Un operativo de la Guardia Nacional provoca el pánico entre la caravana migrante
Un nuevo choque, que comenzó separando a familias que viajaba juntas, se suma a la cadena de duras acciones que las autoridades mexicanas están efectuando en la frontera
Un reten de la Guardia Nacional ha provocado este sábado escenas de pánico entre las familias de migrantes que viajan hacia el norte desde la frontera con Guatemala. El encontronazo se produjo en Arriaga, uno de los últimos municipios de Chiapas antes de cruzar al estado de Oaxaca. Los agentes dieron el alto a tres camionetas con decenas de migrantes apretujados en la parte trasera. Junto a miembros del Instituto Nacional de Migracion ...
Un reten de la Guardia Nacional ha provocado este sábado escenas de pánico entre las familias de migrantes que viajan hacia el norte desde la frontera con Guatemala. El encontronazo se produjo en Arriaga, uno de los últimos municipios de Chiapas antes de cruzar al estado de Oaxaca. Los agentes dieron el alto a tres camionetas con decenas de migrantes apretujados en la parte trasera. Junto a miembros del Instituto Nacional de Migracion (INM), los militares empezaron a bajar a la fuerza a las personas que viajaban en los vehículos. Según la prensa local, las primeras detenciones provocaron incluso la separación de familias que viajaban juntas.
El choque se suma a la cadena de duras acciones que las autoridades mexicanas están efectuando en la frontera. La semana pasada, la Guardia Nacional abrió fuego contra otro contingente de migrantes cerca de la frontera matando a un ciudadano cubano. Hace dos días, otro choque comenzó con el lanzamiento de gas lacrimógeno por parte de los militares, ante lo que los migrantes respondieron con palos y piedras. El suceso se saldó con varios lesionados, entre ellos un agente de la Guardia Nacional.
En las imágenes del operativo de este sábado, se muestran los autobuses del INM donde los migrantes son transportados a las llamadas estaciones migratorias, en la práctica centros de detención de extranjeros en situación irregular. A finales de octubre, una nueva caravana de migrantes formada por alrededor de 4.000 personas salieron de Tapachula, municipio mexicano en la frontera con Guatemala, con el propósito de marchar hasta la Ciudad de México.
El grupo, formado en su mayoría por refugiados centroamericanos y haitianos, se ha ido diseminando tras la salida, avanzando por diferentes rutas, muchas veces a pie o con vehículos que acepten transportarlos, en busca de llegar a la capital para intentar tramitar un documento y regularizar su situación en el país lejos del embudo en que se ha convertido Tapachula, el mayor punto entrada en la frontera sur, donde las autoridades de migración y asilo se encuentran desbordadas por la crecida del flujo migratorio.
Nunca en la historia México había recibido a tanta gente que huye de sus países. De enero a octubre de 2021, el país ha recibido 108.195 peticiones de asilo, registro récord según datos de la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado (Comar). En los primeros 10 meses del año, el número de solicitudes se ha triplicado con respecto al mismo periodo de 2020 cuando se contabilizaron cerca de 41.000 trámites. Además, la cifra supera en un 80% el total de 171.210 migrantes que buscaron la condición de refugiados en México a lo largo del sexenio pasado, según el acumulado de 2013 a 2018 por la Secretaría de Gobernación (Segob).
Mientras cada vez más personas, principalmente del triángulo centroamericano —El Salvador, Honduras y Guatemala— aumentan las cifras del fenómeno, México y EE UU continúan negociando acciones conjuntas. Washington ha decidido impulsar un plan para invertir hasta 4.000 millones en cuatro años en la región, pero a la vez ha advertido de que la financiación queda supeditada a la lucha contra la corrupción. México, por su parte, sigue liderando un proyecto de cooperación y desarrollo auspiciado por CEPAL, el organismo económico para América Latina de la ONU, que ya cuenta con una hoja de ruta, pero apenas ha empezado a recibir la financiación necesaria.
Además de Centroamérica, en los últimos meses el foco migratorio se ha concentrado también en la comunidad haitiana. El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador enfrentó la última emergencia, una oleada de migrantes haitianos retenidos en un campamento bajo un puente que une Texas y el Estado de Coahuila. La Administración de Joe Biden comenzó el mes pasado la deportación de las cerca de 15.000 personas que lograron cruzar y que serán devueltas a otros países o acabarán en Ciudad Acuña, un municipio mexicano que corre el riesgo de convertirse en otro embudo como ya lo es Tapachula, un muro de contención para las caravanas que llegan de Centroamérica.
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