Tomás Boy, la furia y felicidad de las victorias pequeñas

El entrenador mexicano muere a los 70 años tras sufrir una embolia pulmonar

Tomás Boy durante un partido de las Chivas de Guadalajara, en 2019.Jam Media (Getty Images)

Dentro del catálogo de entrenadores en México siempre estaba el nombre de Tomás Boy (Ciudad de México, 70 años). No era un técnico con un palmarés abultado o con método infalible para ganar. Tenía liderazgo y empuje. Dirigió a doce clubes, once mexicanos, pero la gloria se le escapó. La noche martes falleció tras sufrir una embolia pulmonar.

Como futbolista profesional se estrenó en 1972. Debutó en el ya extinto Atlético Español, pero su verdadero rostro como mediocampista lo mostró en Tigres, al nort...

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Dentro del catálogo de entrenadores en México siempre estaba el nombre de Tomás Boy (Ciudad de México, 70 años). No era un técnico con un palmarés abultado o con método infalible para ganar. Tenía liderazgo y empuje. Dirigió a doce clubes, once mexicanos, pero la gloria se le escapó. La noche martes falleció tras sufrir una embolia pulmonar.

Como futbolista profesional se estrenó en 1972. Debutó en el ya extinto Atlético Español, pero su verdadero rostro como mediocampista lo mostró en Tigres, al norte de México. Ganó dos veces la Liga (1977-78, 19821-82) y una Copa (1976). Su legado en Tigres perduró gracias a sus goles, 104, que le acreditaban como el máximo goleador del club. En 2019, el francés André-Pierre Gignac le superó. “Él me puede rebasar en goles, pero de calidad a calidad es otra cosa”, dijo Boy en su tiempo. Tras el fallecimiento, el galo le dedicó unas palabras: “Hoy perdimos un gran jefe, leyenda del fútbol mexicano”.

Aún como futbolista fue llamado para jugar el Mundial de 1986 en México. No fue el titular en el equipo de Hugo Sánchez, pero sí participó en los juegos contra Bélgica y Alemania, donde salió lesionado. Dos años más tarde se retiró y empezó a tomar la pizarra de entrenador. Sus estrategias las puso a prueba en un equipo menor en San José, en Estados Unidos. Luego el Tampico Madero, Querétaro, Veracruz, Morelia, Monterrey, Puebla, Atlas, Cruz Azul, Chivas de Guadalajara y el último fue el Mazatlán en 2021.

El carisma de Boy se basaba en que festejaba y reprochaba todo. Sus bailes en el campo eran su sello, como los de un familiar en un domingo con cervezas. Alguna vez para quejarse del arbitraje sacó su cartera para señalar que había sido un partido comprado. Se encaraba con los futbolistas rivales y, cómo no, con los entrenadores. En YouTube ha resonado su pelea con Pedro Caixinha. “Me gustaría enfrentarme a Guardiola y a Mourinho. ¡A los dos! Les quiero quitar lo muy salsa, lo muy táctico, lo mamila”, contó en alguna ocasión.

Su desenfrenada actitud le generaban muchos problemas. En alguna ocasión acusó que el himno deportivo de los Pumas, el club de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), era fascista en 2016. Antes, en 2011, llevó a Monarcas Morelia a una final de la Liga mexicana y la perdió frente a los universitarios. Boy, sin ninguna medalla en el cuello como entrenador, fue despedido como un grande.

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