López Obrador agradece al Congreso de Perú por repudiarle: “Si me aplaudieran me produciría vergüenza”
El presidente mexicano, declarado persona ‘non grata’ en el país andino, carga contra el Gobierno de Dina Boluarte, con quien mantiene suspendidas las relaciones diplomáticas
El presidente mexicano no va a templar el tono en su encontronazo con el Gobierno de Perú, ni con el Congreso de ese país, que le acaba de declarar persona non grata por sus últimas declaraciones en las que se niega a pasarles la presidencia de la Alianza del Pacífico porque no considera el Gobierno de Dina Boluarte “legal ni legítimo”. “Muchas gracias, muchas gracias [por declararme persona non grata], me sentiría muy...
El presidente mexicano no va a templar el tono en su encontronazo con el Gobierno de Perú, ni con el Congreso de ese país, que le acaba de declarar persona non grata por sus últimas declaraciones en las que se niega a pasarles la presidencia de la Alianza del Pacífico porque no considera el Gobierno de Dina Boluarte “legal ni legítimo”. “Muchas gracias, muchas gracias [por declararme persona non grata], me sentiría muy mal si esos legisladores y la señora que detenta el poder me entregaran una condecoración o me aplaudieran, a lo mejor me produciría vergüenza”, ha dicho esta mañana López Obrador. La declaración de repudio diplomático impide al mandatario mexicano poner los pies en suelo peruano. No es gran cosa, dado que el presidente no tiene entre sus costumbres viajar, y menos ahora, a este país, donde las relaciones están bajo mínimos desde que México se posicionó a favor del expresidente Pedro Castillo, dio asilo a su familia y recibió al embajador expulsado de Perú.
“El pueblo de México está empoderado, es lo que le falta al pueblo peruano, que se empodere, y muchas gracias por declararme persona no grata, es un timbre de orgullo”, ha repetido esta mañana. “Todo nuestro respeto, admiración y cariño al pueblo. Estamos muy conscientes de que [quienes gobiernan] son una élite, una minoría rapaz: políticos corruptos, traficantes de influencias, periodistas vendidos, intelectuales alcahuetes. No son el pueblo”, ha cargado el presidente sin contemplaciones.
El 7 de diciembre pasado se desencadenó en Perú la enésima crisis, aún bajo el mandato del presidente Pedro Castillo, quien disolvió el Congreso y decretó un gobierno de excepción por televisión, harto, al parecer, de las múltiples ocasiones en que su presidencia se veía inoperante por las obstrucciones de los legisladores, que mantenían al mandatario prácticamente en arresto, sin poder salir del país. Acabó encarcelado minutos después y Dina Boluarte lo sustituyó en la presidencia con la intención de convocar elecciones, algo que aún no se ha producido. El presidente mexicano se posicionó enseguida a favor de Castillo, y su embajada en Perú se empleó sin descanso en retornar a los mexicanos, lo mismo que ocurrió dos semanas después con la familia del presidente encarcelado. La tensión se completó con la expulsión del embajador mexicano Pablo Monroy en las mismas fechas.
Pero aún quedaban flecos en las inestables relaciones diplomáticas entre ambos países. México debía entregar la presidencia temporal de la Alianza del Pacífico a Perú, como parte del acuerdo entre los cuatro países que la integran, Chile, Colombia, México y Perú. Debido a las turbulencias en el país andino y la consideración que López Obrador tiene del actual gobierno, el mexicano se ha negado a hacer el traspaso rotatorio para presidir los grupos de trabajo de la Alianza. En febrero, fue Dina Boluarte quien decidió llamar a su embajador en México, Manuel Gerardo Talavera, con lo que las relaciones entre ambos países han quedado en niveles inferiores, apenas mantienen encargados de Negocios.
Para el Gobierno de Perú, López Obrador es un presidente que ha “apoyado el golpe de Estado de Pedro Castillo”, una injerencia que le reprochan. Para el mandatario mexicano, Boluarte es una “presidenta espuria”. Las relaciones diplomáticas de Perú se han enrarecido también con otros países de la zona, como Colombia, cuyo presidente, Gustavo Petro, fue declarado persona non grata en febrero, cuando criticó los desmanes de la policía peruana, que han ocasionado numerosas víctimas entre los manifestantes. “Marchan como nazis contra su propio pueblo”, dijo el colombiano, y desató la caja de los truenos. En estas intervino Keijo Fujimori, líder de Fuerza Popular, quien sugirió a Petro: “Le voy a pedir públicamente que no meta su nariz roja en el Perú. El Perú ha derrotado al terrorismo y no vamos a aceptar el terrorismo exterior. Mi repudio total al guerrillero Gustavo Petro”.
Tanto Petro como López Obrador han sido los presidentes que más claramente han condenado al actual gobierno del Perú, así como el encarcelamiento de Castillo. Consideran que el ahora expresidente se vio acorralado por fuerzas fácticas de su país, por élites políticas que detentan el poder sin convocar elecciones. Perú vive, una vez más, días de Gobierno inestable y tensiones callejeras que lo alejan de las alianzas con los líderes de otros países de su zona de influencia.
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