El sindicato petrolero choca con Pemex por las vacantes y los accidentes laborales

El presidente López Obrador denuncia una posible “campaña” del STPRM contra la empresa paraestatal

Trabajadores de Pemex en el pozo Dzimpona, en Villahermosa, Tabasco, el 18 de marzo de 2021.Carlos Cabal (CUARTOSCURO)

El sindicato petrolero mexicano multiplica las señales de descontento con el Gobierno y Petróleos Mexicanos (Pemex). Un grupo de trabajadores protestó la semana pasada frente a la sede principal de la empresa paraestatal para exigir que se abran nuevas plazas y denunciar el impago de prestaciones. Este lunes, ha trascendido un documento interno del sindicato para la dirección de la petrolera que apunta a un aumento de los accidentes laborales por falta de mantenimiento en las instalaciones. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha atribuido estas acciones a una “campaña contra la empresa” ...

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El sindicato petrolero mexicano multiplica las señales de descontento con el Gobierno y Petróleos Mexicanos (Pemex). Un grupo de trabajadores protestó la semana pasada frente a la sede principal de la empresa paraestatal para exigir que se abran nuevas plazas y denunciar el impago de prestaciones. Este lunes, ha trascendido un documento interno del sindicato para la dirección de la petrolera que apunta a un aumento de los accidentes laborales por falta de mantenimiento en las instalaciones. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha atribuido estas acciones a una “campaña contra la empresa” por una pérdida de prerrogativas.

Últimamente, el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) está haciendo algo inusual: protestar. En los más de 80 años de historia de la agrupación, las manifestaciones de los petroleros han sido contadas y no se recuerda ninguna huelga a escala nacional. El sindicato se ha mantenido siempre cercano al poder, sobre todo durante las Administraciones del PRI. Muchos de sus líderes han compaginado cargos sindicales con puestos de diputados o senadores. Esa proximidad les ha permitido negociar jugosas prestaciones para sus agremiados, a costa de denuncias de nepotismo y corrupción.

Sin embargo, el lazo que ha unido a sindicato y Gobierno durante décadas se está resquebrajando. En un informe interno dirigido a Pemex, el sindicato denuncia un incremento del 56% en el número de accidentes durante el primer trimestre del año, según ha reportado el diario Reforma. En el documento, también se acusa a la paraestatal de incumplir con el contrato colectivo de trabajo, al no otorgar créditos hipotecarios y no dotar a los trabajadores con el equipo y las herramientas necesarias.

Es la segunda señal de descontento en menos de una semana. El martes pasado, trabajadores de la sección 35 del sindicato bloquearon la avenida Marina Nacional a la altura de la sede de Pemex, en Ciudad de México, para reclamar la reapertura de plazas para “basificar” a trabajadores transitorios. En enero, el director general de Pemex, Octavio Romero, anunció que la paraestatal empezaría el proceso de otorgar plazas de base a 17.000 trabajadores transitorios de acuerdo a criterios de antigüedad y dijo que esto se haría de manera transparente y gratuita. El anuncio no ha caído bien en el STPRM, que se ha sentido orillado.

Históricamente, los sindicatos han tenido la última palabra sobre quién ocupa las plazas de base. Así lo establece la ley y varios contratos colectivos, incluido el de Pemex, aunque ese origen legal “se ha desvirtuado”, señala Carlos Reynoso, catedrático en Derecho Laboral de la Universidad Autónoma Metropolitana. “Era una idea para proteger a los sindicatos y no para hacer un manejo de las plazas, incluso comercializándolas como ha llegado a suceder. En estricto sentido, el sindicato está pidiendo que se aplique la ley. En la práctica, muchos de estos mecanismos se han pervertido. A lo mejor esa no permisión del Gobierno tendría que pasar por una reforma la Ley Federal del Trabajo, y de los contratos colectivos”, dice.

El STPRM ha sido señalado en el pasado de vender las plazas de base, una práctica que este Gobierno afirma querer desterrar. En respuesta a las protestas recientes, el Ejecutivo ha acusado al sindicato de maniobrar para mantener el poder sobre las nuevas contrataciones y entregar las plazas a personas cercanas a los líderes. “Lo que no se puede ya, aunque haya campañas, es regresar a la venta de plazas, a permanecer eternamente en la dirección de un sindicato”, ha declarado este lunes López Obrador.

Es una lectura que comparten algunos trabajadores que se oponen a los actuales líderes del STPRM. Gregorio Roque, un empleado crítico con la dirigencia, reconoce que Pemex no está cumpliendo con el contrato colectivo. En lugar de suministrar mudas y zapatos dos veces al año, él ha recibido la dotación una vez al año en esta Administración. Sin embargo, el trabajador señala que el problema se arrastra desde 2012. “¿Por qué protestan ahora y antes no, cuando no se entregaba la dotación? El sindicato hace esta manifestación porque siente que se le va a ir el poder porque no va a negociar las nuevas contrataciones”.

El Gobierno ha buscado democratizar la vida sindical y forzar una renovación de los representantes, mediante reformas laborales que establecen el derecho de los trabajadores al voto libre y secreto. Pese a estas iniciativas, la votación para elegir al nuevo secretario general del STPRM se saldó en febrero con la victoria de Ricardo Aldana, identificado con el círculo del histórico cacique Carlos Romero Deschamps. Aunque López Obrador evitó valorar la elección en un primer momento, el presidente cargó la semana pasada contra los líderes “charros” que vivían “rodeados de privilegios”. “Eso ya no se permite y no les gusta. Al carajo todo esto”, declaró.

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