Agustín Carstens: “Los bancos centrales deben tener cuidado de no provocar un frenazo excesivo”
Las instituciones monetarias de América Latina reconocen que hay que vigilar el posible impacto negativo de las subidas de tasas de interés sobre el crecimiento
Los bancos centrales de América Latina afilan sus espadas para enfrentar la inflación rampante. La reactivación económica tras la pandemia y el conflicto en Ucrania han llevado a las autoridades monetarias a subir rápidamente las tasas de interés tras años de estabilidad en los precios “Todos estamos preocupados ante la inflación”, ha dicho este viernes el gobernador del Banco Central de Perú, Julio Velarde, durante una conferencia con motivo del centenario de la institución organizada en conjunto con el Banco de Pagos Internacionales (BPI). Contener la inflación sin agravar el estancamiento e...
Los bancos centrales de América Latina afilan sus espadas para enfrentar la inflación rampante. La reactivación económica tras la pandemia y el conflicto en Ucrania han llevado a las autoridades monetarias a subir rápidamente las tasas de interés tras años de estabilidad en los precios “Todos estamos preocupados ante la inflación”, ha dicho este viernes el gobernador del Banco Central de Perú, Julio Velarde, durante una conferencia con motivo del centenario de la institución organizada en conjunto con el Banco de Pagos Internacionales (BPI). Contener la inflación sin agravar el estancamiento económico de la región es uno de los principales desafíos para estos directores de orquesta monetaria. “Hay que tener cuidado de no provocar un frenazo excesivo”, ha advertido Agustín Carstens, gerente del BPI.
Atrás quedan los años de baja inflación y todavía no se sabe cuánto tiempo durará el nuevo capítulo. La guerra en Ucrania y el encarecimiento del petróleo han trastocado los pronósticos de los bancos centrales. “Creíamos que podíamos volver de aquí a fines de 2022 a la situación [de precios] de antes. Ahora esto se aplaza un año más. No sabemos si tal vez lo logremos en la primera mitad de 2023″, ha declarado Velarde. “Es una situación difícil porque estábamos acostumbrados a una tasa de inflación baja”. Este es el período más largo de los últimos 20 años en que la inflación se ha situado fuera del objetivo del banco central peruano.
En este contexto, las instituciones monetarias de la región han reaccionado con subidas en las tasas de interés. Para Agustín Carstens, al frente de la entidad que coordina los bancos centrales de todo el mundo, esta es la respuesta correcta. “Los mercados emergentes ya saben que tienen que reaccionar bastante rápido. Las tendencias de inflación son aceleradas en comparación con las economías avanzadas. Por tanto, no pueden quedarse a la zaga”, ha observado el que fuera gobernador del Banco de México entre 2010 y 2017.
Con el conflicto en Ucrania todavía en curso, los países latinoamericanos esperan que la inflación toque techo esta primavera. Las autoridades monetarias de Brasil y Perú sitúan este máximo en abril. “Creo que alcanzaremos el pico de 11% en abril. La subida [de tasas de interés] empezó hace mucho. Probablemente lleguemos a un máximo de 12,5%. Estamos del lado de los que aplicamos políticas restrictivas”, ha dicho el gobernador del banco central brasileño, Roberto Campos Neto.
En tiempos de inflación baja, había margen para que la política monetaria fomentara el crecimiento y la creación de empleo. Sin embargo, la subida de los precios devuelve a los bancos centrales a su objetivo esencial, incluso en el caso de aquellos con mandatos duales. “Hoy la política monetaria tendrá que centrarse más en anclar la inflación. Si no tenemos éxito en esa misión, esto podría dar lugar a efectos menos deseables para la economía. Una inflación muy alta puede restringir el crecimiento”, ha señalado. “Cuando hay inflación baja por mucho tiempo hay bancos con mandatos sobre el bienestar de la población, pero cuando la inflación se convierte en un problema la situación cambia”, ha coincidido Campos Neto.
Aunque la inflación puede dañar el crecimiento, existe también un riesgo en sentido opuesto: que la subida de las tasas de interés repercuta negativamente sobre una recuperación que ya da signos de debilidad. En México, por ejemplo, la recuperación perdió fuerza a finales del año pasado y en el último trimestre registró un crecimiento nulo. “Los bancos centrales tiene que equilibrar los objetivos en materia de control de inflación con los efectos que podrían tener las medidas en relación a la economía”, ha apuntado Velarde.
Pese a que los países latinoamericanos han adoptado políticas macroeconómicas más ortodoxas en las últimas décadas, la falta de crecimiento se mantiene. “En la mayoría de países de América Latina la gestión macroeconómica ha mejorado mucho, creando una mayor resiliencia del sistema. El principal desafío se refiere al crecimiento. Desde mediados de la última década, la tasa se ha reducido y esto empeoró durante la pandemia”, ha señalado Carstens.
En cualquier caso, lo que está claro es que la inflación ha atraído sobre los bancos centrales una atención pública de la que no habían gozado en mucho tiempo. En este marco, la autonomía de estas instituciones es clave. En Brasil, el Congreso aprobó el año pasado una ley que garantiza la independencia del banco central. Para su gobernador la independencia es una “conquista constante”, aunque valora el cambio legislativo. “Si el banco central no fuera independiente para combatir la inflación muchos de los agentes económicos estarían cuestionando nuestras decisiones. Felizmente, esta legislación vino en un momento muy oportuno para encarar los choques”, ha señalado.
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