Un poblado de Guerrero retiene a unos 50 militares por horas en señal de protesta ante los supuestos abusos del Ejército en la zona
Los pobladores de Quechultenango accedieron a liberar a los integrantes de las Fuerzas Armadas tras llegar a un acuerdo con el jefe militar de la zona
“¡Fuera el Gobierno!”, “No queremos que se militarice la zona”, gritaba una mujer a un grupo de militares cautivo por unos 200 habitantes del poblado de Quechultenango, Guerrero, la noche de este miércoles. Tras casi seis horas retenidos, el grupo de las Fuerzas Armadas y una docena de agentes ministeriales fueron liberados por los manifestantes tras llegar a un acuerdo con el jefe militar de la zona. Los militares arribaron el pasado fin de semana a este pequeño poblado localizado en el...
“¡Fuera el Gobierno!”, “No queremos que se militarice la zona”, gritaba una mujer a un grupo de militares cautivo por unos 200 habitantes del poblado de Quechultenango, Guerrero, la noche de este miércoles. Tras casi seis horas retenidos, el grupo de las Fuerzas Armadas y una docena de agentes ministeriales fueron liberados por los manifestantes tras llegar a un acuerdo con el jefe militar de la zona. Los militares arribaron el pasado fin de semana a este pequeño poblado localizado en el centro de Guerrero para realizar un operativo, sin embargo, los pobladores denunciaron que lejos de garantizar la seguridad, los elementos del Ejército mexicano irrumpieron ilegalmente en una docena de casas.
Los pobladores accedieron a liberar al grupo de las Fuerzas Armadas con la condición de que se les avisará sobre los operativos que realice el Ejército mexicano. Además, los manifestantes de esta comunidad de 36.000 habitantes exigieron la liberación del médico del pueblo, que fue detenido por presuntamente portar un arma de alto calibre. El acuerdo fue signado por el comandante de la zona militar con sede en Chilpancingo, Enrique Martínez López, y por el director general de Gobernación, Francisco Rodríguez Cisneros. En la reunión también estuvo presente el alcalde del Municipio de Quechultenango, Crisóforo García.
“Déjenos trabajar, no queremos que pasen hechos como los registrados en la comunidad de Buenavista de la Salud [municipio de Chilpancingo]”, les expresó el jefe de la 35 zona militar, Enrique Martínez López, al llegar al sitio donde tenían retenidos a los militares. Ante unos 200 manifestantes, el militar hizo alusión al enfrentamiento a tiros entre la policía de Buenavista y civiles armados, registrada el pasado 26 de enero y que dejó un saldo de, al menos, cinco muertos.
Uno de los pobladores les dijo a las autoridades que en Quechultenango es la propia ciudadanía la que realiza las tareas de seguridad. “Mejor vigilen a Chilpancingo e Iguala en donde un día hay un muerto y otro día también”, señaló. Denunció que es tan grave la inseguridad en Chilpancingo que campesinos de comunidad de Quechultenango que acuden a esta capital del Estado a vender sus productos del campo tienen que pagar una cuota diaria a la delincuencia. Después de los acuerdos, los pobladores dejaron en libertad al grupo retenido y desbloquearon la principal calle de la comunidad.
El municipio de Quechutenango es identificado como uno de los bastiones del grupo delictivo Los Ardillos. De acuerdo con los reportes de medios locales, el operativo en el que participaban tanto integrantes del Ejército como de la Guarida Nacional buscaba identificar y detener a supuestos integrantes de esta asociación delictiva que ha aumentado su presencia en municipios de La Montaña Alta y Montaña Baja del Estado. Los Ardillos han participado de algunos de los episodios más violentos del Estado de Guerrero en la última década, desde desapariciones masivas a masacres. Hasta hace un tiempo, sus acciones se explicaban como parte de una guerra con otro grupo criminal, Los Rojos, con influencia en Guerrero y Morelos.
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