La UNAM despide a la asesora de tesis de la ministra Yasmín Esquivel
La institución educativa rescinde el contrato de la profesora Martha Rodríguez Ortiz por haber “incurrido en causas graves de responsabilidad”
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha tomado la primera medida por el caso de plagio de la ministra Yasmín Esquivel. La máxima institución educativa mexicana ha rescindido el contrato de Martha Rodríguez Ortiz, la directora de tesis de la jueza, por haber incurrido en “causas graves de responsabilidad, así como en faltas de probidad y honradez en el desempeño de sus labores”. Así lo ha anunciado la universidad este miércoles, después de qu...
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha tomado la primera medida por el caso de plagio de la ministra Yasmín Esquivel. La máxima institución educativa mexicana ha rescindido el contrato de Martha Rodríguez Ortiz, la directora de tesis de la jueza, por haber incurrido en “causas graves de responsabilidad, así como en faltas de probidad y honradez en el desempeño de sus labores”. Así lo ha anunciado la universidad este miércoles, después de que la propia Rodríguez reconociera que había compartido el proyecto de tesis de un alumno con otro. EL PAÍS comprobó que la profesora había dirigido al menos siete trabajos plagiados, basados en cuatro originales, a lo largo de tres décadas como docente.
La expulsión de Rodríguez Ortiz de la UNAM se ha convertido en el primer paso al frente que toma la universidad para tratar de atajar la grave crisis de credibilidad que atraviesa desde hace un mes. La revelación, el pasado 21 de diciembre por el académico Guillermo Sheridan, de que la tesis presentada por Esquivel en 1987 era exactamente igual que la publicada un año antes por el alumno Edgar Ulises Báez puso al descubierto todo un sistema de copia de trabajos en el centro de la institución.
Rodríguez Ortiz, amiga de Esquivel, ha tratado desde el estallido del escándalo de proteger a la ministra. La docente aseguró, en su única entrevista, que todo se trataba de una campaña para perjudicar a la jueza, que entonces se presentaba a la presidencia de la Suprema Corte de Justicia: “Es un ataque hacia las mujeres por querer ser algo mejor”. Después de esa aparición, la maestra no volvió a hacer ningún comentario a los medios de comunicación. EL PAÍS trató sin éxito en numerosas ocasiones de ponerse en contacto con ella.
La maestra se convirtió desde el principio en uno de los cabos sueltos más importantes del caso. Ella era la asesora de los dos alumnos que presentaron el mismo trabajo: Inoperancia de los sindicatos en los trabajadores de confianza del Artículo 123 Apartado A, con solo un año de diferencia entre ellos. Era imposible, como señalaron los expertos, que ese plagio se hubiera hecho sin su intervención.
La versión de los hechos que mantuvieron hasta el final Rodríguez Ortiz y Esquivel es que la ministra empezó a redactar la tesis en 1985, pero no la presentó porque todavía no había terminado la carrera. En ese lapso, Báez accedió al proyecto de Esquivel, lo copió, añadió un trabajo de campo y consiguió titularse antes que ella, en 1986. Esta difícil narrativa es la que mantuvo la docente ante la Fiscalía de Ciudad de México —donde Esquivel había interpuesto una denuncia por plagio contra Báez— y también ante la misma UNAM.
La profesora afirmó a la universidad que fue ella quien ofreció el proyecto de Esquivel a Báez con el ánimo “de que tomara referencias”, incluso reconoce que se la dio “probablemente a más alumnos”. Esta confesión también ha sido utilizada ahora por la UNAM para despedir a la maestra. “La profesora cometió conductas contrarias a los propósitos y fines que persigue esta casa de estudios, y considerando la confesión expresa de la directora de tesis de haber compartido y proporcionado el proyecto de tesis de un alumno a otro”, se lee en el comunicado de la casa de estudios.
La decisión sobre Martha Rodríguez contrasta con el atolladero en el que la universidad está metida sobre la propia ministra. El comité encargado de analizar el caso dejó acreditado que el trabajo para obtener el grado de licenciatura de la jueza fue un plagio. Después de una extensa investigación, la universidad no tenía dudas de que Esquivel había copiado. Sin embargo, se encuentra ante un vacío legal por el que no puede invalidar el título de la ministra: el delito de plagio no está tipificado en el reglamento de la UNAM y tampoco hay mecanismos para rescindir un título ya otorgado, según explicó el abogado general de la universidad, Alfredo Sánchez Castañeda. Mientras tanto, Esquivel se niega a dimitir de su puesto como ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y asegura que su carrera es “impecable”.
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