Los Pumas de la UNAM rescatan a tres felinos, su animal emblema, para devolverlos a su hábitat
A través de una alianza con la organización Jaguares en la Selva, el club deportivo participa con recursos económicos en un programa de conservación de tres pumas rescatados en el Estado de Hidalgo
Leopoldo Silva, presidente del equipo de fútbol Pumas, leyó en la prensa sobre tres crías de puma encontradas en una comunidad rural en Hidalgo y pensó que había que ayudarlos. ¿Qué mejor que el club del Pedregal para apoyar al felino emblema de su escudo? Rastreando el destino de los cachorros, se enteró de que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente de México (Profepa) había entregado a los animales a Jaguares en la Selva, una asociación con más de 20 años de experiencia en la conservación y rehabilitación de espec...
Leopoldo Silva, presidente del equipo de fútbol Pumas, leyó en la prensa sobre tres crías de puma encontradas en una comunidad rural en Hidalgo y pensó que había que ayudarlos. ¿Qué mejor que el club del Pedregal para apoyar al felino emblema de su escudo? Rastreando el destino de los cachorros, se enteró de que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente de México (Profepa) había entregado a los animales a Jaguares en la Selva, una asociación con más de 20 años de experiencia en la conservación y rehabilitación de especies silvestres. Y el directivo los contactó.
“Así surgió la alianza entre el equipo deportivo y la organización ambientalista para reincorporar a la naturaleza a Lontla, Sama y Dasái, los tres ejemplares que desde abril del 2022 se encuentran bajo los cuidados de un equipo científico”, señala Miguel Robles, vicepresidente administrativo de la entidad deportiva. Los felinos serán liberados como parte de un pionero programa de rehabilitación.
En México, los pumas se distribuyen ampliamente por todo el territorio y, aunque no forman parte de la lista de especies en peligro de desaparecer, enfrentan diversas amenazas debido a la pérdida y fragmentación de su hábitat. “La ganadería extensiva les genera un conflicto de convivencia con los productores, lo que está provocando que las poblaciones de puma disminuyan”, afirma Víctor Rosas, el fundador de una ONG dedicada no solo a la conservación del jaguar, félido que les da su nombre, sino a proteger a los otros no tropicales de la región: el puma, el tigrillo, el lince, el ocelote y el jaguarundi. “También desarrollamos y llevamos a cabo programas de educación ambiental de la mano de comunidades”, agrega su responsable.
“Jaguares en la Selva es una asociación con un buen respaldo científico y técnico, por eso decidimos apoyarlos”, expone Robles. El objetivo de esta alianza, a través de la cual el legendario club contribuye con recursos económicos al programa de rehabilitación, es que los pumas que llegan en estado de cautiverio tengan la oportunidad de ser incorporados a su hábitat natural. “Solo serán liberados tras un riguroso trabajo de evaluación que garantice que los felinos cuentan con las mejores condiciones de salud y capacidades conductuales y cognitivas que garanticen su supervivencia en la naturaleza”, expone Rosas, cuya organización cuenta con las instalaciones para llevar a cabo un asilvestramiento metódico.
“Tenemos distintos simuladores adaptados a las distintas edades de los pumas, desde que son cachorros hasta ejemplares juveniles, diseñadas para que los animales se desarrollen lo más parecido posible a su entorno feral, evitando en todo momento el contacto humano, tanto visual como auditivo”, detalla el biólogo. En sus instalaciones entre montañas y lagos, situadas en Oaxaca, los felinos conviven con sus presas vivas, en su mayoría venados, introducidos por un equipo de científicos que desde torres de observación y cámaras fijas y robóticas llevan a cabo estudios etológicos y biológicos como parte del programa. “De esta forma, aunque los animales están bajo la protección humana, no generan apego ni dependencia de sus cuidados”, expone Rosas.
Los valores del puma: el símbolo de un equipo
“Nuestro objetivo es ayudar específicamente a estos tres ejemplares, al tiempo que generamos una cultura de respeto y protección del medio ambiente dentro del club universitario. Se trata de una alianza en la que nos hemos involucrado todos, desde la dirección hasta los jugadores”, asegura el vicepresidente de la institución deportiva auriazul que lleva al puma como emblema.
“El origen del símbolo fue idea del coach de futbol americano Roberto Tapatío, quien encontró en la figura del animal la motivación que necesitaban los jugadores para hacer frente a sus adversarios del norte del país y de Estados Unidos, más grandes y físicamente más fuertes, pero sin la agilidad, inteligencia, carácter y, sobre todo, la valentía que reunía su equipo, características compartidas con los pumas”, afirma Pablo Macedo, director del área de comunicación de la institución deportiva y para quien “no hay símbolo que represente mejor la esencia de nuestra cantera: nuestros chavos salen al campo a darlo todo, ¡incluso cuando van perdiendo, no paran de correr hasta el último minuto!”, declara.
Bajo el cuidado de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, la UNAM contó durante años con diversos ejemplares de puma que acompañaban los partidos y levantaban con su presencia el ánimo de los hinchas. La primera mascota fue presentada en el estadio en 1947, pero la gran estrella del equipo fue Mitzi, ejemplar que acompañó a la afición durante más de 14 años. A su sucesora, adquirida en el 2013, decidieron llamarla Iyari —”corazón” en lengua wixárika— y representó el último emblema vivo del club. “Hace muchos años, ya que la universidad decidió no tener animales ferales en cautiverio. Y en la actualidad tenemos a Goyo, ¡la mascota más científica del fútbol mexicano, y la más carismática!”, bromea su vicepresidente sobre la botarga de los Pumas, mostrando un gran entusiasmo por el anuncio de la nueva alianza de su club.
“Para nosotros es un honor que un equipo referente, que juega en un estadio histórico y con miles de aficionados en todo el país, se haya interesado en este proyecto a largo plazo”, manifiesta Rosas. Como explica el presidente de Jaguares en la Selva, el programa de rehabilitación durará, al menos, hasta el 2024 “y puede extenderse algunos años más. Se necesitan muchos recursos y estamos muy felices de que los Pumas no apoyen, mostrando a través de este compromiso una sensibilidad social y ambiental ajena a su ámbito”.
“Con este proyecto solo estamos aportando un granito de arena a una organización que hace un excelente trabajo de conservación. Pero esperamos que patrocinadores y otras organizaciones deportivas se animen también, y se genere más visibilidad y concienciación. Todos podemos contribuir al medio ambiente y a la protección de los ecosistemas, no solo con dinero, sino a través de pequeñas acciones que van desde reciclar a no gastar tanta agua”, afirma su vicepresidente, seguro de que “este será el primero de otras colaboraciones para cuidar a la naturaleza de nuestro país, un valor que queremos que nos represente como club”.
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