estamos secos. Primero llegó Verstappen, después llegó Checo”. En el videoclip se muestra el encuentro del mexicano con el puertorriqueño en el Gran Premio de Montecarlo de este año. Uno de los líderes del regional mexicano, Carín León, estrenó Por la familia, donde el piloto protagoniza el vídeo como conductor de un taxi en el desierto.
El frenesí por Checo
El romance mexicano con Checo Pérez provocó en 2021 que Red Bull hiciera una exhibición de su coche por el asfalto de Paseo de la Reforma en Ciudad de México, en 2022 por la Minerva en Guadalajara. En 2023 no habrá. Pese a eso, siete alcaldías de la capital (Álvaro Obregón, Benito Juárez, Gustavo A. Madero, Iztacalco, Iztapalapa, Miguel Hidalgo y Venustiano Carranza) montarán pequeños festivales para seguir el Gran Premio de México. Las entradas para ver la carrera se agotaron hace un año, tan solo unas horas después de salir a la venta. La reventa digital va desde los 6.000 pesos hasta los 63.000 pesos. El Gobierno de Ciudad de México estima que la derrama económica por la llegada de la F1 será de 15.624 millones de pesos (uno 873 millones de dólares).
Para Pérez la agitación ya comenzó. En el Gran Premio de Austin, de este domingo, fue el más vitoreado por la tribuna plagada por mexicanos y latinos. Su rutina en México consiste en aterrizar desde el miércoles para ofrecer una conferencia de prensa en los cuarteles generales de la familia Slim, atender peticiones de sus patrocinadores que incluyen breves charlas, firmar una oleada de artículos y acudir al Autódromo Hermanos Rodríguez para otra charla con la prensa, el viernes de prácticas, el sábado de clasificación y el domingo de una carrera que todo el tiempo resuena al grito de “¡Checo!”.
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