La búsqueda contrarreloj de Omar Reyes, el joven perdido en el desierto de Chihuahua: “Estoy vivo, pero cansado”
El chico, de 19 años y natural de Hidalgo, mandó una petición de ayuda desesperada hace tres días. Se desorientó y separó de un grupo de migrantes con el que trataba de llegar a EE UU
Omar Reyes lleva 10 días perdido en el desierto de Chihuahua, al norte de México. Su familia, distribuida en Hidalgo y Sinaloa, lleva la cuenta por minutos. En la madrugada del 2 al 3 de noviembre, el joven, de 19 años, se desorientó y se separó de un grupo de migrantes con el que trataba de llegar a Estados Unidos desde Ciudad Juárez. Durante días no tuvieron ninguna noticia de él. Este miércoles, Reyes logró contactar por teléfono con uno de sus tíos y en una nota de voz, enviada por WhatsApp, pidió ayuda de forma desesperada: “Estoy vivo, pero cansado”. El joven afirmó en ese mensaje que la...
Omar Reyes lleva 10 días perdido en el desierto de Chihuahua, al norte de México. Su familia, distribuida en Hidalgo y Sinaloa, lleva la cuenta por minutos. En la madrugada del 2 al 3 de noviembre, el joven, de 19 años, se desorientó y se separó de un grupo de migrantes con el que trataba de llegar a Estados Unidos desde Ciudad Juárez. Durante días no tuvieron ninguna noticia de él. Este miércoles, Reyes logró contactar por teléfono con uno de sus tíos y en una nota de voz, enviada por WhatsApp, pidió ayuda de forma desesperada: “Estoy vivo, pero cansado”. El joven afirmó en ese mensaje que la comida podía durarle tres o cuatro días más. Han pasado ya dos. Desde entonces, no han logrado comunicarse de nuevo con él. Este viernes por la mañana, miembros del Ejército y del Grupo Beta de protección a migrantes se han internado en el desierto en una búsqueda contrarreloj, de momento sin éxito.
A finales de octubre, Omar Reyes decidió dejar el rancho en el que vive con sus abuelos, su madre y sus cinco hermanos en Santa María Amajac, en el municipio de San Salvador, en el Estado de Hidalgo, para irse a probar suerte al otro lado de la frontera. No es un viaje inusual, la migración es el día a día en esta región pobre del centro del país, confirma su tía Sheila Arias. De la familia, ya habían logrado cruzar uno de sus tíos, que vive cerca de Los Ángeles, en California, y varios de sus primos. Decidió que ahora era su turno de buscar una vida más fácil. El joven, fuerte y corpulento, trabajaba ayudando a sus abuelos en el campo: cargaba alpacas y apoyaba en la siembra y recogida de chiles y tomates.
Partió junto a un primo y varios paisanos hacia el norte. “Él no iba solo, porque apenas sabe leer y escribir”, cuenta Arias por teléfono a EL PAÍS. Reyes dejó la escuela muy joven tras un fuerte problema de visión que le impidió seguir estudiando. “Es un chico muy serio, muy trabajador. Es el mayor de seis hermanos, nunca conoció a su papá y su mamá tiene una discapacidad”, cuenta su tía, “ha ayudado a la familia desde pequeñito”.
El grupo llegó a Ciudad Juárez, justo en la frontera con El Paso (Texas), a principios de noviembre. Después de descansar un par de noches decidieron iniciar la caminata hasta EE UU por la zona desértica. En la madrugada, los sorprendió la patrulla fronteriza estadounidense. El grupo se dispersó para no ser atrapado. Asustado, Reyes se movió solo y finalmente se perdió. Su primo y otros compañeros trataron de encontrarlo durante tres horas en la noche. Al no lograrlo y por el miedo a ser capturados por migración siguieron el viaje dejándolo atrás. “El grupo era de unos 10, pero a Estados Unidos solo llegaron unos cuantos, los otros no sabemos dónde están. Solo tenemos seguro que Omar está solo”, refiere Arias.
A los días —su primo tardó varias jornadas en encontrarse con su tío para contar lo que había ocurrido— la voz de alarma llegó a la familia. Siguieron muchas horas de silencio, hasta este miércoles. En la nota de voz enviada, Reyes afirma que ha logrado llegar a un río y ha podido refrescarse y llenar las bandejas que llevaba para trasportar agua. “Ha debido racionarse muy bien la comida, porque su primo señala que no llevaban para tantos días”, apunta Arias. Con ayuda de su tío, el joven consigue enviarle las coordenadas en las que se encuentra. Apuntaban a una zona del desierto cercana al municipio de Ojinaga, también en Chihuahua. A más de 400 kilómetros del punto de salida en Ciudad Juárez. “Cuando validaron las coordenadas vieron que estaba solo a una hora de un pueblo, pero ya no pudieron contárselo, ni comunicarse con él de nuevo”, narra desconsolada su tía. “Queríamos decirle que estaba tan cerca”.
Desde entonces, la familia se ha movilizado de forma urgente. Han pasado más de dos días sin noticias y piensan que la comida y el agua se agota por horas. Este viernes por la mañana, el grupo Beta de protección a migrantes y el ejército se han internado en el desierto hasta las coordenadas que mandó Omar Reyes. “Ya no estaba ahí, en su desesperación debe de haberse movido”, considera Arias.
Hasta esta noche no había ningún rastro del chico. “Nos dicen que ocupan de un helicóptero, pero van a mandar un helicóptero solo por una persona”, dice y llora Arias. También están en comunicación con la Secretaria de Seguridad de Chihuahua para conseguir drones que ayuden en la búsqueda. “De nuestra parte, solo pedimos que por favor no se detenga la búsqueda ni los esfuerzos”, señala su tía: “Las siguientes 72 horas son fundamentales”.
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