La agenda de López Obrador ahonda el choque entre Morena y la oposición a un mes de las elecciones en seis estados
El fracaso de la reforma eléctrica, los planes para cambiar el sistema electoral y los ataques cruzados marcan la campaña del 5 de junio
Las elecciones que dentro de un mes renovarán a los gobernadores de seis estados remueven las aguas de la política federal al mismo tiempo que las principales fuerzas políticas hacen campaña atendiendo a una lógica nacional. La votación del 5 de junio, que mide el alcance del impulso territorial de Morena y la capacidad de resistencia de la oposición, ha profundizado el abismo que separa a la formación oficialista de la alianza fo...
Las elecciones que dentro de un mes renovarán a los gobernadores de seis estados remueven las aguas de la política federal al mismo tiempo que las principales fuerzas políticas hacen campaña atendiendo a una lógica nacional. La votación del 5 de junio, que mide el alcance del impulso territorial de Morena y la capacidad de resistencia de la oposición, ha profundizado el abismo que separa a la formación oficialista de la alianza formada por el PRI, el PAN y el PRD. Y esa brecha se ha ampliado esencialmente por la agenda del presidente, Andrés Manuel López Obrador: una serie de iniciativas que polarizan las posiciones de los partidos -y de sus votantes- en todo México al igual que en Tamaulipas, Quintana Roo, Oaxaca, Durango, Hidalgo y Aguascalientes, los territorios que celebran estos comicios.
El clima se enrareció, aún más, en Semana Santa a cuenta del debate sobre la reforma eléctrica en el Congreso de Diputados. Finalmente la oposición rechazó la iniciativa, una apuesta personal del mandatario, lo que desencadenó una campaña de Morena para exhibir a los legisladores que votaron en contra del cambio constitucional, acusándoles de “traición a la patria” incluso por la vía judicial. Este paso, inviable desde el punto de vista penal y político y cuestionado también por altos dirigentes de la Cuarta Transformación como Ricardo Monreal, se enmarca más en la dramatización propia de una pugna electoral en la que todo vale que un normal enfrentamiento entre adversarios. Después, el jefe Estado añadió leña al fuego y puso sobre la mesa su propuesta de reforma electoral, una revisión profunda del modelo vigente que contempla un reemplazo del Instituto Nacional Electoral (INE).
La oposición también ha reaccionado elevando el tono e instalándose en la sobreactuación, con señalamientos que anticipan una ruptura total de las relaciones hasta el final del sexenio, en 2024. La alianza opositora, que según los estudios de opinión va camino de estrellarse hasta en cuatro de los seis estados en los que se celebran elecciones locales organizó esta semana un evento conjunto para fijar su postura, lo que se convirtió en una impugnación a la totalidad del trabajo del Ejecutivo. El dirigente del Partido Revolucionario Institucional, Alejandro Moreno, llegó a hablar abiertamente de quiebre de las reglas de convivencia. “Este se un Gobierno, sin experiencia, sin rumbo, no saben cómo solucionar los temas del país... Morena y su intransigencia están destruyendo el país, están rompiendo con el modelo democrático”, aseveró.
Moreno denunció la que califica de “campaña de persecución política y de odio, de terror y de violencia con la que Morena pretende intimidar a cualquiera que no esté a favor de sus iniciativas y su proyecto. “Es una amenaza manifiesta contra todas las personas que se atreven a alzar la voz. No nos importan las amenazas, no nos importan los insultos o las presiones, sabremos estar a la altura para defender a todos los mexicanos a un régimen que llegó con base a libertades y que hora quiere quitarlas”, continuó.
Algo más contenido, el líder del Partido de Acción Nacional, Marko Cortés, también habló de persecución a los opositores, pero defendió una propuesta alternativa a la reforma electoral, que incluye la celebración de una segunda vuelta en las presidenciales, la eliminación de las sobrerrepresentación de la Cámara baja -que tiene 500 escaños- y del transfuguismo, y la convocatoria de unas elecciones primarias obligatorias organizadas por el INE el mismo día para todas las fuerzas políticas.
Estos son los factores que, tanto a escala nacional como local, están determinando la campaña. De un lado y de otro. Morena acaba de convocar a la “recolección de firmas ciudadanas para reclamar justicia por la traición a la patria” y lo ha hecho también en territorios que eligen una nueva gubernatura como Tamaulipas, donde el panista Francisco García Cabeza de Vaca, acusado de defraudación fiscal y lavado de dinero, está a punto de dejar el cargo.
Con todo, el presidente de Morena, Mario Delgado, defiende esta posición y rechaza que sea el partido oficialista el responsable de ahondar la polarización. “En Morena somos un movimiento pacífico y no llevamos a cabo ninguna campaña de odio en contra de nadie. Lo que estamos haciendo es comunicarle a la gente información que ya es pública sobre cómo votaron algunos diputados y diputadas en la reforma eléctrica”, afirmó. Entonces la mayoría decidió oponerse a una norma que buscaba consagrar en la Constitución la concesión de la mayoría del mercado a una empresa del Estado, la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Una reforma estructural que encarna en buena medida el espíritu de la Cuarta Transformación, al igual que el cambio de modelo electoral. De momento, todos estos elementos, y en menor medida la gravísima crisis de seguridad que sufren los mexicanos, copan el debate político también con vistas al 5 de junio.
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