Bratty: “Muchas cosas de la industria musical son falsas y superficiales”
La cantante originaria de Culiacán, Sinaloa, habla sobre su experiencia al ser el único acto mexicano en Coachella y encontrar una audiencia en Estados Unidos mientras prepara su tercer álbum
“Nunca había tenido una presentación que me hiciera sentir tanto”. Bratty, una joven mexicana de 22 años, describe por videollamada su participación en el festival Coachella este año, uno de los espectáculos más conocidos en el mundo y en el que ella fue el único acto mexicano en el cartel. En su primera fecha había nervios, tensión y estrés antes de subir al escenario frente a una audiencia cuya reacción no puede predecirse. En la segunda, todo se elevó. “Me disocié. Así como en las películas. Cantaba y tocaba, pero al mismo tiempo pensaba: ‘¿Qué pedo? ¿Qué estoy haciendo aquí? [...] Me di cu...
“Nunca había tenido una presentación que me hiciera sentir tanto”. Bratty, una joven mexicana de 22 años, describe por videollamada su participación en el festival Coachella este año, uno de los espectáculos más conocidos en el mundo y en el que ella fue el único acto mexicano en el cartel. En su primera fecha había nervios, tensión y estrés antes de subir al escenario frente a una audiencia cuya reacción no puede predecirse. En la segunda, todo se elevó. “Me disocié. Así como en las películas. Cantaba y tocaba, pero al mismo tiempo pensaba: ‘¿Qué pedo? ¿Qué estoy haciendo aquí? [...] Me di cuenta de que mis sueños se estaban haciendo realidad”.
Para una artista originaria de Culiacán, Sinaloa, llegar a Coachella parecía un sueño imposible. Pocos artistas mexicanos (en especial aquellos alejados de la música popular o la que está de moda) logran conseguir un lugar bajo el foco y aún menos encuentran un camino hacia una audiencia extranjera. Sin embargo, esto ha cambiado en los últimos años: la audiencia estadounidense (formada en gran parte de descendientes latinos) está más abierta a la música de habla hispana, lo cual abre las posibilidades para artistas como Jennifer Abigail Juárez Vázquez, nombre real de Bratty, y su rock entre el garage indie y el pop vaporoso.
En sus conciertos en Estados Unidos encuentra personas que no hablan español. Cuenta que ha preguntado a gente que va a sus conciertos si le entiende o si sabe lo que declara en sus canciones. “Algunos me decían que no, pero que la música les gustaba. Otros dicen que las traducen o buscan la traducción en Internet, o solo les gusta cómo la música les hace sentir. Es otra manera de ver la música como algo bien especial”, señala y resalta lo interesante que es que, mientras que en países hispanohablantes los fans buscaban las canciones de un artista en inglés o no lo entendían por completo, pero les gustaba cómo los hace sentir, ahora los papeles han cambiado o, mejor dicho, se han diversificado. Y mientras que al inicio la audiencia de Bratty era en su mayoría adolescente, la evolución musical y lírica que ha tenido la han llevado a encontrar una audiencia de diferentes edades. “Voy madurando y a la vez lo hacen las letras, y la audiencia nota también esa evolución [...] Al final es música. Puedes tener la edad que sea (y venir a mis conciertos)”.
Su trabajo más reciente fue el EP apropiadamente llamado Es mi fiesta y si quiero hago un EP, trabajo en el que colabora con actos nacionales e internacionales como Álvaro Díaz, Depresión Sonora y Hinds (grupo español que, cuenta, “siempre había admirado”), entre otros. Y, mientras que algunos artistas pueden perder un poco de su identidad sonora dentro del trabajo colaborativo, la personalidad de Bratty permea cada canción y aquellos que la han seguido desde su primer trabajo de hace cuatro años pueden notar cómo incluso estos procesos la han llevado a una exploración más amplia de lo que es posible crear. “En cuestión lírica, musical, en calidad de grabación… creo que es necesario aprovechar las herramientas y hacer algo mejor. No hacer lo mismo todo el tiempo”, sentencia.
La cantante de 22 años se encuentra en un proceso de descubrimiento y de formación constante. “Me gusta mucho aprender (de las colaboraciones), y también de las personas con las que estoy trabajando”, agrega, refiriéndose a elementos como Julián Bernal, quien se encuentra produciendo su siguiente disco. “Confío en el proceso porque están ahí para enseñarme”.
Su próximo trabajo, del cual ya se han comenzado a desprender algunos sencillos como “Radio”, un tema con influencias pop punk en el que dice de forma honesta “Solo quiero que me dejen de comparar”, será el segundo bajo la casa discográfica Universal Music México, la cual también ha ayudado a que encuentre una audiencia más grande. Pero formar parte de la industria en un aspecto más formal que otros artistas independientes viene con su lado negativo: “Cuando estás dentro (de la industria musical), te das cuenta de que muchas cosas son falsas y superficiales. No todo es natural, o la gente no es como parece. Parece que actúan, pero no lo hacen”, señala con un tono de desilusión.
A pesar de este golpe de realidad decepcionante, consecuencia de las estrategias de mercadeo actuales que fuerzan a los artistas a crear una imagen ficticia para sus seguidores (recordamos el caso de Halsey quien señaló que su disquera no les permitía lanzar un sencillo hasta que “pudiera fingir un momento viral para TikTok), Bratty trata de recordar que lo importante es “pasarla bien”.
“Hay gente que se toma las cosas demasiado en serio, y otros a los que ‘se les sube’ bastante”. Con esa declaración queda claro que, a pesar de ser una artista internacional que ha podido tocar en un festival del prestigio de Coachella, sigue siendo la misma joven de Culiacán, disfrutando un momento al que ella misma le da un soundtrack. “A veces hay que divertirse y tomarse las cosas como chiste, ¿sabes? Y yo intento mantener esa mentalidad”.
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