Al menos tres indígenas wixárikas desaparecidos son hallados muertos en Zacatecas
La mitad de los seis jornaleros desaparecidos hace dos semanas en su camino al trabajo son encontrados ejecutados
Con lesiones y disparos, los cadáveres de al menos la mitad de los seis indígenas wixárikas originarios de Jalisco desaparecidos hace dos semanas en Zacatecas han sido encontrados en diferentes puntos del Estado. El tercer cuerpo, perteneciente a un menor de edad, ha sido reconocido este lunes por sus familiares, lo que suma ya tres jornaleros localizados, según ha informado este martes la Fiscalía local. Los dos primeros fueron encontrados abandonados con lesiones visibles de violencia el pasado 25 de septiembre. ...
Con lesiones y disparos, los cadáveres de al menos la mitad de los seis indígenas wixárikas originarios de Jalisco desaparecidos hace dos semanas en Zacatecas han sido encontrados en diferentes puntos del Estado. El tercer cuerpo, perteneciente a un menor de edad, ha sido reconocido este lunes por sus familiares, lo que suma ya tres jornaleros localizados, según ha informado este martes la Fiscalía local. Los dos primeros fueron encontrados abandonados con lesiones visibles de violencia el pasado 25 de septiembre. No obstante, allegados a las víctimas han indicado que ya son cuatro los jornaleros encontrados sin vida tras su desaparición desde el 22 de septiembre.
Los cuatro adultos y dos menores de edad de origen wixárika o huichol salieron de Mezquitic, Jalisco, abordo de una camioneta blanca en busca de trabajo como jornaleros en la comunidad de Laguna Grande, en Monte Escobedo, Zacatecas, de acuerdo con la denuncia de la desaparición. Los seis trabajaban en una cosecha de jitomate y lechuga, en el municipio de Calera de Víctor Rosales. Cinco días después de que se dejara de tener conocimiento de su paradero, el 27 de septiembre, la Fiscalía especializada en desaparición forzada recibió el reporte por parte de familiares de las víctimas e inició “las labores de búsqueda en colaboración con las autoridades de Jalisco”, de acuerdo con un comunicado emitido este martes.
El mismo día del reporte ante la Fiscalía especializada en desaparición forzada, dos adultos fueron hallados ejecutados en la carretera estatal Monte Escobedo con dirección a Mezquitic, Jalisco, de donde eran originarios, continúa el informe. Mientras que este lunes el cuerpo de un menor de edad fue reconocido por sus familiares, luego de ser localizado el pasado 25 de septiembre en la colonia Santa Rita, en el municipio de Valparaíso. Los cuerpos presentaban lesiones visibles características de las producidas por disparos de arma de fuego y fueron hallados “en diferentes ubicaciones producto de eventos violentos diferentes”, según la Fiscalía.
Abril Wittwima Martínez, familiar de los desaparecidos, informó este martes mediante redes sociales del hallazgo de “los cuerpos de Fabián, Misael, Mario Erwin y Jonathan”. Indicó que los cadáveres de los dos últimos fueron localizados con disparos el pasado 25 de septiembre en un predio de Valparaíso. “Sin embargo nos enteramos después (jueves 30 de septiembre), y hoy (martes 5 de octubre) se reclamaron los cuerpos”, aseguró. Con huellas de tortura y colgados con una soga al cuello de un árbol, Misael y Fabián fueron localizados el 27 de septiembre, en un terreno de la cabecera municipal de Monte Escobedo, añadió. “Seguimos en busca de Luis Eduardo (menor de edad) y Jenson”, remarcó.
Sin dar más detalles, la Fiscalía indicó que “las indagatorias están abiertas y siguen su curso”. Un vocero dijo que la dependencia no cuenta con mayor información para divulgar y rechazó comentar las declaraciones de la familiar. En el comunicado, la autoridad destacó que continúa las acciones de búsqueda “con un estado de fuerza de más de 50 servidores públicos”, entre ellos, elementos de la Secretaría de la Defensa, de la Guardia Nacional y de la Policía Estatal.
Los secuestros de indígenas se han incrementado en los últimos años en las comunidades de la Sierra Madre Occidental. La disputa territorial entre los cárteles de la delincuencia organizada ha convertido en rehenes de guerra a los habitantes de los municipios de Durango, Zacatecas, Nayarit y el norte de Jalisco. Durante años han sido forzados a participar de la siembra de amapola —que ha declinado con la caída del mercado del opio—, y en la economía de la extorsión, pero ahora también se les “invita” directamente a sumarse a las filas de los carteles en disputa, como han denunciado comunidades del municipio de Mezquital (donde habitan indígenas tepehuanos, coras, mexicaneros y wixárikas).
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