Más enredos en Xoxocotla por la pugna de la alcaldía

El 4 de junio, un tribunal electoral federal destituyó al alcalde de este pueblo de Morelos. El ya exalcalde obvió la resolución y convocó de manera irregular una asamblea para permanecer en el cargo, entre acusaciones de corrupción por traer vecinos de otros pueblos

El exalcalde Salazar, durante la entrevista que concedió a EL PAÍS en su casa en mayo.Rodrigo Oropeza

Sigue el enredo en Xoxocotla, que vive un conflicto político cada vez más complejo, ajeno a resoluciones judiciales y mediaciones de todo tipo. Con dos funcionarios municipales asesinados entre enero y marzo -uno de ellos el alcalde, Benjamín López Palacios- los vecinos aguardan al vencedor de la pelea entre dos grupos antagónicos, que pugnan por el Gobierno local. Uno de los grupos lo componen los leales a López Palacios. El otro integra al que fuera su suplente, Abraham Salazar, y su equipo.

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Sigue el enredo en Xoxocotla, que vive un conflicto político cada vez más complejo, ajeno a resoluciones judiciales y mediaciones de todo tipo. Con dos funcionarios municipales asesinados entre enero y marzo -uno de ellos el alcalde, Benjamín López Palacios- los vecinos aguardan al vencedor de la pelea entre dos grupos antagónicos, que pugnan por el Gobierno local. Uno de los grupos lo componen los leales a López Palacios. El otro integra al que fuera su suplente, Abraham Salazar, y su equipo.

Caso detallado por EL PAÍS en varias entregas desde enero, la tensión ha aumentado en el pueblo en los últimos días, situación que ilustra una realidad nacional. Los ataques contra funcionarios, candidatos y cargos de elección popular se cuentan por cientos cada año. Son crímenes que suelen leerse como consecuencias de la diversificación empresarial de los cárteles de la droga. Situaciones como la de Xoxocotla muestran, sin embargo, que la política no necesita aditivos para generar muertos. El control de la burocracia y los recursos municipales son motor y combustible de la violencia actual en México.

Todos temen más asesinatos en Xoxocotla, sobre todo después de la última semana y media. El 4 de junio, un tribunal electoral federal destituyó a Abraham Salazar de la alcaldía, cargo que ostentaba desde marzo, cuando un tribunal inferior atendió sus impugnaciones. Salazar defendía que ante el asesinato de López Palacios en enero, él debía ocupar la alcaldía y no Raúl Leal, heredero de López Palacios, elegido por una mayoría de regidores en una reunión de cabildo en febrero.

Lejos de acatar la resolución del tribunal federal, Salazar convocó una asamblea para el sábado pasado, con la intención de ratificar su mandato. La mera convocatoria era irregular, pues al momento de llamar a los vecinos a la asamblea, Salazar ya no era alcalde. De hecho, Leal, su equipo y seguidores no acudieron a la reunión, amparándose en la resolución judicial.


Imagen del centro de Xoxocotla, este pasado mayo.Mónica González Islas

La asamblea se celebró y Salazar ganó, según su cálculo, con el voto a favor de 6.447 asistentes. El grupo contrario y otros vecinos consultados por este diario denuncian, sin embargo, que el exaclalde y su equipo trajeron habitantes de otros pueblos para hacer bulto en la votación, realizada por el método de pelotón: en una cancha de fútbol, los que están a favor de una opción se quedan a un lado y los que prefieren la contraria, al otro. En un vídeo de la votación que tomó un medio local, no parece que allá hubieran más de 1.500 personas.

Con la asamblea, Salazar no solo incurría en una irregularidad, sino que además obviaba una resolución del mismo tribunal electoral federal que, el 8 de junio, exigía al excalde que acatara el fallo en su contra, y transfiriera el poder a Leal y su equipo. Preguntado al respecto, Salazar ha dicho: “Una disculpa pero mi equipo jurídico me ha pedido no dar ninguna declaración por lo delicado del asunto”.

La rispidez entre uno y otro grupo apunta a los asesinatos. El equipo de Leal acusa a Salazar y los suyos de las ejecuciones del alcalde López Palacios y del secretario municipal, Manuel Alejandro Jiménez. Las sospechas vienen de lejos. Como explicó este diario en entregas anteriores, el grupo de Leal y López Palacios se siente amenazado por una facción del grupo de Salazar, que ellos identifican como criminales locales. Concretamente señalan a dos personajes, Liberio Díaz y Silvano Rivera. En una entrevista mantenida en mayo, Salazar reconoció a este periódico que Díaz forma parte de su equipo, aunque negó que haya empleado la violencia en todo este proceso. A Rivera lo desconoció.

El equipo leal a López Palacios sostiene que, como parte de su programa de Gobierno, Salazar pretendía la llegada de un grupo criminal que financiaría obras en Xoxocotla como parte de un esquema para lavar dinero. Salazar siempre lo ha negado y ha dicho que ese grupo criminal del que habla la otra parte es en realidad una pareja de empresarios, expertos en bajar recursos del Gobierno federal para obra pública y proyectos agropecuarios.

Sea como sea, el caso es que hubo muertos en Xoxocotla y que todos esperan más. Salazar sigue actuando como alcalde, mientras el equipo de Leal trata de tomar posesión, a la espera de señales del Gobierno y las autoridades electorales estatales, responsables de que el excalcalde entregue la vara de mando.

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