Graciela Buchanan Ortega, la nueva secretaria de las Mujeres en Nuevo León que no es feminista
Con más de 20 años de carrera en el Poder Judicial, la exmagistrada del Tribunal Superior de Justicia de Nuevo León toma el mando de una dependencia clave en medio de la crisis de violencia contra las mujeres
Cuando la nueva secretaria de las Mujeres de Nuevo León, Graciela Buchanan Ortega (Ciudad de México, 60 años), responde al teléfono, lo primero que hace es disculparse por el retraso para atender la entrevista. Hace más de un mes asumió el mando de una dependencia crucial para atender la crisis de violencia contra las mujeres que azota al Estado, pero era por la del agua que no podía dar declaraciones. “Estaba vetada porque la crisis del agua...
Cuando la nueva secretaria de las Mujeres de Nuevo León, Graciela Buchanan Ortega (Ciudad de México, 60 años), responde al teléfono, lo primero que hace es disculparse por el retraso para atender la entrevista. Hace más de un mes asumió el mando de una dependencia crucial para atender la crisis de violencia contra las mujeres que azota al Estado, pero era por la del agua que no podía dar declaraciones. “Estaba vetada porque la crisis del agua estaba muy fuerte y la atención que se le quería dar al tema era muy relevante. No querían que se distrajera la atención porque cada quien maneja sus crisis, y en estas crisis estamos”, comenta.
La exmagistrada del Tribunal Superior de Justicia del Estado habla fuerte y rápido, como si de un dictamen se tratara. Evita las pausas y se toma el tiempo para enumerar sus múltiples aportes, especialmente en el sector judicial, que suma a su imponente currículum. Cuando comenzó a trabajar, hace 42 años, era la única mujer en un corporativo de 30 hombres. Fue gerente legal y administrativa del Grupo Visa, ahora Grupo Femsa; directora jurídica del Tecnológico de Monterrey, y ha trabajado en distintos despachos de renombre en un Estado mayormente conservador, que concentra gran parte del poder económico y empresarial del país. En 2002, llegó al Poder Judicial de Nuevo León, donde consolidó una prestigiosa carrera enfocada en las mujeres, los niños y la familia. Habla de la mujer como pilar de la familia y conserva algunos prejuicios comunes en el Estado, como el estigma al movimiento feminista, sin el cual sería imposible contar los avances en la lucha contra la violencia de género.
En un momento en el que el auge del feminismo en México ha contribuido a visibilizar la violencia contra las mujeres, resalta que la funcionaria encargada de velar porque la política pública en el Estado sea de igualdad no se nombre feminista. Desde el pasado 7 de junio, tomó el mando de una secretaría creada apenas este sexenio con el propósito de unificar criterios a nivel estatal para atender la violencia de género, que no ha cesado en años. Su antecesora, Alicia Leal Huerta, una veterana activista feminista y defensora de los derechos de las mujeres, renunció al cargo a inicios de abril a raíz de la más reciente ola de crímenes machistas que convulsionaron a la opinión pública y pusieron a Nuevo León en la escena nacional por la persistente violencia contra las mujeres. María Fernanda Contreras, Debanhi Escobar, Yolanda Martínez, Liliana Torres, son algunos de los casos que han estremecido a la sociedad, no solo por la atrocidad con la que han sido cometidos, sino también por la impunidad que sigue lastimando a las víctimas y a sus familias.
Buchanan, destacada abogada, con maestría en el nuevo sistema de justicia penal y experiencia como jefa del máximo órgano judicial del Estado durante la época de mayor inseguridad por el crimen organizado, afronta ahora el reto de sortear la crisis que desde hace años persigue a las mujeres en el Estado que desde 2015 está en alerta por el aumento en los asesinatos y desapariciones de mujeres. Tan solo el año pasado, fue la cuarta entidad con más feminicidios en el país, con 67 registros, según cifras del Secretariado Ejecutivo Nacional. Además, desde 2007, solo en esta entidad del norte de México, hay más de 13.000 personas desaparecidas, de las que más de 5.000 son mujeres. La mayoría son jóvenes de entre 15 y 19 años y aunque se ha especulado de nexos con bandas criminales, las autoridades continúan sin esclarecer la mayoría de los casos, además de que muchos otros ni siquiera llegan a ser denunciados.
Pregunta. Hablando de crisis, ¿cómo fue asumir su nuevo cargo en medio de una profunda crisis por los feminicidios y desapariciones de mujeres en el Estado?
Respuesta. Asumí el cargo cuando acababa de pasar la crisis más fuerte que se ha considerado, porque se evidenció de forma más palpable la violencia contra las mujeres por casos emblemáticos, pero esta crisis se ha venido gestando durante años. Las mujeres ya estamos cansadas de ser violentadas. Queremos dignidad y respeto a nuestros derechos, queremos igualdad y eso vino a destapar una botella que ya estaba llena.
P. ¿Por eso renunció a su cargo como magistrada?
R. Fue una decisión que al principio no había considerado porque tenía mi cargo como magistrada del Tribunal Superior de Justicia del Estado, ejercido casi por 18 años, en donde fui presidenta (2011-2013) y al final de cuentas, faltaban dos años para que concluyera mi período constitucional. En ese momento pensé que no me convenía terminar anticipadamente, pero luego asumí el reto porque vi en la invitación del gobernador Samuel García la oportunidad de poder servir más directamente, sin la limitación que como magistrada puedo tener, porque no puedo asesorar casos particulares.
P. ¿Qué aporta su experiencia en el sector judicial en este puesto ejecutivo?
R. Llevo más de 22 años en el servicio público y siempre he trabajado por las mujeres, por los niños y por la familia. Fui presidenta del Tribunal Superior de Justicia del Estado durante la época más difícil de inseguridad, así que tuve que meterme muy a fondo en toda la parte criminal y estudié una maestría en el nuevo sistema penal acusatorio. Tengo mucha experiencia, no nada más en dictar sentencias, sino en conocer los asuntos y por eso promovía reformas. Creo que mi experiencia judicial y laboral y política, vamos a llamarle así, de tantos años, hacen que pueda hacer mejores coordinaciones y sinergias con los municipios y con todos los entes de gobierno, fiscalías y demás.
P. ¿Considera que existe una emergencia de violencia de género en Nuevo León?
R. Yo creo que en todo México. Claro que sí, porque en Nuevo León el 65% de los delitos se cometen en contra de mujeres. Además de la violencia doméstica, la violencia de género se da en todos los demás ámbitos. Hay más delitos contra las mujeres porque todavía no hemos podido nivelar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia. El empoderamiento que se le ha dado no ha crecido en relación con los hombres. Tenemos que empezar a trabajar mucho con masculinidades y con la erradicación de la violencia en los hombres. En fin, todo eso hace que haya una crisis, como todo en la vida, cuando los trenes que deberían ir paralelos, se cruzan, chocan.
P. Me imagino que entre estos los delitos que menciona destacan los feminicidios.
R. Es mucho mayor la crisis de violencia familiar que la de feminicidios, porque en muchos que llegan a ser feminicidios previamente hubo una situación de violencia de género, particularmente violencia doméstica, pero eso es muy grave. Ahora, lo que tiene que hacer la secretaria es velar para no lleguen a ser feminicidios.
De enero a junio, hay 48 carpetas que se han investigado como feminicidio, y 44 en grado de tentativa. No quiere decir que todos son feminicidios, sino que hubo 48 mujeres que murieron en una condición en la que era necesario iniciar la carpeta de investigación como feminicidio. La mayoría se vinculan con la participación con grupos criminales, de la delincuencia organizada, del narcomenudeo, etcétera.
P. Sobre los casos que se han vinculado con el crimen organizado, ¿ha identificado que exista algún factor por género?
R. El factor de género que veo es que, como en cualquier otro lado, se aprovechan de la condición de género y de la necesidad de las mujeres. Ha habido una creciente de violencia desde que empezó la crisis de 2010, 2011. Pero la mujer, en esos casos, está en el más alto grado de vulnerabilidad.
P. Claro, digamos que es una cuestión de poder.
R. Por su puesto. Además, yo puedo pensar que a ellas no las ven más que para usarlas, están sometidas. Ahora, si además tienen armas de fuego y utilizan drogas, es mucho más el uso abusivo del poder.
P. ¿Cómo ha sido para usted desarrollarse en un ambiente lleno de hombres, quizás machista o violento, y ahora estar en este puesto para representar a las mujeres?
R. Mira, yo nunca he tenido un problema porque he estado acostumbrada a trabajar desde hace muchos años, tengo más de 42 años de trabajar, así que imagínate en ese entonces cuántas mujeres había. Ninguna, era la única mujer en un corporativo de 30 hombres y me acostumbré a trabajar con hombres y a que me respetaran.
Nunca he tenido un problema, a mí siempre me han respetado. Claro que siempre me han dicho que nada más defiendo mujeres y niños y bueno les digo, claro, es que soy mujer.
Me dicen que soy feminista y no, yo soy mujer.
P. ¿No se considera feminista?
No, yo soy mujer y defiendo a las mujeres porque son más vulnerables y porque no todos tienen la oportunidad que he tenido yo de estar en algún puesto de decisión para poder hacer que sean escuchadas. No me considero ni feminista ni de un grupo. Yo me considero que soy una mujer que tiene una obligación, un compromiso social con las mujeres, con el género, con los niños y con todas las personas que puedan estar en una situación de vulnerabilidad.
Yo como mujer no he sufrido porque siempre me he sabido defender. Por ejemplo, empecé con un salario y no estaba dispuesta a ganar menos, yo tengo derecho a ganar igual y si no me voy a defender. Entonces como dicen por ahí, ‘con miedo que me tengan basta’. Me decía mi excompañero magistrado, tú te peleas con los hombres, y no, los hombres se quieren aprovechar y no me dejo, que es diferente.
P. En su experiencia, ¿cuáles considera que son los factores que impiden erradicar esta violencia, si hablamos de que desde 2010 se incrementó por el crimen organizado y en 2015 ya se logra tipificar el delito de feminicidio en el Estado?
R. No se puede erradicar porque es un cambio cultural primero que nada y los cambios culturales se llevan décadas. Sí, ha habido muchas campañas de empoderamiento a la mujer, pero ellos son los victimarios y ellos son los que tienen que cambiar. Tenemos que trabajar de varios campos: con cultura de género, mujer y hombre, masculinidades, atacar la violencia desde el punto de vista del consumo de alcohol y otras drogas. Del 92 al 95% de los casos de violencia doméstica, en Nuevo León, se dan los fines de semana y el alcohol es un factor trascendental y otro tipo de drogas.
Además, trabajar en unificar criterios y protocolos para que no se revictimice a la mujer porque muchas no saben a dónde ir, a quién tocarle la puerta. En todos lados le preguntan lo mismo varias veces y cuando se anima una mujer a denunciar es porque ya pasaron muchos episodios. Entonces hay que darles credibilidad y que no se sientan solas.
P. ¿Cómo evitar que se revictimice a las mujeres?
R. Estamos trabajando en un protocolo homologado para la atención del primer respondiente para que la víctima tenga que declarar solo una vez, y que si va a otra dependencia, ya tengan todo el cuestionario y no le vuelvan a preguntar qué le pasó. Es una víctima y a muchas veces dicen que no da una misma versión, pero la ponen en crisis.
P. ¿De eso se trata el plan maestro contra la violencia de la mujer que prepara la secretaría? ¿Qué dependencias estarán involucradas y cómo se vigilará el cumplimiento?
R. Todavía no lo hemos presentado y de hecho te estoy dando la entrevista porque ya no quiero dejar que pase más tiempo porque creo que es importante que las mujeres sepan que aquí estamos, que vamos a dar atención, etcétera, pero todavía no lo podemos presentar. Tiene mucho que ver con lo que te he platicado, pero no nada más es mi área, sino que es todos los que están involucrados en relación con mujeres. Ya me tengo que ir, pero solo te puedo decir que está por presentarse, ahora que estemos menos abatidos por la crisis de agua. No te quisiera dar una fecha porque ya ahí este el gobernador determinará la oportunidad.
La funcionaria se despide argumentando que debe atender una reunión, pero días más tarde otrorga un breve espacio en su agenda para informar sobre el seguimiento al caso de Liliana Torres, una joven que sobrevivió a un atentado de feminicidio en el que fue quemada viva, en los márgenes del área metropolitana de Monterrey.
A pesar de que el ataque ocurrió el 26 de marzo pasado, la justicia aún no llega para la víctima, quien ha tenido que refugiarse en otro Estado ante la indiferencia de las autoridades. Sin embargo, la titular de la dependencia asegura que se le ha dado seguimiento al caso registrado desde inicios de mayo, pero que desde hace unas semanas han perdido contacto con la víctima, pues no les ha contestado las llamadas.
P. Pero esto que señala sobre el seguimiento del caso, es lo contrario a lo que la víctima ha denunciado e incluso documentado en su cuenta de Facebook, con negligencias como que la han tenido esperando o le han dado largas con trámites burocráticos para que pueda denunciar.
R. Te estoy hablando del apoyo que se le dio por parte de la Secretaría de las Mujeres, en cuestión de alimentos, de hospitalización, de curaciones, etcétera, ya lo que son otras partes de la atención, eso ya es parte de la Fiscalía y no nos corresponde a nosotros dar la información. Además, te recuerdo que yo asumí el cargo el 7 de junio. El caso se tiene registrado desde el 4 de mayo y luego ya fue que se abrió la carpeta independientemente en la Fiscalía.
P. Y cuál es el seguimiento por parte de la Secretaría que se ha dado a otros casos como el de Debanhi Escobar que sí llegaron a ser feminicidios?
R. En cuanto tengan los resultados de la segunda autopsia y esos resultados habrá que hacerse las interpretaciones que se tengan que hacer y cotejar con la primera autopsia, pero de eso aún no se tiene información. Además, esa información, a mí ya no me corresponde darla, sino a la Fiscalía.
Nuevamente la exmagistrada se disculpa, ya que debe continuar con su ajetreada labor de atender la emergencia de violencia machista en el Estado que de enero a junio lleva 44 feminicidios en grado de tentativa cometidos, además de los 48 que sí se han perpetrado. No obstante, organizaciones y activistas en defensa de las mujeres y familiares de personas desaparecidas han advertido que muchos de ellos ni siquiera se registran.
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